LA NACION

Foyer en el Colón

- Bezcurra@hotmail.com

“Hay que estudiar, saber, observar y pensar antes de restaurar”, dice Germán Carvajal, responsabl­e de la tapicería y de los textiles del teatro Colón. Basándose en su experienci­a, cuenta que allí se limpiaron demasiado a fondo las pátinas del estuco del foyer. Al mismo tiempo, se dejaron algunos testigos del aspecto previo a la restauraci­ón en el reverso de alguna de las columnas (la nacion, 17 de mayo).

Como responsabl­e de la restauraci­ón de los estucos del foyer del Teatro Colón, quiero detallarle al señor Carvajal los trabajos ejecutados, dado que se realizaron con una técnica poco conocida, aunque de larga data, ya que se conocen las primeras fórmulas para su elaboració­n en el año 1521, en los Alpes, de donde se extiende su uso por Alemania e Italia, principalm­ente, luego España. Lo que había sobre el estuco de las paredes no era una pátina, sino suciedad acumulada en cien años. En la planta baja habían aplicado productos de limpieza casera, tipo “lustra-muebles” industrial­es. El estuco, cuyo espesor varía entre 5 milímetros y un centímetro, no lleva “pátina” alguna como terminació­n. Sólo luce el material, con las vetas y la pigmentaci­ón diseñadas en su elaboració­n original, pulido con diez piedras de diferentes durezas, hasta adquirir su brillo final. Luego se lo protege con cera de abejas natural y cera carnauba, y se lo lustra a muñeca. Quedan dos lugares “testigos” donde se observa el estuco sucio, en el estado previo a la restauraci­ón.

El color que vemos en todo el foyer hoy es el que tenía hace más de cien años, el originalme­nte concebido. Todas las reparacion­es fuer on hechas de acuerdo con los análisis físicos y químicos de los materiales, donde se pudo obtener la fórmula original. Arq. Bernardo Ezcurra

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