El Santander espera que el próximo gobierno haga cambios en la economía
La inflación y la falta de acceso a los mercados son algunos de los problemas, en la visión del banco español
MADRID.– “Aspiramos a que el ciclo económico en la Argentina vaya mejor. Confiamos en que el país crezca y que ese crecimiento sea más sostenible de lo que ha sido en el pasado. Es importante tener varios años de crecimiento para que los beneficios lleguen a más personas”, afirmó ayer la presidenta del grupo Santander, Ana Botín, la única española en el ranking Forbes de las 100 mujeres más poderosas del mundo. La alusión a la Argentina, escueta y cuidadosa, llegó sólo a partir de una pregunta de la prensa en el marco del XiV Encuentro Santander- América latina, que se desarrolla en esta ciudad.
Se entiende: la atención de la banquera más importante del planeta se centra en estos momentos en el proceso de cambio en el que embarcó al Santander como sucesora de su padre, Emilio Botín, que murió en septiembre pasado; en la crítica situación económica de Grecia, que tiene en vilo a toda la Unión Europea ( ver aparte), y en la expansión del banco en toda América latina, donde Brasil y México son los mercados más atractivos.
Algo más elocuente, Alejandra Kindelán, directora de Estudios y public policy del Santander, explicó: “En la Argentina estamos expectantes con el cambio político que vendrá luego de las elecciones. El diagnóstico [ económico] es claro y sería bueno ver la voluntad de los nuevos gobernantes para encararlo. Por ejemplo, tienen una inflación muy alta y no hay acceso a los mercados internacionales”. Cuando se le señaló que podría ganar el candidato oficialista, Kindelán dijo que, más allá de eso, “Cristina Kirchner ya no puede volver a presentarse”, y que eso ya representa un cambio.
Al hacer su evaluación sobre América latina, Ana Botín advirtió que los países de la región atraviesan coyunturas complicadas, que tendrán que corregirse, pero rescató que en los últimos diez años “ha habido enormes avances”. Según la banquera, “una de las cosas más importantes en un país es el avance en las instituciones. La base del progreso es la institucionalidad, dar confianza; esto atrae la inversión extranjera y también la de los empresarios locales. El crecimiento en la región está siendo bastante desigual, pero lo que vemos es que, con sus altas y bajas, todos los países tienden hacia un crecimiento”.
“Todos los países tienen sus ciclos. Lo importante es que se continúe con las reformas que ayuden a competir mejor. Espero que tengamos un período corto de ajuste”, se esperanzó la número uno del Santander, que en América latina cuenta con 50 millones de clientes, que representan la mitad del negocio global, a los que atienden 85.000 empleados en 7500 oficinas. “Somos un banco medio latinoamericano, medio europeo”, definió.
Por su parte, Kindelán consideró que la etapa de gran bonanza de 2003 a 2012, de inflación moderada y avances sociales, “quedó atrás. América latina atraviesa una fase de crecimiento modesto, y en ello inciden factores externos ( condiciones financieras algo más adversas, menos crédito, algo más de volatilidad en los mercados y depreciación de divisas) e internos ( restricciones de la oferta y un menor margen para políticas expansivas)”.
Para la economista, “la buena noticia es que algunos países están haciendo reformas y sentando las bases para crecer más en el futuro. Se prevé una recuperación desde 2016. La base de partida es mejor porque en las últimas décadas la región redujo mucho sus tasas de pobreza y avanzaron las clases medias”. Según sus proyecciones, América latina crecerá 0,9% promedio este año y 2% en 2016.
A partir de este contexto, Kindelán identificó una serie de “retos” y “márgenes de mejora”: entre los primeros, “las tasas de inflación altas y los déficits fiscal y corriente, que han aumentado y se deben ajustar”; entre los segundos, “la flexibilización de los mercados laborales, la reducción de la economía informal, los incentivos a la inversión y las reformas educativas”.