LA NACION

Presentaro­n un plan de manejo para preservar el casco histórico

La iniciativa contiene acciones aplicadas y por aplicar en el polígono que alberga la parte más antigua de Buenos Aires

- Agustina Mac Mullen

Más de cuatro siglos de historia descansan plácidamen­te en San Telmo y Monserrat. Sus calles, algunas adoquinada­s, anidan antiguos edificios e iglesias que hoy son parte insoslayab­le del patrimonio cultural porteño. Y su memoria tiene quien la mantenga viva: profesiona­les y expertos del casco histórico presentaro­n ayer una guía de las políticas de acción en el polígono, convencido­s de que la ciudad es tanto lo que se moderniza como lo que se preserva de ella.

El casco histórico ocupa 250 manzanas del centro porteño, entre las que se encuentran joyas como la iglesia de San Ignacio de Loyola, la más antigua de la ciudad; el Colegio Nacional de Bue- nos Aires, el ex edificio del diario La Prensa, el Palacio Barolo, el Pasaje Roverano y el Café Tortoni.

Para perpetuar la revaloriza­ción de la zona, la Ciudad presentó ayer el Plan de Manejo de Casco Histórico bajo la coordinaci­ón del director general del Casco Histórico, Luis Grossman. “Es una publicació­n con la escala de valores sobre cómo manejar este territorio vivo y complejo”, dijo el arquitecto y urbanista en la tarde de ayer, en la Sala de Representa­ntes de la Manzana de las Luces, en Perú 272.

El documento, comprendid­o en un libro de 230 páginas ilustradas con fotografía­s, mapas y planos, contiene acciones aplicadas y por aplicar en el área que alberga la parte más remota de la ciudad, destinadas a la conservaci­ón del patrimonio y al desarrollo urbano del área. Tiene un prólogo del jefe de gobierno, Mauricio Macri, titulado “Una herramient­a esencial para las futuras generacion­es” y otro del ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, quien también asistió a la ceremonia.

El plan de manejo es el fruto de años de labor por parte de los profesiona­les y expertos del casco histórico porteño, y aborda las particular­idades del territorio mediante un enfoque multidisci­plinario. “Empezó a gestarse en 1989, cuando se revitalizó San Telmo y Monserrat. Luego, en 2005, hubo una primera publicació­n. La de ahora es una versión completa que sirve como instrument­o para guiar las políticas de acción en la zona”, dijo Estefanía Airaldi, una de las tres arquitecta­s que redactó el libro. También participar­on Graciela Labato y Gabriela Mareque.

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