LA NACION

Los primeros trazos del Boca de Guillermo

En apenas 12 días, el nuevo entrenador le dio al equipo una inyección anímica y una identidad que, poco a poco, se afianzan con resultados

- Patricio Insua y Pablo Lisotto

Boca sonríe. Se siente renovado. Tras un inicio de temporada para el olvido, que derivó en el cambio de entrenador, el equipo que ahora conduce Guillermo Barros Schelotto resurgió, aprovechó sus últimas chances y volvió a estar expectante en los dos títulos que disputa: el Torneo Transición y la Copa Libertador­es. Boca mostró ante Bolívar, en La Paz, y frente a Unión, en la Bombonera, la ambición que había escaseado ante Racing, por el certamen continenta­l, y frente a River. Las diferencia­s marcan la paulatina evolución de un ciclo que todavía no completó las dos semanas. El resguardo que se imponía en las primeras presentaci­ones habilitó después un papel más protagónic­o. Y, aunque hasta ahora el cuerpo técnico no tuvo tiempo de trabajo, ya son evidentes los primeros trazos que delineó Barros Schelotto, y que dejan en claro que una evolución.

1 recuperó la confianza. Aun en la adversidad, el equipo contagia la sensación de que no va a perder. Sucedió con River, pese a que el nivel general fue bajo. Con Bolívar, en la siempre dificultos­a altura de La Paz. Y también ocurrió anteanoche, cuando el equipo no se desarmó cuando caía 1 a 0. En la conferenci­a de prensa, Barros Schelotto analizó: “Veo una entrega muy grande en los partidos y en los entrenamie­ntos. Que crece la confianza individual y eso mejora lo colectivo, Los veo bien. La situación que deriva en un cambio de entrenador genera un clima negativo en cuanto a la confianza y lo anímico de un grupo. Pero reitero que el equipo responde en los trabajos en el campo de juego, y se los ve bien, así que todavía podemos mejorar un montón”.

2 capacidad de reacción. Hay que viajar al 29 de agosto de 2015 para encontrar la última remontada de Boca antes de la de anteanoche. Por entonces, el equipo xeneize perdía 1- 0 en el Bosque, frente a Gimnasia, y lo ganó 2 a 1. Luego, se encadenaro­n 27 partidos ( incluidos los del verano), de los cuales 10 fueron derrotas, sin que el conjunto azul y oro pudiera dar vuelta un resultado. “Casi siempre se intentó jugar y buscar el resultado a través del juego y no con pelotazos. Hay momentos, como después del gol de Unión o en los últimos minutos, en los que aparecen los pelotazos y la desesperac­ión, y en este caso el equipo intentó jugar siempre”, destacó Guillermo sobre la victoria ante Unión por 2- 1.

3 más presión. A diferencia de la cautela que expresaba el equipo de Rodolfo Arruabarre­na cuando no le salían las cosas, el Boca de Guillermo se posiciona de otra forma para llegar al gol. El Mellizo quiere que el equipo presione más arriba. Que ahogue y no deje pensar al rival. El empate y el triunfo – ambos agónicos– de los últimos dos encuentros decantaron por la insistenci­a, por no claudicar en la búsqueda pese a la frustració­n que podían causar resultados que no se ajustaban al desarrollo de los partidos. Los goles de Federico Carrizo, a 3600 metros de altura, y de Carlos Tevez, en el cierre de la séptima fecha fueron, sobre todo, producto del carácter, el esfuerzo físico y los riesgos tomados. “Aun cuando podamos quedar descompens­ados, es bueno y necesario arriesgar”, afirmó Barros Schelotto.

4 todos iguales. “No tengo nombres preferidos que estén por encima del bien del equipo. Voy a utilizar a los futbolista­s que crea que están mejor en cada caso para que Boca gane”, manifestó Guillermo, cuando lo consultaro­n, por ejemplo, por la ausencia de Andrés Cubas y la presencia de Federico Carrizo. Aunque también explicó: “A los jugadores los voy conociendo con el correr de los partidos. Voy evaluando quién puede jugar cada tres o cuatro días. Contra Unión jugaron Lodeiro y Bentancur porque Pérez y Meli habían jugado en La Paz y sintieron el esfuerzo.”

5 No tevez, cada vez mejor. se acerca ni por asomo al delantero voraz que en 2015 condujo, primero, a Juventus a un nuevo scudetto y al subcampeon­ato en la Liga de Campeones, y más tarde a Boca a un bicampeona­to en cuatro días. Pero es notoria la mejoría del Apache. Está más fino con la pelota, más atento al entorno y menos fastidioso consigo mismo. Mantener la lucidez hasta el final le permitió marcar el agónico 2 a 1.

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PRENSA BOCA Guillermo va puliendo la mejor versión de “su” Boca

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