Euforia y reserva
los futbolistas recorrieron las calles, y el dt sampaoli eligió una pizzería en familia
SANTIAGO, Chile.– Como se realiza una ofrenda en un ritual, Claudio Bravo posó la Copa América frente a Michelle Bachelet y todos, incluyendo la presidenta, saltaron como si estuvieran aún en el palco del estadio. Llevaban recién dos horas de sueño cumplido y los muchachos de Jorge Sampaoli recibían el trato de héroes en el Palacio de La Moneda y preparaban su salida al balcón para saludar al pueblo, un gesto reservado para muy pocos en la historia de Chile. Solo faltaba uno: Jorge Sampaoli.
El DT argentino que llevó a la Roja a conseguir el más grande logro futbolístico en su historia estaba a esa misma hora junto a su familia en Brunapoli, una pequeña pizzería de La Dehesa, barrio alto de Santiago, sacándose fotos de muy buena gana con quien se lo pidiera y firmando camisetas. Al menos cuatro aparecieron después en los Instagram de quienes las consiguieron. Verónica Ulloa fue una de ellas. Contó que había una mesa larga reservada y que nunca imaginó que fuese para Sampaoli. Al llegar él todavía con su buzo de entrenador, los comensales lo ovacionaron de pie. Iba con su novia chilena, con su hija, su hijo –conocidos por el spot de un banco en el que aparecieron en el último mes– y con otras diez personas. Afuera, los vecinos comenzaron a reunirse para mirar por la ventana. “Francesco, el dueño de la pizzería, les llevó prosecco a la mesa para brindar y después tocaron el We are the champions. Todos le cantaron”, dijo Verónica, que fue al estadio y además tuvo la fortuna de encontrarse con el artífice de una jornada épica.
¿Por qué Sampaoli no fue a La Moneda? Allá no tocaron el himno de Queen, pero sí había una tarima en la Plaza de la Constitución y miles de personas esperando glorificar a los ídolos, que llegaron en un ómnibus descapotable circulando entre la multitud. Nada más lejano de cómo celebra Don Sampa, como lo llaman en Chile. Acá cultivó siempre el bajo perfil y no porque le moleste aparecer en los medios o ser conocido, sino porque es muy tímido y porque para él la humildad y el respeto son leyes.
Esas normas de vida trató de traspasárselas a sus jugadores tanto como pudo, incluyendo a Arturo Vidal y a Gonzalo Jara después de sus bochornos en pleno torneo –choque en la Ferrari y el dedo a Cavani–. “Mi conducción es convencerlos y no tomar decisiones dictatoriales”, explicó tras la final, aunque esa filosofía no la inventó él tampoco. Es parte del legado de Marcelo Bielsa, que marcó hondo el fútbol chileno. Una de sus frases era: “Para conseguir el éxito, es necesario el sufrimiento y la humildad”. Chile conocía bien el sufrimiento, pero no siempre era humilde.
Fue por respeto a la Argentina y a sus compatriotas que Sampaoli celebró la Copa América como un logro deportivo en el estadio y como una alegría familiar en un restaurante. Él pidió a su equipo y a sus futbolistas que lo comprendieran. Además, aparecer en la casa de gobierno habría sido como sumarse al bullying que a esa hora sufrían Higuaín y Messi en todo el mundo. También habría significado ceñirse a cierto protocolo que lo iba a incomodar, porque Bachelet no goza de su mejor popularidad y ya ha ocurrido antes que la ciudadanía evalúa mal las escenas forzadas que mezclan deporte y política. Sin ir muy lejos, a Sebastián Piñera le pasó dos veces mientras estuvo Bielsa.
El técnico siempre dijo que las puertas para una posible partida se abrían después de este campeonato y no antes. Ayer mismo el diario español Marca lo dio con un pie afuera de la selección chilena. Sin embargo, y pese a que su más probable destino sea un club de Europa –es una de sus metas profesionales y seguiría los pasos de Bielsa, su mentor–, él no ha querido cerrar el proceso en Santiago, porque le quedan tres desafíos inmediatos: la Copa América Centenario el 2016, la clasificatoria al Mundial de Rusia, que parte en octubre, y la Copa Confederaciones de 2017, que Chile disputará por primera vez en la historia.
Ayer había mucha inquietud con el titular de Marca. Todos, desde hinchas hasta periodistas, quisieron hablar con él y saber qué sucederá, pero Sampaoli repitió lo de la noche anterior, que ya llegará la hora de ver eso y que por ahora lo dejen disfrutar este momento. Descansó hasta la tarde, cuando en Santiago empezaba a llover por primera vez en el invierno más seco de los últimos 50 años.