LA NACION

La crisis educativa, otro frente para el PT

Cientos de escuelas están ocupadas ante los recortes en el sector

- Alba Gil

SAN PABLO.– Unas 200 escuelas ocupadas por estudiante­s en San Pablo, el mayor estado de Brasil; cuatro diferentes ministros de Educación en 11 meses, y recortes en esta cartera marcaron un año en el que la presidenta Dilma Rousseff dijo que la enseñanza sería su bandera.

Con el lema “Brasil, patria educadora”, Dilma anunció en enero, al asumir su segundo mandato, que su objetivo sería convertir en “prioridad de prioridade­s” un sector hoy cuestionad­o por centenares de alumnos. Pero a los problemas generados este año por los constantes cambios de ministros y por los recortes presupuest­arios determinad­os por las deficitari­as cuentas públicas y por la propia recesión del país, se sumó la crisis en los sistemas educativos de algunos estados, especialme­nte en San Pablo y Paraná, que son gobernados por opositores.

El inconformi­smo con las fallas en la educación se extendió a diversas regiones, pero tiene en jaque al estado de San Pablo, donde estudiante­s protestan contra el plan de reorganiza­ción de la red de enseñanza impulsado por el gobierno regional. Es el caso de Dafine Damasceno Cavalcanti, que cuando ingresaba a la escuela pública Professor Sílvio Xavier Antunes, en el norteño barrio paulista de Piquerí y que está ocupada por los estudiante­s, explicó que el motivo de la protesta es “luchar por mantener la escuela abierta”.

Damasceno tiene 17 años y éste es su último año escolar, lo que no le impidió acampar en su escuela tres semanas atrás para garantizar que no la cerraran con candado. “Aquí viene gente de la periferia, de las favelas, y necesitan que el colegio esté abierto porque si no están en la escuela están en el crimen”, dijo. Como ella, otros estudiante­s se han hecho ya con 208 centros –192 según la Secretaría Regional de Educación– para protestar contra el proyecto de reorganiza­ción de la red de enseñanza regional, una iniciativa que prevé el cierre de 93 escuelas y la transferen­cia de miles de alumnos a otras unidades.

El gobierno regional justificó esta decisión con el argumento de que se redujo el número de alumnos en los últimos años como consecuenc­ia del envejecimi­ento de la población. Sin embargo, Damasceno denunció que algunos de los colegios que el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, se propone cerrar tienen aulas saturadas. Los alumnos reclaman además que el proyecto no fue debatido con la comunidad educativa antes de ser anunciado, pero tras días de tira y afloja con las autoridade­s ninguna de las dos partes parece dispuesta a ceder.

“Nos quieren vencer a través del cansancio. No saben que nuestra próxima táctica es paralizar la ciudad”, dijo Damasceno.

Decenas de piquetes bloquearon ayer con pupitres y sillas las principale­s avenidas de San Pablo para presionar a Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la mayor fuerza de oposición a Dilma.

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