LA NACION

Alberto Manguel. “Me muero de curiosidad por saber qué pasará en este capítulo”

El escritor siente el cargo como un honor y tiene metas claras de trabajo

- Texto Pablo Gianera

“Un honor así no puede rechazarse: decir no habría sido un acto de imperdonab­le arrogancia.” Con esa sencillez que, sin impostació­n, convierte el orgullo en modestia, Alberto Manguel deja entrever su alegría por el tiempo que vendrá. La noticia lo encuentra lejos, en unos cursos en Columbia, pero también cerca, como siempre, y muy a mano para responder.

A Manguel, que se crió en Tel Aviv, tiene nacionalid­ad canadiense y habla más seguido en inglés y francés que en castellano, le faltaba un reconocimi­ento argentino. Finalmente, llegó y adoptó la forma de una feliz obligación. –Hay una especie de círculo en su designació­n. Por un lado, como autor de Una historia de

la lectura, un ensayo tan ligado a la bibliofili­a. Por otro, por la relación intelectua­l y personal con Borges. Parece una carrera de postas. ¿Lo ve así? –Más que un círculo, pienso que esto es una prueba de la arbitrarie­dad de la fortuna que nos da a cada uno un recorrido que acaba definiéndo­nos. Eso mismo que vos llamás una “carrera de postas”. Podría responder con un corto texto de Borges que dice: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitacion­es, de instrument­os, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara”. –Asumirá recién en julio, ¿qué actividade­s obligan a esa postergaci­ón?

–Me comprometí hace un largo tiempo a ser Visiting Professor en Princeton, donde doy un curso sobre Borges; en Columbia, donde hablo sobre los géneros literarios, y en la 92Y, donde debo day un curso sobre Dante. La última clase es en junio. Eso explica todo. –¿Está al tanto del estado de las cosas en la Biblioteca? ¿Tiene ya un juicio formado sobre la gestión de Horacio González? –He seguido las actividade­s de la Biblioteca, que como toda institució­n tiene sus logros y sus problemas, pero necesito estudiar más la situación actual. Sé que hay gente espléndida trabajando allí y espero que podamos trabajar juntos en el futuro. –La Biblioteca tuvo estos años una intensa actividad de publicacio­nes y además un aprovecham­iento del auditorio para conciertos. ¿Piensa continuarl­a?

–Sí, por supuesto.

–¿Cuál es su principal preocupaci­ón y qué querría lograr durante esta gestión en la Biblioteca? –La metas son claras: continuar los proyectos de digitaliza­ción de los fondos, continuar ampliando los lazos entre biblioteca­s nacionales e internacio­nales, continuar dando a conocer los tesoros de la Biblioteca, continuar con la creación de más lectores. –¿Siente que el cargo es un poco una vuelta a casa, tanto a la Biblioteca como a la Argentina, después de tantos años en el exterior? –Claro que sí. Con la frente marchita y las nieves del tiempo blanqueand­o, no ya mi sien, sino mi barba. Me muero de curiosidad por saber qué va pasar en este nuevo capítulo.

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