Anomalisa y el valor de una voz
¿Qué pasaría si
Anomalisa llegara a exhibirse aquí solo doblada al castellano? La película se apoya de un modo esencial y decisivo en las voces de sus intérpretes
El estreno de Anomalisa en los cines argentinos está anunciado para el 4 de febrero de 2016. Para cuando llegue esa fecha ya sabremos si esta prodigiosa película animada que dirigieron Duke Johnson y charlie Kaufman integra o no la selecta galería de títulos nominados al oscar 2016. Todo indica que su nombre no faltará entre los cinco candidatos a mejor largometraje de animación, aunque los expertos en este tipo de pronósticos auguran sin excepción que la estatuilla quedará en manos de Intensa-mente, nuevo portento de Pixar. ¿Tendrá posibilidades Anomalisa en otras categorías? es mucho menos probable, pero igualmente posible.
La historia del oscar está llena de sorpresas y giros inesperados, por lo que cabe aguardar con alguna expectativa la posibilidad de que Anomalisa produzca uno de esos batacazos que hacen historia. Pero alrededor de esta película (y de la actual temporada de premios en Hollywood) se alimenta desde hace tiempo otra singular espera, cuyo desenlace se producirá 24 horas antes de que se celebre la fiesta del oscar.
en el mediodía del próximo sábado 27 de febrero, dentro de una amplísima carpa levantada para la ocasión en el estacionamiento contiguo a las playas de Santa monica, los artífices de Anomalisa compartirán junto a cientos de invitados (muchos de los cuales participarán al día siguiente de la gala del oscar) la gran fiesta del cine independiente de estados Unidos.
Allí, Anomalisa aparece nominada en casi todas las categorías importantes (película, dirección, guión), a las que se suma una muy particular: entre las candidatas a mejor actriz de reparto de los premios independent Spirit figura Jennifer Jason Leigh. es la primera vez que ocurre algo así en los 30 años de historia de estos premios. “Ponerle voz a un personaje es también actuar”, fue la explicación más difundida para justificar esa inédita nominación, seguramente la más comentada de todas y la que se seguirá con mayor interés durante la ceremonia.
La inclusión de un trabajo exclusivo de voice over dentro de las candidaturas actorales a los premios más importantes de Hollywood es un debate que está muy lejos de saldarse. La Asociación de la Prensa extranjera de Hollywood (responsable de nominar y de otorgar los globo de oro) deja afuera esta posibilidad por exigencias de su reglamento. La cuestión hizo ruido por primera vez hace dos años alrededor de Scarlett Johansson y su elogiada participación en Ella (Her), la notable fábula futurista de Spike Jonze. Johansson se luce allí al poner su voz susurrante y felina al servicio de un personaje extraordinario: un sistema operativo informático que vuelve loco de amor a un ser humano de carne y hueso, solitario y fóbico, interpretado por Joaquin Phoenix. Johansson llegó a ganar el premio a la mejor actriz por esta interpretación solo vocal en el Festival de cine de roma.
De este lado del mundo, la discusión adquiere otras connotaciones. Supongamos que Jennifer Jason Leigh gana el sábado 27 el premio independent Spirit a la mejor actriz de reparto. ese eventual galardón seguramente potenciará el interés por ver la película y, como tal, formará parte de las campañas publicitarias que acompañarán su lanzamiento también en la Argentina. Los avisos gráficos que promocionan un estreno nunca dejan de mencionar los premios obtenidos por el film. Ahora bien, ¿qué pasaría si Anomalisa llegara a exhibirse aquí solo en la versión doblada al castellano? Sería imposible disfrutar de una de las genuinas virtudes de la película. mucho más a partir del hecho de que Johnson y Kaufman no eligieron por azar a Leigh para que le pusiera voz a ese personaje clave en una trama que, además, le exigió a la actriz un compromiso muy especial.
ese personaje femenino es el único que el protagonista de Anomalisa (michael Stone, un experto en motivación que llega a una ciudad para dar una charla sobre el mejoramiento de los servicios al cliente) escucha con su propia voz. este hombre sufre del sindrome de Fregoli, una enfermedad mental que lleva a alguien a creer que todas las personas que lo rodean en realidad son la misma. Un solo individuo que está todo el tiempo cambiando de apariencia. esa situación aparece expresada en la película a través de un solo actor (Tom noonan) que interpreta a la totalidad de las voces masculinas y femeninas que escucha Stone (David Thewlis). La única excepción es Lisa (Leigh), una mujer poco agraciada que llega especialmente a esa ciudad para escuchar a Stone y, casi por azar, vive con él un encuentro íntimo y profundo en el que se ponen en juego todas las angustias y perturbaciones mentales del protagonista. “Lisa no tiene mi cuerpo o mi cara, pero sentí frente a ella que estaba representando la escena erótica más explícita de toda mi vida” , confesó Leigh.
Kaufman, autor de otras celebradas películas sobre conflictos de la mente como El ladrón de orquídeas y ¿Quieres ser John Malkovich? escribió originalmente esta historia como pieza teatral. La imaginó a partir del concepto de sound play, una obra que debía crecer en la imaginación del público a través del oído y no de la vista. De esa afirmación se desprende que en cualquier adaptación teatral o cinematográfica, Anomalisa se apoya de un modo esencial y decisivo en las voces de sus intérpretes. en el caso del cine, una versión de
Anomalisa exhibida con doblaje sería fatal para sus aspiraciones artísticas, porque el tono neutro de la voz doblada le haría perder al personaje todos los matices imaginados por el autor de la puesta. Sin las voces elegidas por su autor, comprometidas a aportar una identidad determinada a sus personajes, Anomalisa dejaría de ser lo que es. Se transformaría en otra cosa de mucho menos valor artístico.
Lo más factible es que Anomalisa llegue a la Argentina con todas sus copias subtituladas. Una película de su tipo tiene en nuestro país un estreno acotado, limitado al circuito de arte y a un público acostumbrado a disfrutar las versiones originales. Pero el caso debería servirnos para advertir los riesgos de la extensión indiscriminada del doblaje, que en los últimos tiempos no hace más que extenderse en la Argentina y en toda la región. el público empieza a interpretar la lectura de los subtítulos como un esfuerzo innecesario sin percatarse de algunas peligrosas consecuencias a mediano plazo de esa conducta: dejar de reconocer como valor la pluralidad lingüística y el reconocimiento de esas múltiples voces, abandonar la posibilidad del perfeccionamiento del aprendizaje a partir del ejercicio de la lectura y su conexión con las voces originales. Y, sobre todo, perder de vista el valor de una obra artística tal como fue concebida. Sin la voz de sus intérpretes originales, ver una gema como Anomalisa no tendría ningun sentido.