El Gabinete. La rienda corta y reuniones breves
Los ministros adaptan su tiempo a las necesidades de Macri; algunos lo ven varias veces en el día
A las 8 en punto, casi siempre más temprano que su jefe, Marcos Peña reúne a su equipo de comunicación en su despacho del primer piso de la Casa de Gobierno. Las reuniones, al igual que en sus épocas de secretario de Gobierno porteño, son puntuales y expeditivas. Terminan a la hora prevista y sin interrupciones, salvo que aparezca Mauricio Macri y le pida a su jefe de gabinete “que venga un ratito” a conversar con él. El diálogo entre ellos dura entre tres a cinco minutos, cuentan testigos.
Los modos y los horarios de los ministros del gabinete de Mauricio Macri se adaptan a los tiempos del Presidente. Los hay más cercanos, los hay más lejanos, pero todos comparten una idea común: más allá del “mito” alimentado –aseguran– por el kirchnerismo, Macri está “encima de todos los temas”, “exprime” a sus colaboradores y los hace “dar el doscientos por ciento”, en palabras de uno de sus asesores de confianza, José Torello.
El ranking de asiduidad con que Macri vio y consultó a sus ministros en su primera semana en el poder es encabezado por el jefe de gabinete. Su despacho, a dos puertas del de Macri, es visitado por Peña varias veces al día, pero la comunicación también se da por mensajitos de texto. Rodeado de colaboradores como Alejandro Rozitchner y Hernán Iglesias Illa y su vocero, Juan Gentile, Peña “piensa” el día de su jefe antes de reunirse, a las 9, con los secretarios que le responden, como sus segundos Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, Fulvio Pompeo (Planeamiento Estratégico), Jorge Grecco (Comunicación Pública) y Paula Bertol (relaciones Parlamentarias). Peña tiene colaboradores muy jóvenes, entre ellos Rosendo Grobocopatel, hijo de Gustavo, el llamado “rey de la soja”. Y entre reunión y reunión habla “mucho, mucho” con el Presidente.
Varios colaboradores y ministros coinciden en que el segundo lugar, al menos esta semana, lo ocupó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Y no sólo porque su despacho está en la planta baja de la Casa Rosada, un privilegio que comparten muy pocos de sus colegas del gabinete.
“Fue una semana muy política, con las reuniones con intendentes y gobernadores, y Rogelio estuvo en casi todas”, explican cerca de Macri en relación con el ministro, que junto al titular de la Cámara baja, Emilio Monzó, tiene a su cargo las relaciones con gobernadores peronistas, algo dañadas luego de la designación vía DNU de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz como nuevos ministros de la Corte Suprema.
Con Frigerio, Macri se maneja igual que con el resto de los ministros. “Nunca levanta la voz, no insulta ni trata mal a nadie. Pero está cerca de todo y de todos”, afirman en el entorno presidencial.
El otro miembro del gabinete que comparte espacio físico es el secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas. Su oficina, contigua a la de Frigerio, es el lugar por donde pasan los expedientes más sensibles, y el bajo perfil del funcionario (en general de pocas palabras) ayuda a sostener el misterio. La lista de altos funcionarios con rango ministerial con oficina cerca de Macri la completa el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, quien tuvo a su cargo la trabajosa negociación con el kirchnerismo en torno a la ceremonia de traspaso. Con él, Macri tuvo y tendrá siempre una relación casi paternal, ya que es “hermano del corazón” de su primera mujer, Ivonne Bordeu. Cada vez con más responsabilidades a su cargo.
Relaciones fluidas
Con los ministros que tienen sus sedes ministeriales fuera de Balcarce 50, la relación es menos frecuente, pero igualmente fluida. Con la canciller Susana Malcorra, por ejemplo, se vio “cuatro de los siete (primeros) días” que duró su presidencia hasta el viernes, según un colaborador de la canciller. Compartieron los viajes de Macri a Brasil y Chile, antes de asumir y estarán juntos mañana en la cumbre del Mercosur, en Paraguay.
Con los anuncios económicos como prioridad, Alfonso Prat-Gay trajinó los teléfonos y la Casa Rosada con la misma asiduidad, coinciden cerca del Presidente. El ministro de Hacienda, Alfonso a secas según le dice Macri, estuvo a tiro de teléfono de manera permanente, y cerca del Presidente acercan otros dos nombres del gabinete económico a los que abrumó en estos días: Guillermo Dietrich (Transporte) y Francisco Cabrera (Producción).
Con Andrés Ibarra, ministro de Modernización, tiene un trato de confianza que viene desde muy lejos. El ex gerente de Boca Juniors debió conformarse con verlo dos veces esta semana, y en su encuentro personal no perdieron tiempo: duró cinco minutos. “Eso te fuerza a ser bien concreto en lo que planteás”, afirmó Ibarra a la nacion con una sonrisa y lógica macrista.
Dos personajes, todavía sin oficina, cumplen roles clave al lado del Presidente. Torello, el consejero “todoterreno” de Macri, se encargó de la selección de buena parte del personal de algunos ministerios, y de ser “los oídos” y el “cable a tierra” del Presidente, según cuentan cerca del primer mandatario. Iván Pavlosky, que acompaña a Macri desde que comenzó la presidencia de Boca Juniors, fue y es su “sombra” aunque ahora pasó a depender de la secretaría que encabeza Grecco.
Como el tiempo no le alcanzó para ver a todos, Macri organizó esta semana reuniones a solas con la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley; sus pares de Trabajo, Jorge Triaca, y de Salud, Jorge Lemus. “Les presentan el equipo y hablan de planes y objetivos”, contaron protagonistas de esas charlas, que seguirán esta semana con los ministros que aún no llegaron a la Casa Rosada.
La “red de control” de Macri llega a la ciudad de Buenos Aires, y la provincia, territorios controlados por Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. La coordinación llega hasta el día en que se reúnen: los porteños se reúnen los miércoles y los bonaerenses ya lo hicieron un martes, por lo que el gabinete nacional se reunirá (confían en Presidencia) “los lunes o los jueves” a partir de enero para no “pisarse”.
De paso, en el Gobierno confirman que habrá en el futuro “representantes” porteños en la provincia y viceversa, para que toda la información llegue a los mandatarios, y por ende, también a Macri, que sigue con su técnica de “rienda corta” y reuniones breves pero constantes su relación con su gabinete.