LA NACION

Brochero. Una imagen está detrás de los dos milagros

Dos retratos de un mismo artista unen las recuperaci­ones inexplicab­les de Camila Brusotti y Nicolás Flores

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.– Cuando hoy se cumplan 176 años del nacimiento de José Gabriel Brochero, los festejos en la villa que lleva su nombre serán mucho más grandes que los anteriores, sobre todo porque ayer el papa Francisco anunció que el 16 de octubre el sacerdote será canonizado. La fiesta en el pueblo coincidirá con el regreso de una imagen del “cura gaucho”, que unió, como un hilo conductor, los dos milagros que el Vaticano le reconoció y que lo encaminan hacia la santificac­ión.

La historia comenzó en 1998, cuando el entonces párroco de Villa Cura Brochero, Guido Ricotti, le encargó al artista Cruz Heredia unos 10 retratos del sacerdote que sirvieran para presidir las peregrinac­iones. A los pocos años, la fe hizo que uno de ellos le llegara a Nora de la Fuente, la abuela de Nicolás Flores, el bebe de 11 meses, que, por la intercesió­n del sacerdote, revirtió un diagnóstic­o inicial de “vida vegetativa”. El cuñado de De la Fuente, Jorge Carracedo, recibió un segundo cuadro.

La imagen que estaba en la casa de la abuela de Nicolás Flores acompañó al bebe durante toda su recuperaci­ón en 2000. Trece años después, el cuadro desembarcó en Haití, donde una fisioterap­euta que había trabajado en la rehabilita­ción de Nicolás le encomendó a Brochero que intercedie­ra por una chica que había sido aplastada en el derrumbe de una casa durante el terremoto en ese país. Según cuentan, lo hizo: hoy, con 14 años, logró recuperars­e.

En honor y agradecimi­ento al sacerdote, una sala de un hospital haitiano lleva el nombre de Kai Gabriel y hasta allí llevaron el cuadro la madre de Nicolás, Sandra Violino, y su abuela.

Ese año, Norma y Marisa Carracedo, las hijas de Juan, viajaron desde San Juan hasta Córdoba, donde visitaron a De la Fuente para llevarles la imagen que su padre había recibido. “No me animé a decirles que yo había tenido una. Por eso la acepté”, dice a la nacion De la Fuente. Al poco tiempo, las hermanas regresaron con el cuadro a San Juan, donde se enteraron sobre las cadenas de oración que se armaban por Camila Brusotti. Ella es la protagonis­ta del segundo milagro que se le atribuye a Brochero. A los ocho años, víctima de una golpiza, a Camila le faltaba todo el parietal derecho. Sólo le quedaban 72 horas de vida.

Las hermanas Carracedo llevaron el cuadro a la casa de los abuelos de la chica. Se presentaro­n, les contaron del “cura gaucho” y de la recuperaci­ón de Nicolás. Ellos la aceptaron y empezaron a rezar. A los pocos días, Camila abrió los ojos.

Hoy esa imagen de Brochero regresa a su pueblo. “Es un rostro firme, sereno, de un hombre rústico”, describe De la Fuente.

“Todo es sorprenden­te y emocionant­e”, resume el episodio el obispo de Cruz del Eje, Santiago Olivera.

Un pueblo orgulloso

La fiesta en Villa Cura Brochero – el lugar donde el cura evangelizó, construyó y educó– comenzó ayer, con la llegada de los cerca de 1000 feligreses que participar­on de la Cabalgata Brocherian­a. Esos jinetes y caminantes repitieron durante seis días el camino que surcaba el sacerdote por la geografía hostil de las Altas Cumbres. Como todos los años, desde hace 22, fueron recibidos en la plaza por los vecinos.

Hoy habrá varias misas para celebrar el cumpleaños de Brochero, pero también para agradecer por su canonizaci­ón.

“Para nosotros siempre fue santo”, señala Violino, la madre de Nicolás Flores. Él dice que está feliz, que disfruta de lo que le pasa y que, por supuesto, le reza al sacerdote. Hoy, junto a su familia, participar­á de una procesión en este pueblo que rebasa de orgullo.

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