LA NACION

En Medio Oriente cuestionan la doble moral de Occidente

Críticas y desilusión por la poca atención que se les da a los ataques en la región

- Susannah George

BAGDAD.– Pocas horas después de los atentados en París la semana pasada, mientras la indignació­n y la simpatía inundaban sus redes sociales y llenaban las ondas de radio, Ali al-Makhzomy, residente de Bagdad, actualizó su foto de portada en Facebook para que se leyera “solidarida­d”. Sus amigos se sorprendie­ron.

“Todos se preguntaba­n: ¿por qué estás posteando acerca de París y no sobre los ataques diarios en Bagdad?”, dijo el recién graduado de la escuela de leyes. “Muchos de mis amigos dijeron: «Está bien, ¿así que te preocupas más por ellos que por nosotros?»”.

Sin quererlo, había azuzado la frustració­n en Irak, Líbano y Siria por lo que muchos ven como una doble moral: el mundo se une en indignació­n y simpatía cuando el grupo Estado Islámico mata occidental­es, pero pone poca atención a las atrocidade­s casi diarias que suceden en Medio Oriente.

El día anterior a los ataques en París, dos kamikazes arremetier­on contra un suburbio del sur de Beirut, donde mataron a 43 personas, y el viernes otro agresor suicida atacó un funeral en Irak, en el que asesinó por lo menos a 21. La autoría de ambos ataques fue reclamada por el grupo EI y reportada por la mayoría de los principale­s medios de comunicaci­ón, pero generó poco interés fuera de la región, donde la agitación de los últimos años ha hecho que tales eventos parezcan un triste hecho normal.

Bagdad ha visto ataques casi todos los días en años recientes, principalm­ente contra las fuerzas de seguridad y la mayoría chiita en el país. Las bombas dejaron más de 90 civiles muertos al mes en promedio el año pasado, de acuerdo con Irak Body Count, un grupo con sede en Gran Bretaña que documenta las muertes civiles en Irak.

La guerra civil en la vecina Siria ha dejado más de 250.000 muertos desde 2011. Ahí, los aviones de las fuerzas armadas llevan a cabo redadas valiéndose de las llamadas bombas de barril que demuelen manzanas enteras de departamen­tos y los grupos insurgente­s lanzan proyectile­s a los barrios controlado­s por el gobierno.

El Líbano, sin embargo, había estado en relativa calma el año pasado, lo que llevó a muchos a sentir que la tragedia de la semana pasada fue injustamen­te ignorada. Muchos estaban enojados por la nueva función de Facebook tras los ataques a París que permitió a los usuarios registrars­e y decir que estaban a salvo. La función no estuvo disponible para los ataques en Beirut. “No tuvimos un botón de a salvo en Facebook –escribió el bloguero libanés Joey Ayoub–. No recibimos por la noche declaracio­nes de los hombres y mujeres más poderosos del mundo y de millones de usuarios en línea.”

Facebook divulgó un comunicado en el que dijo que previament­e había utilizado la función de control de seguridad después de los desastres naturales y dijo que sería empleada para “otros incidentes graves y trágicos en el futuro”.

Pero agregó que“durante las crisis en curso, como guerras o epidemias, el control de seguridad en su forma actual no es tan útil para la gente: porque no hay un punto de inicio o final claro y, des afortunada­mente, es imposible saber cuándo alguien está verdaderam­ente a salvo”.

Al-Makhzomy dijo que esa función no sería demasiado útil en Irak. “En Bagdad no se trata de un solo ataque – afirmó–. Tendríamos que tener una fecha en el control de seguridad, algo así como «estoy bien en tal o tal atentado»… hay demasiados atentados para decir solamente «estoy a salvo».”

En Estados Unidos también hubo escraches luego de los atentados de París, expresados contra usuarios que coloreaban sus fotos de perfil con la bandera de Francia. Lo mismo debieron sufrir quienes subían selfies tomadas en vacaciones con la torre Eiffel como fondo en solidarida­d con los franceses.

“Lo que pasó en París es terrible y mis pensamient­os están con las familias afectadas así como con los líderes globales que evalúan qué deben hacer –dijo Jim Brown, un ex marine de 33 años que vive en Indiana–. Dicho esto, cambiar mi avatar a los colores de la bandera francesa es una manera fácil para mí de sentir que hice algo mientras sigo sentado en mi casa de suburbio norteameri­cano.”

Kelly Hayes, descendien­te de indígenas y activista social, defendió a quienes expresan su solidarida­d con los franceses por las redes. “Lo último que quisiera hacer es invalidar los sentimient­os de la gente que expresa frustració­n y rabia –escribió–. Todos expresamos nuestro dolor de manera diferente.”

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