LA NACION

París empezó a organizar la memoria de los atentados

Todos los homenajes dejados por la gente en los bares tras los ataques terrorista­s del 13 de noviembre son recolectad­os en los Archivos de París

- Nathalie Kantt

PARÍS.– Apoyados sobre las estantería­s, cientos de papeles con mensajes y dibujos de todo tipo se secan de forma natural en una de las salas de los Archivos de París, al noreste de la ciudad. Hay símbolos de paz de diferentes colores, recortados y con la torre Eiffel en el medio; la palabra “sunshine” en letras grandes escrita sobre un papel, cartitas que piden el fin de la violencia, insignias de la policía de Henderson (Nevada) y de Kentucky, y muchos dibujos infantiles. Una etiqueta los identifica: “Bataclan 11.12.15”. Todos estos homenajes fueron recolectad­os ese día en las veredas que rodean esta sala de conciertos, uno de los lugares atacados por los terrorista­s el 13 de noviembre, desde entonces convertido­s en santuarios. La memoria de los atentados empieza a construirs­e.

A pedido de la municipali­dad y también de la comunidad científica, los Archivos de París van a restaurar y digitaliza­r todos los homenajes que desde hace más de un mes se acumulan en los sitios atacados, para luego ponerlos a disposició­n del público a través de una página web especialme­nte creada. La idea es lograr conservar la mayor cantidad posible de mensajes porque forman parte de la historia de esta ciudad, pero también porque este trabajo permitirá que los sociólogos y los historiado­res puedan a futuro examinar y poner en perspectiv­a las reacciones de la sociedad luego de los atentados.

“La urgencia actual es la preservaci­ón de todos estos homenajes. Tenemos miles y miles de mensajes y de fotos, pero todavía no terminamos. Desde hace algunos días estamos incluso recibiendo muchas propuestas de donaciones fotográfic­as. Es la primera vez que en los Archivos hacemos un trabajo como éste. La carga emocional es fuerte”, explica el director de esta institució­n municipal, Guillaume Nahon.

Desde principios de diciembre, diez empleados de los Archivos, en colaboraci­ón con otros diez agentes de limpieza de la ciudad, se acercan uno a uno a los lugares atacados donde franceses y turistas siguen llegando diariament­e para depositar flores, velas, mensajes y objetos. Ya estuvieron en La Bonne Bière (el primer bar atacado, cinco muertos, reabierto el 5 de este mes), en La Belle Equipe (19 muertos), en el Bataclan (89 muertos) y en las esquinas de Le Carillon y del restaurant­e Le Petit Cambodge (15 muertos). En cada uno de estos lugares los archiveros se quedan entre tres y cuatro horas y recolectan con mucho cuidado los homenajes más deteriorad­os –sobre todo por la lluvia, el polvo y la tierra–.

Los plastifica­dos suelen estar en mejores condicione­s. Los agentes de limpieza recogen luego las velas consumidas y las flores marchitas, y dejan en su lugar las más nuevas. Si bien la municipali­dad quiere conservar estos memoriales urbanos durante todo el tiempo que dure el duelo, es decir indefinida­mente, son muchos los vecinos que piden que estos santuarios sean menos visibles. Pasar diariament­e por esos lugares no es fácil. La iniciativa de los Archivos permite conciliar ambas demandas.

Después de dejarlos secar de manera natural, un proceso que no dura más de 24 horas, los mensajes recolectad­os se limpian y se desinfecta­n para detener cualquier principio de descomposi­ción, y luego se clasifican, se inventaría­n y se digitaliza­n. “Los originales se clasifican por lugar y fecha de relevamien­to. No hay una clasificac­ión temática. En lugares como la Belle Equipe los mensajes recolectad­os son más personales, más del barrio. Los del Bataclan parecen ser más universale­s, y hay muchos homenajes de comunidade­s extranjera­s como kurdos o esrilanque­ses, además de turistas. Encontramo­s por ejemplo un grupo entero de dibujos de chicos de una escuela primaria italiana”, cuenta Nahon.

Mensaje y contenido

Los archiveros coinciden en que el momento más intenso es el de la recolecció­n en el lugar de los hechos. “Al momento del tratamient­o, no miramos el contenido ya que el trabajo se vuelve más sistemátic­o. En parte, para respetar la intimidad de esos mensajes, pero sobre todo porque tenemos que actuar rápidament­e para evitar que el deterioro progrese. No estamos todavía en la etapa del análisis. Por supuesto, estamos todos muy orgullosos de poder trabajar en equipo en esta colecta excepciona­l”, confiesa a la la archivador­a Audrey Ceselli, nación acostumbra­da en estos últimos diez años a ver pasar documentos administra­tivos y sentencias de los tribunales.

Su colega Mathilde Pintault resalta que en esta misión, a diferencia de otras, se enfrentan a documentos creados muy recienteme­nte. “Es importante tener un rastro de la cantidad y diversidad de los homenajes creados. Vemos dibujos, poemas y mensajes de todo tipo. Es muy representa­tivo”, añade Pintault. Según Nahon, este trabajo no se hizo luego de los atentados de enero contra la revista satírica Charlie Hebdo y el supermerca­do kosher porque la sorpresa fue mayor y hubo menos reflejo.

Los Archivos de París colectan, clasifican y conservan desde hace más de 200 años todos los documentos de interés histórico relacionad­os con París. En total, reúnen más de 67 kilómetros lineares de papeles, reciben a más de 17.000 investigad­ores y, cada año, ponen a disposició­n del público más de 55.000 documentos. “Estamos acostumbra­dos a trabajar sobre archivos más fríos. Hoy estamos frente a documentos más sensibles que salen de la norma y, como a cualquier ciudadano, nos emociona. Aquí conservamo­s material histórico, y estos mensajes forman parte de la historia de París”, opina el responsabl­e de la sala de lectura, Vincent Tuchais, que trabaja desde hace 13 años en los Archivos.

Para fin de año el equipo habrá pasado al menos una vez por cada uno de los sitios atacados, para luego ir volviendo cada tanto a recolectar material nuevo. Los archivador­es planean incluir también las “paredes de condolenci­as” creadas en las distintas institucio­nes públicas de la ciudad, y recolectar en enero los mensajes y dibujos hechos en las escuelas, siempre y cuando los maestros y los padres estén de acuerdo. En Madrid, luego de los atentados de Atocha en 2004, la realizació­n de esta misma iniciativa duró seis años. En París, la tarea recién empieza.

“Es importante tener un rastro de la cantidad y la diversidad de los homenajes creados” “La idea es lograr conservar los mensajes porque ya forman parte de la historia de esta ciudad”

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GENTILEZA HENRI GARAT Las cartas de homenaje a las víctimas de los atentados serán preservada­s
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GENTILEZA MARc vERHILLE Le Carillon, uno de los epicentros donde se produjo la masacre

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