En la línea de producción de una fábrica de automóviles
Por un par de días, un grupo de periodistas puso manos a la obra para contribuir en el proceso de fabricación de los Citroën C4 Lounge en la planta del Grupo PSA de El Palomar
Durante la primera jornada, nos proveyeron con el uniforme de la planta (ropa, calzado especial y protectores auditivos y según el trabajo, guantes y gafas). Así, los periodistas nos convertíamos por un par de días en operarios de la planta. Entre tanto, Rodrigo Pérez Graziano, director de Relaciones Externas y Comunicación de PSA, comentó que el Grupo PSA (Citroën, Peugeot y DS) hoy cuenta en el mundo con 184.000 colaboradores, 3400 de los cuales trabajan en el país.
Aunque en el futuro habrá nuevas inversiones que incrementarán esta cifra. “Avanzamos en muchos proyectos simultáneos, hay una clara decisión que desde 2018 haya muchas buenas noticias en El Palomar. Igual, antes se producirán algunos lanzamientos”, dijo Pérez Graziano.
En tanto, el director industrial de la planta, Pierre Alain Dufour, explicó cómo implementaron recientemente el sistema Full Kitting en la línea de montaje. Se trata de un robot que, mediante códigos, selecciona y transporta las piezas (más de 5800) de cada modelo y versión en un recipiente y lo ubica a la par de la unidad en la línea, esto reduce errores y distracciones; destacó además que el C4 Lounge es el único modelo en el que se instala el techo con soldadura láser en las líneas robotizadas.
Manos a la obra
Con ansias de ser parte en la producción de un C4 Lounge S, nos dividieron en grupos para recibir la capacitación que, normalmente dura 15 días; pero, en nuestro caso, fue una completa charla acerca de qué se hace en cada puesto, la importancia de estar atentos, de la seguridad y el uso de los elementos protectores y por dónde transitar.
Un dato, las mujeres en la línea de producción no alcanzan el 20 % del total de operarios. Aunque están capacitadas para todos los puestos (sólo no van a chapistería), en su mayoría se ubican en control de calidad.
Luego, fuimos al salón de Pruebas de Habilidades Especiales para analizar las nuestras y definir en qué lugar podíamos realmente aportar algo. Allí, armamos con los colegas un auto en escala a manera de línea de montaje en cinco pasos. También hubo ejercicios de motricidad, precisión, memoria y conexión de fichas de sistemas eléctricos, entre otros.
Así cerró el primer día. Nos cambiamos y dejamos el uniforme a la espera de ir a la línea de montaje.
Llegó la hora
La segunda jornada comenzó temprano; divididos en grupos fuimos a las áreas de Montaje unos y de Chapistería otros. Al acercarnos a la línea de producción, vimos las potentes luces y la gran coordinación coreográfica de los operarios sobre cada auto. De a poco, nos destinaron. En mi caso, en una línea de montaje con casi 50 operarios. Fui recibida por Darío Balvedero en el puesto P.Q.G., sitio de revisión y control de anomalías, defectos y daños, y operaciones de seguridad. Darío, muy orgulloso y con la calma que da la experiencia en el sector, me explicó qué hacer y cómo, siempre usando guantes y evitando que elementos ajenos dañen la unidad.
Me sorprendió el orden y la limpieza que había en este puesto (y, en general, en toda la planta). Aquí empezamos a revisar que el código de cada unidad se correspondiese con el sistema de cableado principal, que las fichas estuviesen correctamente encastradas y que el funcionamiento de la pestrina, las manijas de techo y parasoles fuese correcto, además de verificar la colocación de los tornillos de los cinturones de seguridad, los fuelles y burletes del baúl, la tapa de combustible y el cristal del techo. “Cuando vemos un defecto, lo denunciamos usando el Andon (cuerda que hace sonar una alarma). Así, viene el monitor del sector que verifica el defecto y lo repara en menos de 2 minutos; de lo contrario, llama al monitor del sector donde se ocasionó el defecto y a veces se detiene la línea. Todo se vuelca en las planillas y la denuncia queda registrada en el sistema. Si la unidad no puede repararse pasa a un patio de retoques”, explicó Balvedero.
Así, todo se revisa y confirma mediante marcas. Luego de un descanso de 10 minutos (en un día normal, cada operario va a otro puesto), presencié la precisión con que
El Alemán y El Paisa colocaban los parabrisas y las lunetas con exactitud.
Por fin, la jornada terminó. Al cierre, nos reunimos en la punta de la línea con la unidad Nro. 35.000 del C4 Lounge y recibimos los certificados por la asistencia ¡Que orgullo! Alguno de los próximos tendrá mi toque. Ahora entiendo a Darío y sus colegas.