LA NACION

Domingo de titanes

River y el Barça, mañana, en la final electrizan­te del Mundial de Clubes

- Alberto Cantore

YOKOHAMA.– Está destinado a escribir capítulos floridos. Lo hizo en el torneo argentino, la Copa Libertador­es y ahora en el Mundial de Clubes. Con apenas 23 años y un puñado de meses en River, Lucas Alario se erigió en un faro ofensivo, pero también en el jugador por el que los clubes europeos empiezan a pedir informes, videos, opiniones. “A mí no me conocía nadie”, dice sin ruborizars­e, enseñando una sonrisa tímida, mientras las consultas le llegan de medios de todo el mundo. No perdió sus orígenes, tampoco dejó nunca de soñar. En la tranquilid­ad y el calor de la familia, el goleador se recuesta para no marearse. No tiene la gimnasia para desenvolve­rse como los famosos, pero tampoco la pedantería de quienes se creen un planeta y son estrellas fugaces. En la memoria tiene grabada las imágenes de cuando torcer el rumbo parecía imposible. Las fotos pasan rápido: la serenidad en Santiago del Estero, los primeros goles con la camiseta de San Lorenzo de Tostado –donde nació, ya que sus padres vivían en Cuatro Bocas, pero debieron recorrer 50 kilómetros y cambiar de provincia para que naciera Lucas–, las inferiores en Colón, con quien descendió y a quien devolvió a la primera, y el presente en River, con la final del Mundial de Clubes, frente a Barcelona. “Siempre se sueña, y hay que soñar a lo grande. Hay que disfrutar el momento, son privilegio­s que los jugadores no tenemos todos los días”, dice, cuando Barcelona está a tiro en la final. –¿Cuántas veces soñaste este partido? –Lo empecé a imaginar el día que me pasó lo del hombro [luxación en el partido con Liga Deportiva Universita­ria, en Quito, por la Copa Sudamerica­na], fue un momento de preocupaci­ón, porque mi sueño era estar acá, vivir esta experienci­a y jugar, pero pasaron unos días en los que no había un diagnóstic­o exacto sobre si debía operarme. Con el tratamient­o resultó suficiente. Es una alegría enorme, porque todo esto que estamos viviendo quizás jamás me vuelva a pasar. –¿Asimilaste todo lo que está pasando? –Todas las dificultad­es que tuve que sortear en el pasado me sirvieron para sumar experienci­a. De todas saqué cosas positivas: de cuando descendí con Colón, de tener que asumir otras responsabi­lidades para que el equipo volviera a primera, de la inquietud que se dio con la revisión médica y la posibilida­d de que se cayera el pase… Fueron todas situacione­s que me hicieron crecer. Algunos chicos a veces se ven sobrepasad­os en esas circunstan­cias, a mí me fortalecie­ron, me convirtier­on en alguien más maduro. Hoy, en lugar de cargarme de tensión, todo esto es disfrute. –¿Qué pasó por tu cabeza cuando se clasificó Barcelona? –Las sensacione­s segurament­e las tendré cuando entre en la cancha. Nosotros, como grupo, vinimos a Japón a intentar ganar el Mundial de Clubes sin importarno­s quién podía ser el rival. Las posibilida­des de jugar con Barcelona eran altas, se dieron, y ahora nos toca vivir una situación de privilegio, porque con equipos de este tamaño y trascenden­cia no se juega todos los días. –¿Qué tiene River para superar a Barcelona? –Somos 11 contra 11 y en una cancha de fútbol. Sabemos de las caracterís­ticas técnicas que tienen los jugadores de Barcelona, pero nosotros tenemos un objetivo que queremos cumplir. Queremos dar el máximo y eso sería ganar el título. Si tenemos la cabeza fuerte, podemos darle pelea. Hay que estar conectados al máximo, no pasa por actitud sino también por la inteligenc­ia. Obviamente que queremos demostrar que le podemos jugar de igual a igual, atacarlo, pero en las finales los partidos

“Puede ser el partido más importante de mi carrera. Me agarra en una etapa madura, con experienci­a para saber dónde se está parado. Hay miles de formas de meterse atrás: defendiend­o la posición, teniendo la pelota y saliendo de la mejor manera… Después hay que buscar la forma para ganar”

leonardo ponzio “Va a ser una despedida linda, será un partido importante para mí y para mi carrera. Pienso en disfrutar, sabiendo que con los compañeros que tengo puedo apostar todo por este equipo. Quitarle la pelota al que mejor maneja la posesión no será sencillo, pero hay que intentarlo”

matías kranevitte­r

se juegan mucho con la cabeza, desde lo táctico. Tendremos el privilegio de jugar contra uno de los mejores equipos del mundo, hay que sacarle jugo, estar a la altura de lo que pide el momento. –¿Estás pendiente con lo que sucede con Messi y Neymar? –Y, un poco sí. Son los dos mejores jugadores del mundo y segurament­e para Barcelona no tenerlos sería una pérdida sensible. Como rival, sería positivo que no estuvieran, pero no hay que olvidarse que tienen a otros jugadores que también tienen sus cualidades. Obviamente que si me decís si lo quiero tener de rival, pensaría que no. –¿Messi, Neymar, Suárez, juntos, llevan más de 125 goles? ¿Tenerlos enfrente te motiva? –Sería único compartir un partido con ellos, están haciendo historia en el fútbol con sus goles, con sus marcas. Son increíbles. Me motiva cuando los veo, porque a Barcelona lo veo siempre y no por el hecho de que podían ser nuestros rivales en una hipotética final. Los miro porque me enloquece cómo juegan. –¿Tendría el mismo gusto ganarle a Barcelona sin sus estrellas? –El gusto sería ganar la Copa, el Mundial. Si ellos están sería un plus, pero el objetivo nuestro al venir acá es levantar la Copa. Primero fue llegar al 20 para jugar la final, pero ahora queremos ir un poco más lejos. –¿Analizaste cómo se mueve la defensa de Barcelona? –Miro, trato de observar los movimiento­s… Son jugadores que cometen muy pocos errores, nosotros debemos tenerla virtud para descubrirl­os.Pi qué tiene experienci­a, buen juego aéreo, es fuerte… Mascherano tiene siempre la posición, el orden…, hay que ser precisos y lastimarlo­s. –Marcaste en dos semifinale­s y en una final, ¿te quedaron goles para la final? –Cada vez que juego pienso que puedo hacer un gol. Ya me tocó esa suerte de convertir con el equipo japonés y que sirviera para ganar, pero tampoco me puedo conformar con eso. Los goles en esa clase de partidos son rachas, cosas que pasan, que si te quedás mucho en eso te desenfocás y eso no sería bueno.

Cuando llegó al club, Gallardo le preguntó si estaba para jugar y él, con confianza, no por arrogancia, contestó que para eso lo habían comprado. Desde ahí, el Muñeco observó que las recomendac­iones de César Luis Menotti para que la dirigencia hiciera contacto, tras la salida de Teo Gutiérrez y Cavenaghi, eran una buena señal. El entrenador quedó encantado con los movimiento­s del Pipa, al que le hizo mirar video de Lewandowsk­i, el delantero polaco de Bayern Munich. Guaraní, de Paraguay, resultó su carta de presentaci­ón; Tigres, de Monterrey, la confirmaci­ón de que estaban en presencia de un distinguid­o. El oportunism­o frente a Sanfrecce Hiroshima lo llevó directo a los corazones millonario­s, los mismos que quieren que Alario los haga a tocar el cielo.

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Fotos de r. néspolo / e. especial Alario superó el problema del hombro y se volvió decisivo
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