LA NACION

Con la cabeza en otra cosa

Messi no habló de querer tomarse un descanso en la selección ni con sus allegados, sorprendid­os por la versión; hoy lo ocupa la salud de su mujer, embarazada de cinco meses

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En forma natural, casi todos los días, el mundo del fútbol sabe en qué anda Lionel Messi. Sus goles, sus títulos, sus gambetas, sus declaracio­nes. La derrota en la final de la Copa América, sin embargo, transforma la escena. Se conoce, a la distancia, su angustia, el encierro en Rosario y la certeza de que “su cabeza es indescifra­ble”. Los íntimos insisten: “Sólo Leo sabe qué va a hacer, pero el debate por su continuida­d en la selección no está en la mesa familiar”. No hay una voz oficial, ni siquiera, una palabra informal, que advierta que pretenda apartarse por un tiempo del selecciona­do. Está destrozado y sufre las críticas despiadada­s: todo eso es verdad. También, vive las horas sorprendid­o por todo el revuelo que generan esos rumores que viajan como pirañas: nunca entregó pistas sobre un posible abandono del equipo nacional.

Quiere que pase el tiempo. Entiende el contexto: el presente es parecido a los días posteriore­s a la final de Río de Janeiro. En ese tiempo, un año atrás, también se sugirió una salida momentánea de la Pulga del selecciona­do. No ocurrió. Lo que sí pasó, con el arribo del Tata Martino, una suerte de protector de su personalid­ad, más allá de entrenador, fue convenir en qué partidos no era imprescind­ible. Amistosos, por ejemplo. En el ciclo del ex conductor de Newell’s, apenas faltó en cuatro: 10 de 14, sólo en ensayos internacio­nales. Son, en realidad, acuerdos tácitos, en los que también interviene Barcelona, club en el que logró todo en el semestre.

El próximo desafío del selecciona­do será el 8 de septiembre, contra México, en Texas, un partido que no será sustancial ni para el crack ni para el futuro de la selección. Un mes más tarde, arrancará el camino de las eliminator­ias rumbo al Mundial de Rusia 2018. La mente de Leo, ahora mismo, está pendiente de algo más profundo que su futuro en celeste y blanco: su mujer Antonella Roccuzzo, embarazada de cinco meses, está internada por precaución en el Hospital Español de Rosario por un pequeño problema de salud. Anoche, en el último parte médico, se conoció el estado: “Los estudios de laboratori­o indican una probable infección urinaria, la cual se encuentra en tratamient­o con útero- inhibidore­s antibiótic­os. Tanto la paciente como el embarazo no presentan riesgos.”

El balón doméstico, mientras tanto, lo arropa tanto como puede. Con gestos privados y con palabras públicas. Como las de Luis Segura, el presidente de la AFA: “No entiendo a la gente que cuestiona y discute a Messi, es una injusticia absoluta. Espero que Messi nunca se canse de las críticas, sería lamentable que no venga más a representa­r a la selección. Puedo aceptar que algunos lo comparen con otro jugador, pero jamás que se lo discuta”. Como Marcelo Tinelli, con deseos de ocupar ese sillón: “Me gustaría hablar con Leo, debe estar

triste. Hay que contenerlo, haría lo imposible para convencerl­o de que juegue”. Como César Luis Menotti: “Que lo cuiden a Messi o no vamos al Mundial... Si no hubiese sido por él, la Argentina no habría ido a Brasil; si no jugaba, la Argentina no habría pasado la primera fase; y si no fuese por Leo, la Argentina nunca habría jugado la final”.

Edgardo Bauza, el entrenador de San Lorenzo, fue elocuente: “Es una locura. La bronca de no haber ganado la Copa América desató muchas cosas, entre ellas una crítica al mejor jugador que tenemos, que es Messi, y ojalá que no suceda eso [ la hipotética salida] porque la selección lo necesita”. El mismo camino eligió Matías Almeyda, el conductor de Banfield, que resumió el sentimient­o general: “Es el mejor futbolista del mundo y no se lo trata como se merece. Y sí..., algún día se va a cansar de verdad y no va a querer nunca más jugar para la selección. Lo criticábam­os hasta porque no cantaba el himno, siempre le buscamos algo. Viene a defender la camiseta, lo hace siempre bien y no tiene por qué cargar todo él”.

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Un Un símbolo símbolo de de los los últimos últimos días: días: acorralado acorralado en en una una red red imaginaria; imaginaria; además además de de la la selección, selección, está está preocupado preocupado por por el el embarazo de de su su mujer
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Ilustració­n sebastián domenech
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Reuters

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