Pernía le apuntó al ganador: “Me pegó mal, sin necesidad”
El piloto de Renault, que arrastra varias frustraciones en definiciones, no entiende cómo Girolami fue campeón tras la polémica acción
Cuando Juan María Traverso ejercía como emperador del TC2000, Renault era imbatible. Cuesta creer que la marca del rombo lleve 22 años sin un título en la especialidad, desde aquel último de 1993 que consiguiera el Flaco en el agobiante calor de Oberá. Y no había personaje más indicado para cortar esa racha, por la carga personal que lleva, que Leonel Pernía.
El Tanito de Tandil –hijo del legendario Vicente, campeón mundial con Boca en 1978 y vicecampeón de TC en 1997– acumula una impresionante frustración. Es la quinta ocasión en siete años en la que debe resignarse al subcampeonato de la categoría, como ya había sucedido en 2009, 2010, 2013 y 2014; fue la tercera oportunidad en la que llegó como líder a la carrera decisiva del año para irse con las manos vacías. Esta definición se pareció mucho a la de 2011, en Potrero de los Funes, cuando lo guapeó norberto Fontana, chapa mediante, para arrebatarle la corona.
Venía de protagonizar varias situaciones subidas de tono (con los Canapino, padre e hijo, en Comodoro Rivadavia en TC; con Facundo Chapur en la definición del torneo de Turismo nacional; con los comisarios deportivos de la ACTC una semana atrás en La Plata) y bajó furioso de su Fluence apenas terminada la carrera. no era inesperada su actitud: el toque con el Peugeot de néstor Girolami en la vuelta 7 lo perjudicó claramente; hasta allí, el tandilense era líder y se aseguraba el título. Desde ese momento, en que logró regresar a la pista, sintió que su auto ya no era competitivo. Que el título se le escapaba sin remedio, una vez más. Y por lo tanto, no se privó de acusar a su rival.
“Me pegó mal, sin necesidad –descerrajó Pernía, que había alcanzado la punta tras una “maniobra justa”, como la describió–. Después del toque, mi auto quedó muy mal, era inmanejable. Se desalineó, el palier rozaba la llanta, no podía doblar bien hacia la derecha y por eso después el Bebu me pasa. Tenía mucho más auto que yo y jugaba conmigo”. Desalentado, no le encontraba explicación al hecho de que “Girolami salga campeón des- pués de ésto que sucedió, después de que yo consiguiera devolver mi auto a la pista y que, precisamente por eso, él sólo recibiera un apercibimiento”.
angel Guerra, el único piloto campeón con Renault además de Traverso y ahora director deportivo de la marca, reclamó por el incidente y defendió a Pernía: “El auto no quedó bien y por eso no pudo pelear mano a mano, fue totalmente perjudicado por la maniobra. a la llanta trasera derecha le falta todo el borde”. Los comisarios deportivos dictaminaron luego que eso había sido producto del roce en la largada –cuando el resto de los candidatos esperaba que Girolami y Pernía se eliminasen en una colisión– y que los tiempos de vuelta indicaban que el rendimiento del Renault n° 3 no había mermado ostensiblemente. Juzgaron la consecuencia y bendijeron así el título del piloto de Peugeot.