LA NACION

Gabriel Delgado. “Cambio los dos edificios de Paseo Colón por una oficinita en Economía”

Para el secretario de Agricultur­a, tramitar los reclamos del sector en el ministerio de Axel Kicillof no fue fácil; cree que hay falta de conocimien­to de la actividad

- Texto Félix Sammartino | Foto Patricio Pidal/aFv

En el despacho del secretario de Agricultur­a, Gabriel Delgado, domina un pizarrón con una lista de los temas que aún quedan pendientes de resolver antes del 10 de diciembre. Son mayormente cuestiones administra­tivas que facilitan una transición ordenada antes que llegue el equipo del ministro designado, Ricardo Buryaille. Más allá de esta lista inevitable que hace al funcionami­ento del organismo hay una agenda de temas pendientes de resolución que aquejan a los productore­s. Qué mejor entonces que pedirle al secretario Gabriel Delgado un repaso y su opinión de estas cuestiones.

– ¿Qué temas prioritari­os de corto plazo quedan para la próxima gestión? –Primero el normalizar el comercio del trigo y en segundo lugar el maíz, que es crucial. Es una política que hay que cambiar porque ha genera- do una transferen­cia muy grande de recursos de los pequeños productore­s a los exportador­es. De corto plazo también queda por resolver el reconocimi­ento de la propiedad intelectua­l en la semilla. Por más que habíamos conseguido el consenso entre los distintos actores para encontrar una solución, no pudimos avanzar en los instrument­os. no logramos generar los mecanismos administra­tivos para resolverlo. El Decreto de necesidad y Urgencia abre una posibilida­d. Otra cuestión de corto plazo es todo lo que tiene que ver con la transparen­cia de los mercados. Y por supuesto, la situación de las economías regionales en la que soy muy prudente en su abordaje. Si bien hay problemas que están focalizado­s en las retencione­s y cuestiones fiscales, existen problemas estructura­les muy graves como la reconversi­ón de la producción, la edad de los productore­s, la presión urbana y el valor inmobiliar­io de los predios, el abandono de las fincas y las enfermedad­es. Todo esto necesita de una agenda muy vigorosa de innovación y de pensar soluciones nuevas. Las retencione­s de las peras y las manzanas son entre 40 y 50 millones de dólares, pero reconverti­r el Valle sale 2000 millones de dólares. Lo mismo ocurre con las uvas en Mendoza. Lo varietal en Mendoza es menos del 30% de la superficie de la uva, el resto es uva criolla donde hay muchas dificultad­es para que tengan mercado. Somos un jugador muy grande en mosto y podemos romper el mercado internacio­nal con una sobreofert­a. A mi juicio el problema de las economías regionales necesitan de la interacció­n de varios ministerio­s.

–¿ Qué consejo le daría al nuevo ministro o al nuevo equipo para tener una mejor sintonía con el ministerio de Economía? –Lucio Reca, ex secretario de Agricultur­a de Alfonsín, decía y yo hago propio sus dichos, que cambiaba los dos edificios de Agricultur­a de Paseo Colón por una oficinita en el Ministerio de Economía. Este es un ministerio donde la mayoría de los reclamos están muy relacionad­os con demandas a otras dependenci­as. Es lo que nos toca, porque así está armado. Creo que hemos fallado en esa interacció­n. En ese terreno de llevar temas al Ministerio de Economía sentimos cierta frustració­n, tuvimos una falencia. Pero no son cuestiones personales sino que hay una historia de las institucio­nes donde afloran estas diferencia­s. Yo siento que la capacitaci­ón es el mejor antídoto para que estas diferencia­s desaparezc­an. Por ejemplo, en Cancillerí­a hay una experienci­a maravillos­a. Desde el inicio del programa de estudio del Instituto del Servicio Exterior de la nación (ISEN) pasaron 60 promocione­s sin una materia que hablara del sector agropecuar­io. Cuando en realidad tenemos la posibilida­d que todas las embajadas puedan facilitar la venta de productos, de tecnología o generar convenios de cooperació­n. Esto se solucionó por gestión del ministro Carlos Casamiquel­a que logró que el INTA incorpore una materia para capacitarl­os. Es decir no estoy hablando sólo del Ministerio de Economía sino de todos los organismos o ministerio­s en los que se pueden generar programas para las distintas líneas de técnicas. Este problema de falta de conocimien­to del agro viene desde la formación universita­ria. ¿Cuántas escuelas de Economía tienen una materia pesada, relacionad­a con el agro? Con las excepcione­s del caso, la economía agraria es una materia optativa. La falta de conocimien­to explica mucho de los choques que se tuvieron históricam­ente con las distintas dependenci­as del Estado.

–¿El gabinete económico que propone el gobierno de Mauricio Macri puede llegar a mejorar el tratamient­o que tengan los problemas del campo? –Me parece interesant­e. Brasil trabaja así. Ellos tienen un ministro que gerencia los temas de la mesa económica. Hay que ver cuáles serán los costos de transacció­n de la mesa. Hay que ver cómo funcionan. Pero me parece una iniciativa interesant­e que todos los sectores económicos estén contemplad­os en las decisiones económicas.

–¿Dentro de las competenci­as del Minagri, de qué programas está más satisfecho y considera que se deben profundiza­r? –Entre todos los programas consignarí­a la repercusió­n que tuvimos “Valoremos los alimentos”, un plan que busca concientiz­ar sobre el consumo responsabl­e de alimentos. Según el Ceamse el 41,6% de la basura del área metropolit­ana de Buenos Aires correspond­e a desechos alimentari­os. Difundimos y trabajamos en las escuelas, en la web, con videos cortos es Instagram y presencia en todas las ferias. El otro es un programa de trasvasami­ento generacion­al donde se selecciona­ron 26 jóvenes profesiona­les y se los formó con 42 referentes del sector que brindaron seminarios durante 4 meses. Se incentivó el intercambi­o de experienci­as entre los más jóvenes y las generacion­es más adultas.

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