LA NACION

Los Pumas y otra etapa que ya arranca

- Jorge Búsico

El Barcelona se suponía que era el equipo perfecto hasta que Pep Guardiola estudió qué podía hacer con una zona libre de la cancha. Fue cuando inventó a Lionel Messi como “falso 9”. Y el Barça pasó a ser, entonces, un equipo de otro mundo. ¿Desde dónde se inspiró el DT catalán para luego estudiar la variante durante una larga noche con el mejor futbolista del planeta sentado a su lado? En un coterráneo, el chef Ferran Adriá, quien bajo su idea de la “deconstruc­ción como método creativo” elaboró la receta de que para crear se necesita “libertad, presión y riesgos”. La historia está contada en el libro Herr Pep, de Martí Perarnau.

Algo de todo eso fue lo que llevó adelante Daniel Hourcade en estos dos últimos años con los Pumas. Desde los tres conceptos que Adriá utiliza para la comida y Guardiola para el fútbol, creó un nuevo paradigma de juego, con el cual el selecciona­do argentino navegó por ese enorme océano del rugby hasta llegar a la orilla que contiene al selecto y minúsculo grupo que juega en el más alto nivel. El acceso a las semifinale­s de la última Copa del Mundo lo certificó.

El torneo que culminó hace 19 días en Inglaterra marcó el comienzo de una era y el fin de otra. Muy pronto, pasado mañana, en Twickenham, el mismo estadio de la final, los Pumas afrontarán un amistoso ante los Barbarians que no contará por el resultado, pero sí por el contexto. Por primera vez en 15 años, los argentinos irán al otoño europeo sin jugadores que actúan en el exterior. Es otro paradigma. Con el sello que han tenido los cambios que se vienen produciend­o desde 2008: en un abrir y cerrar de ojos. Todavía se habla de lo que dejó el Mundial cuando ya se tiene otro escenario por delante.

La búsqueda de Guardiola es la misma de tantísimos otros entrenador­es de distintos deportes: buscarle una vuelta más al juego, que en esta era se trata de encontrar espacios libres dentro de la cancha. La gran tarea que hicieron Hourcade y su staff técnico necesitará de un plus. O varios. No alcanzará con lo realizado hasta acá, como ya no alcanzaba sólo con el tackle y la garra. Los otros equipos son muy buenos, algunos mejores, y todos estudian. Sin que signifique una crítica, eso fue lo que le pasó a los Pumas en las semifinale­s con los Wallabies y en el partido por el 3er puesto con los Springboks. Controlado, el equipo no supo o no pudo encontrar una segunda opción.

Vendrá junto a eso un trabajo de ampliar la base (al menos 3 jugadores por puesto) y, también, la de fortalecer posiciones en las que se notarán las bajas y en los que hay escasez (primeras líneas, los 3 del fondo) y la de encontrar especialis­tas (pescadores, por ejemplo). En ese último rubro, el del breakdown, los Pumas mejoraron de manera abismal la limpieza y la velocidad en los rucks, pero con la salida de Juan Fernández Lobbe, sólo queda Agustín Creevy, que es hooker, como un recuperado­r de pelotas. Hay abundancia –y buena– de terceras líneas, pero el selecciona­do necesita un Hooper o un McCaw.

En esta ruta que viene deberá haber también grandeza en la propuesta de las estructura­s del juego como la hubo en esa deconstruc­ción que Hourcade y los jugadores transforma­ron en un método creativo.

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