Sólo el príncipe Al Hussein le disputará el poder a Blatter
A una semana de las elecciones en la FIFA se retiraron Figo y Van Praag; Al Hussein, el único opositor
“Vi gente que un día comparó a los líderes de la FIFA con el diablo y al siguiente los comparó con Jesús. No me lo contó nadie. Lo vi con mis propios ojos” Luis figo
Había demasiados jugadores en la cancha para una historia que tiene tantas voluntades sitiadas. El presidente de la asociación holandesa de fútbol, Michael van Praag, y el ex futbolista portugués Luis Figo retiraron ayer sus candidaturas a la presidencia de la FIFA, y la disputa quedó limitada al actual titular, el suizo Joseph Blatter, y al príncipe jordano Ali Bin Al Hussein, vicepresidente de la confederación asiática.
Decir disputa es un formalismo. Todos dan por sentado que Blatter, a los 79 años, tiene asegurados los votos necesarios para acceder a su quinto mandato seguido el viernes de la semana próxima, lo que le permitiría sumar más de dos décadas de poder en el fútbol mundial.
“El proceso electoral es todo menos una elección. No cuenten conmigo –se quejó Figo según DPA–. Esto es un plebiscito de entrega del poder absoluto a un solo hombre. Mantengo mi convicción de participar en una regeneración de la FIFA, pero estaré disponible cuando me demuestren que no vivimos en una dictadura. En los últimos meses fui testigo de sucesivos incidentes que deberían avergonzar a todo aquel que desee un fútbol libre, limpio y democrático.”
Van Praag, tras bajarse de la candidatura, hizo público su apoyo a Al Hussein. “La FIFA tiene que cambiar y eso es imposible bajo el mandato actual, que está constantemente bajo sospecha de conflictos de interés, nepotismo y corrupción”, señaló el holandés. En tanto, el príncipe jordano agradeció: “Estoy encantado de que Michael me apoye ahora y también el viernes próximo durante la elección”. Y para dejar en claro que la oposición plantea
un ataque en bloque recordó: “Platini jugó un gran papel para unirnos”.
¿Debería estar preocupado Blatter? Para nada. En marzo pasado se jactó de tener la elección ganada: “No hago campaña. He cumplido 40 años en la FIFA y durante 17 he sido presidente. Éste es mi programa de gobierno”. Ni siquiera presentó plataforma política, algo que sus adversarios señalaron como un ardid para evitar el debate, donde podría dejar flancos descubiertos.
Cómo sentirse incomodado ahora si desde 2001 soporta acusaciones de abuso de poder, corrupción y fraude financiero. Hasta su secretario Michel Zen Ruffinen presentó, en 2002, documentos que intentaban probar la quiebra fraudulenta de ISL, la empresa que manejaba los derechos de marketing y de gestión de la FIFA. Salió adelante de la crisis más dura que se recuerde y siempre encontró el respaldo
necesario para sostenerse. Generó un fondo de reserva de 1500 millones de dólares y la FIFA tuvo ingresos por 5000 millones sólo por la Copa del Mundo de 2014.
Los números son una explicación suficiente para entender tanto juego de poder... y tanta seguridad de Blatter al asumir el desafío. El suizo ganó las elecciones de 1998, en una transición acordada con João Havelange. Venció al sueco Lennart Johansson. Pero después nadie llegó a molestarlo. En el intento fracasó Issa Hayatou (Camerún), en 2002, que decía tener las adhesiones de todos los países de África, pero perdió por 139 votos a 56.
Nadie se animó a desafiarlo en 2007, y lo de 2011 fue una maniobra política enrevesada que prolongó su mandato. Primero prometió que se retiraría de la FIFA en 2015 para asegurarse votos. Luego, entre acusaciones y autodenuncias, consiguió
que la Comisión de Ética suspendiera a su rival, Mohamed Bin Hammam (Qatar), por pagar sobornos con 25 sobres de 40.000 dólares.
Blatter llega muy tranquilo a otra elección y ya casi nadie recuerda su promesa de retirarse a los 79 años.
La FIFA nació en 1904. En los primeros 70 años hubo seis presidentes. En los siguientes 41, apenas dos.
La última vez que más de dos candidatos se presentaron en una elección fue en 1961, cuando el británico Stanley Rous venció al yugoslavo Mihailo Andrejevic y al suizo Ernst Thommen.
Dejaban de ser tiempos románticos. Stanley Rous firmó el primer contrato para transmitir partidos de los mundiales por televisión. Hasta entonces, los ingresos de la FIFA dependían en buena parte de la venta de entradas del Mundial. Havelange sucedió a Rous en 1974, en los comienzos de la globalización por la TV. Empezó a construir un imperio multinacional. Ese que después le cedió a Blatter. Una mesa muy chica para semejante negocio y poder.