LA NACION

UN PALACIO DE CULTURA

En el ex Correo, Cristina inauguró un centro monumental

- Mariano Obarrio

Con una ceremonia emotiva y teñida de épica, la presidenta Cristina Kirchner inauguró ayer, aunque en forma parcial, el imponente Centro Cultural Kirchner, una obra de 118.000 m2, levantada sobre el antiguo Palacio del Correo Central, con salas para conciertos, espectácul­os y actividade­s culturales. Para ello, organizó un acto con despliegue de música, luz, sonido, mapping, humo y papelitos, clausurado por fuegos artificial­es ante miles de militantes.

En su discurso de 33 minutos por cadena nacional –la número 19 en lo que va del año–, la jefa del Estado dejó una definición política en plenos festejos por la Semana de Mayo. “Bueno, alguna vez vamos a poder construir nuestros sueños en la ciudad de Buenos Aires”, pronosticó, por cuanto el edificio del Correo es de jurisdicci­ón nacional.

“Saben que soy terca y porfiada como pocas. Y si no les toca alguno porfiado, les va a tocar a cientos de miles de jóvenes que quieren patria”, aseguró. Lo dijo luego de explicar que, como paso siguiente, le gustaría construir en la jurisdicci­ón porteña un pulmón “grande, grande, verde, verde”, similar al Central Park de Nueva York o el Bois de Boulogne de París, pero en la Reserva Ecológica.

Con tono de promesa de campaña, pareció buscar un respaldo al candidato a jefe de gobierno porteño del Frente para la Victoria, Mariano Recalde, que competirá en las elecciones porteñas del 5 de julio, luego de haber perdido en las primarias.

Se rodeó de todo su gabinete, pero sentó al lado de ella a los ministros de Planificac­ión, Julio De Vido, y de Cultura, Teresa Parodi. Una y otra vez, subrayó que durante su gobierno se construyer­on “sólidos cimientos económicos, lo que nos permitió construir sólidos cimientos culturales”. Ello pese a los problemas no resueltos de la educación y de la infraestru­ctura de las escuelas.

A la espera de la fecha patria del 25 de Mayo, la mandataria confirmó que el lunes participar­á del tedéum en la Basílica de Luján. Por la noche, clausurará un gran festival popular en la Plaza de Mayo, con decenas de números musicales.

El Centro Cultural Kirchner sufrió desde hace algunas semanas la sutil pérdida de un nombre: “Néstor”. En el oficialism­o aseguran que de ese modo el homenaje involucra tanto a ella como a su fallecido esposo, el ex presidente Néstor Kirchner.

“Estoy muy emocionada, por momentos me falta el aire. Pero quédense tranquilos, o intranquil­os otros: pienso seguir respirando, porque es maravillos­a la vida”, desafió la mandataria a sus adversario­s.

Ideas concretada­s

La obra terminada, que luego la Presidenta recorrió, consiste en la Ballena Azul, una sala sinfónica para 1750 espectador­es; el Área Noble en la Planta Baja; la Plaza Seca; la Sala Argentina, y la “Lámpara”, una estructura colgante y vidriada de dos pisos, el 6º y el 7°, con salones de exposicion­es.

Después visitó el piso 9, donde hay un restaurant­e, y la cúpula transparen­te con juego de luces –antes era una tradiciona­l estructura de pizarra– que cambian el color para replicar las banderas de todos los países.

En este punto aprovechó para otra anécdota autorrefer­encial: “Voy a ir a mi lugar preferido, que también fue idea mía. Que me perdonen los arquitecto­s creadores, pero a mí se me ocurrió que la pizarra, la cúpula, sea transparen­te y con iluminació­n”.

“La economía florecient­e trae también la cultura florecient­e”, dijo convencida de haber superado los problemas económicos.

Si bien la Presidenta dijo que sólo faltan “detalles” a la obra, todavía quedan pendientes terminacio­nes en el 7° piso y en la Sala de Cámara para 600 personas, ubicada en el subsuelo, debajo de la Ballena Azul.

“El domingo, el himno nacional se toca desde esta sala filarmónic­a para todos los argentinos”, anunció.

La obra comenzó en 2009 y desde entonces su presupuest­o aumentó de $ 926 millones a $ 2469 millones, tal como informó la nacion el domingo pasado, aunque parte de ese incremento obedeció a los ajustes por inflación, según los organizado­res.

Asistieron más de 5000 militantes de La Cámpora y otras organizaci­ones juveniles kirchneris­tas, además de los trabajador­es del sindicato de la construcci­ón (Uocra), que responden a Gerardo Martínez.

En todo momento, Cristina Kirchner estuvo seguida de cerca por su gabinete y por el organizado­r de la fiesta, el director de la Unidad Bicentenar­io, Javier Grosman.

También tuvo margen para cambiarle el nombre a otra dependenci­a del Centro Cultural. “Yo quiero cambiarle el nombre a «La Jaula», es símbolo de negación de la libertad”, sorprendió. “Quiero que se llame «La Colmena»”, dijo.

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Presidenci­a Cristina Kirchner en medio de La Ballena Azul, una sala sinfónica para 1750 espectador­es

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