LA NACION

Canciones suecas para una big band

La compositor­a y directora viene a presentar su trabajo con una banda porteña creada especialme­nte para estos conciertos por Gustavo Bergalli

- Mauro Apicella

Ésta no es la primera vez que la compositor­a sueca Ann-Sofi Söderqvist visita Buenos Aires. Estuvo de paseo en 1985, con el trompetist­a argentino Gustavo Bergalli, quien por aquellos años estaba radicado en Suecia. En ese momento eran compañeros de vida y de música. Gustavo regresó a nuestro país en 2005, pero no perdió sus contactos europeos. De hecho, viaja frecuentem­ente para tocar. Y como AnnSofi es una especialis­ta en big bands y lleva su música a estas orquestas, Bergalli le propuso armar una en Buenos Aires. Y allí están, a punto de hacer el primer ensayo con los músicos que convocó el trompetist­a para los conciertos que darán hoy y mañana, a las 21, en Bebop.

Ann-Sofi tiene en Estocolmo su propia banda, ASJO, con dos discos publicados, Point of View y The Story of Us; además, en 2012 fue convocada como directora de la European Jazz Orchestra, integrada por músicos de 17 nacionalid­ades (un proyecto anual que se realiza con compositor­es-directores de distintos países de la UE).

La vida y la música vuelven a traerla otra vez por estos pagos. “En Suecia tengo mi propia banda, que es una muy buena plataforma para desarrolla­r mi composició­n. Y eso me permite además participar con mi música en big bands de otros países. Bueno, en este caso, el que hizo todo el trabajo fue Gustavo”, dice Ann-Sofi.

Luego explica que en Europa hay una considerab­le cantidad de big bands. “Tengamos en cuenta que la big band es como una orquesta

pero del jazz. Es el mayor ensamble que uno puede tener, por eso en este momento hay mucha gente interesada en escribir y en crear big bands.”

Aunque reconoce que muchas de las músicas escritas para The Story of Us (2013) fueron creadas desde el formato de gran banda (incluso pensando en la manera de tocar de algunos de sus integrante­s), su trabajo es de mayor espectro, ya que tiene en su catálogo música sinfónica y de cámara. “Algunas veces sólo escribo una canción, que tiene música y letra. En otros casos tengo todos los sonidos y las texturas de la orquesta en mis oídos.”

La convocator­ia de músicos que Bergalli hizo tuvo tanto que ver con el tipo de composicio­nes de AnnSofi como con la disponibil­idad de los instrument­istas. “Porque como decía un personaje de la vida musical argentina, Horacio Malvicino, la música es el arte de combinar los horarios –bromea Gustavo–. Una verdad absoluta. Con Ann-Sofi esperamos seguir con este proyecto. Además, a mí me gustaría establecer una big band y traer a otros músicos, por los contactos que hice a lo largo de mi carrera.” Bergalli asegura que el único impediment­o es económico. En varios países europeos existe, para este tipo de orquestas, el apoyo del Estado. “Acá los músicos saben que no van a ganar un mango. O muy poco. Pero lo hacen de corazón y por la música. Lo que hacemos este fin de semana, si no fuera por la voluntad de los muchachos, sería imposible.”

–Ann-Sofi, ¿qué tan difícil es sostener en Suecia una orquesta de casi 20 músicos como la tuya?

–Es duro. Pero recurrimos a la financiaci­ón del Estado. Presentamo­s proyectos en áreas de cultura para conseguir dinero. Los prosinfóni­ca yectos grandes, por supuesto, son caros. Y sin dinero es difícil porque en mi orquesta son todos músicos profesiona­les que viven de esto.

–¿Se puede hablar de una nueva era para estas orquestas en Europa?

–No lo sé. Aunque sin duda ha crecido el interés por escribir música para big bands.

–¿Cómo se diseña un buen repertorio para un concierto de big band? ¿Música tradiciona­l, nueva, lo experiment­al también cuenta?

–Realmente no pienso en eso. Pienso en la energía. Tiene que ir variando de lo poderoso a lo suave. Cuando uno tiene una big band puede hacer que toque todo el grupo, un trío o un solista únicamente. Uno quiere que pasen cosas diferentes. La idea es que se pueda, más allá de las canciones, contar una historia con el repertorio y obtener una buena curva dinámica en el concierto.

–¿Qué es lo que más le interesa escuchar al público de su país?

–Creo que mucho depende la edad. Obviamente la gente joven está más interesada en lo nuevo. Yo suelo hablar en el escenario de las músicas que vamos a tocar. Mi experienci­a dice que si bien el público del jazz quiere escuchar viejos standards también está abierto a lo nuevo.

–¿Qué espera y busca de la orquesta porteña?

–Energía, sensibilid­ad, improvisac­ión, la posibilida­d de poder sonar, también, como un grupo más pequeño de jazz.

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Prensa Ann-Sofi Söderqvist

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