Un escribano de “extrema confianza” de Macri será el nuevo jefe de los espías
Arribas fue designado al frente de la AFI, pese a carecer de experiencia en la materia; fue representante de futbolistas
El presidente electo Mauricio Macri designó ayer al frente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a Gustavo Héctor Arribas, un escribano de su “extrema confianza” que durante los últimos años ganó notoriedad como representante de futbolistas, pero que carece de experiencia aparente en el mundo del espionaje.
La designación de Arribas resultó una de las mayores sorpresas del gabinete macrista, en el que restaba completar pocas vacantes de tanta sensibilidad política, y para el que sonaban otros nombres, según reconstruyó la nacion. Entre ellos, los del ministro saliente de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro –designado embajador en Uruguay–, el del apoderado electoral de Cambiemos, José Torello, quien continuará como asesor del presidente electo, y el del ex titular de la SIDE, el peronista Miguel Angel Toma.
“El negro” Arribas se convertirá así en el nuevo “Señor Cinco”, en tanto que como subdirectora de la AFI –“Señora Ocho”, en la jerga de los espías”–, asumirá la diputada de Pro Silvia Madjdalani, quien durante los últimos años integró la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia.
Al presentar a su gabinete en el Jardín Botánico, anteayer, Macri había dado unos pocos indicios sobre quién podía asumir al frente de la ex SIDE en reemplazo de Oscar Parrilli. Dijo que debía ser alguien de su “extrema confianza” para así “garantizar los instrumentos al servicio de la seguridad nacional, y no para hostigar y espiar a los ciudadanos como se hizo en los últimos años”.
A los 57 años, Arribas es, en efecto, un escribano que se ganó la confianza de Macri durante su gestión al frente del club Boca Juniors, aunque la vinculación entre ambos fue siempre económica, al ritmo de los negocios.
Dedicado al mundo de los pases de jugadores de fútbol, Arribas figura por ejemplo como uno de los supuestos rostros visibles de un grupo inversor que compraría al futbolista Jonathan Calleri por US$ 14 millones.
Tanto Arribas como Majdalani, sin embargo, arrastran cuestionamientos previos. En el caso del designado titular de la AFI, quedó bajo la lupa hace 10 años por el cuestionado rol de la firma HAZ Sport Agency SA en el pase de Carlos Tévez de Boca al club brasileño Corinthians.
Dirigentes opositores a Macri en Boca también criticaron el rol que asumió Arribas en el llamado Fondo Común de Inversión Xeneize, como el hoy diputado nacional Carlos Heller, o Roberto Digón, quien llegó a acusarlo de actuar como “testaferro de Macri”.
Majdalani, por su parte, arrastra al menos dos denuncias penales que pasaron por los tribunales federales de Comodoro Py, al tiempo que ganó sus primeros pasos en la prensa como una férrea defensora del ex presidente Carlos Menem, por quien ofreció propiedades como garantía para que pudiera obtener una fianza judicial.
Majdalani se presentó como “fiadora” del ex presidente junto a su marido, el martillero Jorge Olivero, quien años antes había sido condenado a prisión por una estafa y otros delitos por la Justicia federal en Córdoba, en la multimillonaria herencia del hacendado Juan Manubens Calvet. Pero Menem le conmutó su pena por decreto durante su último día como presidente, en diciembre de 1999.
De buenos vínculos con el ex número dos de la ex SIDE durante una década, Francisco “Paco” Larcher, Majdalani cobraría un rol preponderante dentro de la nueva agencia, como así también podrían recuperarlo varios operadores judiciales que trabajaron con Antonio “Jaime” Stiuso durante el kirchnerismo que mantuvieron abiertos sus canales de comunicación con Daniel Angelici.
Conocido como “el Tano”, Angelici es hoy presidente de Boca, donde se convirtió en otro fiel colaborador de Macri, al mismo tiempo que se mueve en el mundo del juego y se presenta como un puente entre el Presidente electo y jueces y fiscales.
Ahora, Arribas y Majdalani afrontarán el desafío de profesionalizar y depurar a la ex SIDE, señalada desde hace décadas por funcionar como un arma de persecución y extorsión política al servicio del Presidente de turno, y que durante los últimos meses registró el ingreso de más de 120 militantes de La Cámpora.
En marzo de este año, y tras doce de kirchnerismo, el propio Parrilli calificó como “una vergüenza” el panorama dentro de la ex SIDE, donde “algo de escuchas clandestinas había, se la pasaban extorsionando funcionarios con supuestas carpetas”, y afirmó que la nueva AFI debía concentrarse en luchar contra “el terrorismo, el ciberdelito, la trata de personas, el narcotráfico”, pero que, reconoció, “la SIDE no investigaba; estaba dedicada a otras cosas”.