LA NACION

La “generación Bataclan” desafía a EI y sale a las calles

Con el lema “Je suis en terrasse”, los jóvenes parisinos volvieron a poblar bares y terrazas tras los atentados

- Álex Vicente

PARÍS.– Tuvieron la mala suerte de encontrars­e en los distritos más jóvenes y festivos de la rive droite parisina, la orilla derecha del Sena, tan distinta de la gauche, la izquierda. Las víctimas de los atentados pasaron la noche del viernes en locales y terrazas de estos barrios entre burgueses y bohemios, poblados por jóvenes profesiona­les, estudiante­s de letras, hipsters veganos, viejos proletario­s e hijos de inmigrante­s, viviendo en una armonía casi perfecta, aunque más parecida a la convivenci­a pacífica que a un verdadero crisol de razas.

Constituye­n la “generación Bataclan”, como los acaba de bautizar el diario Libération. De ella formaban parte muchas de las víctimas, pero también los supervivie­ntes, cuyo reto consistirá ahora en seguir comportánd­ose, pese al difícil momento que vive la ciudad, como “neuróticos parlanchin­es, algo alcohólico­s, obsesos sexuales y vagamente cultivados”, como ironizó el periódico.

Quienes salieron ilesos sienten que les podría haber tocado a sus conocidos o incluso a ellos mismos. Lo confirma Baptiste, periodista de 31 años. “Cuando veo las fotos de los fallecidos, me digo que podrían ser mis amigos –sostiene–. Es la primera vez que me siento apuntado, porque atacaron lugares que forman parte de mi vida social en París.”

La elección no fue casual. En el mensaje con el que reivindicó los atentados, Estado Islámico aseguraba haber escogido esos lugares “minuciosam­ente”, con el objetivo de atacar “la capital de las abominacio­nes y la perversión”.

Posicionán­dose contra ese mensaje, los jóvenes parisinos vuelven a ocupar estos días los cafés, bares y bistrós de la capital francesa, como si fuera casi un acto de resistenci­a. Particular­mente, en los distritos 10 y 11, donde se encontraba­n los lugares asaltados: los bares Le Petit Cambodge, Le Carillon, La Belle Équipe y Bonne Bière, además de la sala Bataclan.

En enero, tras los atentados en Charlie Hebdo, un lema solidario brotó por todo el mundo: “Je suis Charlie”. Desde los atentados del viernes en París, muchos se sirven de un mensaje distinto que estos días se multiplica en las redes sociales en señal de apoyo: “Je suis en terrasse” (“Estoy en la terraza”).

Si beber y fumar constituye­n la infracción, los parisinos están dispuestos a reincidir. En la noche del lunes, las terrazas abiertas en esos barrios no abundaban, pero estaban llenas. A las nueve en punto, pese a la lluvia intermiten­te, no quedaba una sola mesa libre en Chez Prune, uno de los bares más concurrido­s del canal Saint-Martin, centro neurálgico de la vida nocturna en el décimo distrito. “La terraza está llena desde el mismo sábado”, confirma Adrien, de 25 años, camarero en el local, uno de los pocos que no cerraron ese día pese a encontrars­e a 300 metros de Le Carillon.

“Yo no quería trabajar, por respeto a quienes murieron. Hasta que mi jefe nos dijo que si no abríamos, EI habría ganado.”

En la terraza, la pareja formada por Charles y Caterina, realizador audiovisua­l y responsabl­e de atención al cliente, de 26 y 24 años, respectiva­mente, sorben una copa de tinto. “Rechazamos convertirn­os en lo que ellos quieren. Seguimos adelante con nuestras vidas, haciendo lo mismo que antes de los atentados –responden a dos voces–. Hay que estar locos para no tener miedo. Pero uno debe hacer algo positivo con ese miedo. Por eso estamos aquí.”

Juventud dorada pero pobre

Al final del canal, en la frontera con el distrito 11, se encuentra el Bataclan. La mayoría de las terrazas están cerradas, excepto la de Le Baromètre, situado a 100 metros de la sala de conciertos. A las 11 de la noche, dos amigos, Adrien y Sarah, apuran sus cervezas. Ambos tienen 28 años. Él es músico y ella está desemplead­a. “No podemos encerrarno­s en casa. Seguiremos escuchando música, bebiendo y fumando, por mucho que les moleste”, dice él. “El sábado caminé por el barrio. Cuando vi las terrazas llenas, me sentí bien”, confiesa ella.

La socióloga Cécile Van de Velde, profesora de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales y especialis­ta en juventud, comparte su análisis de este grupo social. “Se trata de una juventud francesa favorecida, pese a no ser hijos de aristócrat­as. Ganan poco y, a menudo, tienen que pedir ayuda a sus padres para pagar el alquiler, pero tienen trabajos creativos que les gustan, de lo cual se enorgullec­en. Cuentan con un gran capital cultural y están diplomados, además de ser abiertos en términos de valores y favorables a la inmigració­n”, explica.

“La suya es una postura de resistenci­a, que se apoya en el principio de la movilizaci­ón en común. Se trata de una manera de sentirse menos solo cuando uno siente miedo –afirma–. En el fondo, esos jóvenes están quebrantad­os. Saben muy bien que iban a por ellos.”

¿Qué pretendía EI atacando a esa juventud dorada con la cuenta en números rojos? El historiado­r Pierre-Jean Luizard, especialis­ta en Medio Oriente, también se ha sumado al debate. “El blanco elegido, los hinchas de fútbol y la juventud “bobo” [bohemia y burguesa] de los barrios del este de París, no ha sido escogido por casualidad”, ha dicho en una entrevista a Mediapart. “Se trata de una manera de atacar la juventud más tolerante con el islam. Eso es lo que EI quiere romper, empujando a la sociedad francesa al repliegue identitari­o y el miedo al otro.” © El País, SL

 ?? Guillaume hOrcajuelO/efe ?? Caras tristes en la Sorbona
Guillaume hOrcajuelO/efe Caras tristes en la Sorbona
 ?? Miguel medina/afP ?? Velas y muchos jóvenes en el Bataclan
Miguel medina/afP Velas y muchos jóvenes en el Bataclan
 ?? Daniel OchOa de Olza/aP ?? Lágrimas en el memorial en el teatro Bataclan
Daniel OchOa de Olza/aP Lágrimas en el memorial en el teatro Bataclan

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