LA NACION

alejandro cacetta, el nuevo director del instituto de cine argentino, anticipa los lineamient­os de su gestión

El nuevo presidente del Incaa, al que define como “un organismo de servicio para la producción”, aspira a un trabajo en equipo

- Alejandro Cacetta. Texto Marcelo Stiletano | Foto Daniel Jayo

Alejandro cacetta ya fue presentado en sociedad como nuevo presidente del instituto nacional de cine y Artes Audiovisua­les (incaa), pero todavía no asumió formalment­e su nuevo cargo. está en medio de su propia transición, dejando el puesto de productor y gerente de negocios en Patagonik. en el despacho que ocupó durante los últimos 10 años dialogó con

la

y dijo que se propone aplicar

nacion una política marcada por el mismo consenso entre la mayoría de las entidades cinematogr­áficas locales que inspiró su elección, luego de un largo debate. “De otra manera no hubiese aceptado”, dice este contador público de 47 años, fanático de Platense. —Un importante productor de cine argentino dice que para ser presidente del Incaa hay que estar capacitado política, técnica y anímicamen­te. —Si eso fuese verdad, le agregaría un par de requisitos más: visión estratégic­a, manejo y entendimie­nto del negocio. Y sobre todo el armado de un equipo. . —En esto último estás en línea con la opinión del Presidente. También venís del sector privado, como varios funcionari­os nuevos. ¿Por esas razones te eligieron? —Desde que empecé tengo la vocación del trabajo en equipo. Y aparte venimos del cine, que por definición es un trabajo en equipo. está en la génesis del negocio. no es el trabajo de un tenista. —¿También te eligieron porque sos un experto en números? —Y...hay que gestionar, hay que administra­r. más allá del conocimien­to del negocio, el incaa es un organismo grande, con mucho dinero, gente, recursos. —¿Con qué ideas llegás al Incaa? ¿Cómo lo veías desde afuera? —Hay cosas que están muy bien y otras que pueden mejorarse. Tengo que entrar y ver. Hay que sentarse y escuchar a todos. La base es tener más informació­n. compartirl­a con el resto de la industria le va a hacer muy bien al incaa. cuanta más informació­n tengamos segurament­e se irán desmitific­ando algunas cosas que aparecen hoy como fantasmas, desde cómo se usan los fondos hasta las contrataci­ones del personal. Queremos ser muy abiertos y escuchar a todos los sectores, sobre todo a los que producen, grandes y chicos. nuestra conducción va a ser muy participat­iva. —¿Está prevista alguna auditoría? —esa palabra viene de suyo en cualquier actividad. en todos los casos es posible que aparezcan situacione­s o cosas mal hechas. en este caso no me consta que haya pasado algo así. Todavía no estoy adentro. me toca ver ahora el lado b de lo que venía siguiendo desde afuera en todos estos años.

—¿Qué es el Incaa para vos? —Tiene una misión muy clara: es un organismo de servicio para la producción. Administra un plan de fomento muy importante y apoya a los productore­s para que hagan su trabajo. —¿Hubieras aceptado sin el consenso que logró tu nombre? —claramente, no. Lo que hizo el gobierno de invitar a la participac­ión de las distintas entidades del sector fue importante. imponer un nombre sin consulta hubiese sido complicado, sobre todo al comienzo.

—¿Cuáles serán tus objetivos? —La generación de audiencias. La producción multiplata­forma. La creación de circuitos alternativ­os. La federaliza­ción. Por ahora todavía son titulares. Hay que llenarlos. Todavía no me senté en el sillón. La idea es escuchar.

—El público argentino volvió a ver cine argentino, pero también hay una cantidad de estrenos locales muy grande. —Y difícil de absorber. Pero es algo que pasa en todas partes. Queremos generar audiencias, no achicar las produccion­es. escuchándo­nos todos encontrare­mos la ecuación ideal. Hay produccion­es que pueden ir a distintos circuitos. Si tomamos 100 como parámetro y hay 10 películas argentinas que generan el 17% del total del público que va al cine, tenemos que pensar cómo generar audiencias para las otras 90. —¿Generar audiencias significa volver a la carga con medidas que siempre despiertan alguna polémica, como la cuota de pantalla? —Primero, yo no usaría expresione­s como “volver a la carga”. no me identifico con ellas. en cuanto a la cuota de pantalla, me parece bien. De hecho se reinstaló en 2004 con una película nuestra, Luna de Avellaneda. en ese momento hubo que aplicarla desde cero. Tal vez haya que hacer lo mismo que en aquel momento. Sentarnos, dialogar, revisar los números y actuar en consecuenc­ia. —Llegás del sector privado a un lugar que conocés, pero al que a veces se le reprocha, como a todo organismo público, cierta lentitud burocrátic­a. —Acepté este desafío sobre todo por una cuestión generacion­al. Siempre nos escucharon diciendo “esto anda mal y hay que arreglarlo”. Hasta que llegó el día en que nos dijeron: ahora tienen la oportunida­d de arreglarlo desde adentro, vengan y háganse cargo. en un organismo público que maneja más de 1000 millones de pesos es inevitable que exista cierta burocracia. La idea es que funcione bien, con controles cruzados, eficiencia. Que no sea un elefante blanco. —¿Qué va a pasar con el cine Gaumont y los espacios Incaa? —insisto. Vengo de la industria y me falta ver el lado b de las cosas para tener una visión definitiva. Lo único que puedo decir hoy es que todas nuestras películas fueron y van al gaumont, y estamos muy felices de cómo les fue. —¿Tuviste contacto con Lucrecia Cardoso, tu antecesora? —Sí, claro. Y le agradezco muchísimo. estamos haciendo con ella una transición muy buena y muy abierta. —¿Ya tenés armado tu equipo? ¿Quién será el vicepresid­ente del Incaa? —estamos armándolo. Se va a terminar de definir todo cuando entremos al incaa.

—¿Y eso cuándo va a ocurrir? —en principio, durante los primeros días de enero. Llevo 10 años en esta compañía y hay que salir prolijamen­te. Atender varios temas legales y contractua­les para dejar todo en orden como correspond­e. —¿Pudiste hablar con el presidente Macri? —Todavía no. Sí con el ministro de cultura. —Y cuando te encuentres con el Presidente y él te pregunte sobre el estado del cine argentino, ¿qué le vas a decir? —Que es buenísimo. Y que tiene que ser mejor.

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