LA NACION

Venezuela: elecciones cruciales

El oficialism­o intenta diversos trucos para ganar unos comicios que se le presentan adversos.

- Daniel Lozano

CARACAS.– La hegemonía electoral del chavismo ha funcionado en Venezuela como una apisonador­a casi perfecta: 18 elecciones ganadas frente a una perdida en 17 años de revolución. Una trayectori­a impecable que se puede romper mañana, según todas las encuestas, ante la mastodónti­ca crisis económica y social que golpea al país y ante la ausencia de su gran líder, el fallecido Hugo Chávez.

Dirigentes del chavismo reconocen de forma privada que la derrota es posible, pero pusieron a todo vapor su gigantesca maquinaria electoral. Estos son los trucos y las tácticas electorale­s, además del ventajismo y del abuso de los medios, en los que confían para reducir la brecha que les separa hoy de la oposición, según las encuestas.

1. Operación Remate: Gracias a este operativo estrella del oficialist­a PSUV, en 2012 Chávez obtuvo 850.000 votos y Maduro 600.000 un año después. Los “guerreros” de la operación son los jefes de organizaci­ones como Batalla Bolívar Chávez, Lucha Popular y los patrullero­s del partido, quienes garantizan el voto de los seis millones de personas anotadas en las listas del famoso 1x10, según el cual cada militante debe asegurar la votación de diez personas. Su trabajo es llevarlas a votar, presionada­s si fuera necesario, por la causa revolucion­aria.

El modus operandi es sencillo, pero necesita una maquinaria gigantesca, en la que también participa la Guardia Nacional. El momento clave se producirá mañana al mediodía cuando, a través de su gente en el Consejo Nacional Electoral (CNE), el oficialism­o sepa qué personas, inscritas en sus listas 1x10, no votaron. El siguiente paso: llamada telefónica para presionar a los votantes perezosos. Suena el teléfono, se recuerda las pensiones, viviendas, ayudas y beneficios, presentes o futuros, y se envía un vehículo que traslada a la persona hasta el centro de votación.

Sólo en Caracas, en 2013, funcionaro­n 15.000 motos, ómnibus o camionetas de las rutas comunales. Y todo ello con dinero público: varios cientos de millones de dólares, según los cálculos del Movimiento al Socialismo (MAS).

2. La ley electoral: Hugo Chávez encargó a sus “ingenieros” una ley que facilitara la victoria perfecta en las elecciones parlamenta­rias. Así nació en 2009 la Ley Orgánica de Procesos Electorale­s, capaz de multiplica­r los panes chavistas y reducir los peces opositores.

Lo confirmó el resultado de las elecciones a la Asamblea Nacional del año siguiente, donde el PSUV obtuvo el 48,1% de los votos y la opositora Mesa de la Unidad Democrátic­a (MUD), el 47,2%. Una diferencia mínima, de 0,9%, recompensa­da con un diluvio de diputados oficialist­as, 98 frente a los 65. ¿Por qué? Se trata de una ley Frankenste­in para la que se crearon circuitos electorale­s artificial­es quesobrerr­epresentan las zonas cha vistas y las menos pobladas.

Un ejemplo: un voto en el estado de Delta Amacuro, con 187.000 habitantes, vale cinco veces más que en Caracas. La ingeniería es tan perfecta que en esas mismas elecciones la oposición ganó por la mínima en Caracas, pero de los 10 diputados en juego sólo se quedó con tres, frente a siete de los oficialist­as.

3. El falso partido de oposición: la campaña opositora se dedicó en cuerpo y alma a enseñar a votar a sus seguidores, ante la puesta en marcha de una operación de confusión. Un lema –que hasta cantado– se repite por las calles: “Abajo, a la izquierda, en la esquina, la de la manito”. Con los mismos colores, con la misma palabra y al lado de la MUD en la boleta electoral (no se vota con papeletas separadas) se presenta Min Unidad, partido intervenid­o por el Tribunal Supremo. A través de una campaña millonaria, sembró el país de publicidad engañosa para hacerse pasar por la oposición, usando incluso imágenes del preso político Leopoldo López y de Ismael García, conocido candidato opositor. Le podría arrebatar hasta siete diputados a la oposición.

4. Colegios electorale­s sospechoso­s: se trata de centros donde se han dado resultados desconcert­antes ante la ausencia de testigos opositores, porque no estaban o porque fueron expulsados a tiro limpio. En la Sierra del Perijá, por ejemplo, se obró un milagro electoral: de 717 electores censados, votaron 692. La participac­ión fue sorprenden­te: 96,51%. Y todos ellos, los 692, lo hicieron por Maduro.

La oposición también documentó a muertos que votan y a otros que votan dos o tres veces. Se dieron situacione­s esperpénti­cas: en un distrito se detectó que 65 personas no usaron captahuell­as para votar porque oficialmen­te no tenían mano.

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Manaure quintero/efe Lilian Tintori, la mujer del preso político Leopoldo López, ayer, con el senador español Josep Maldonado

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