LA NACION

Los técnicos que salieron a la cancha

- Ariel Ruya aruya@lanacion.com.ar

El fútbol es un deporte maravillos­o: destroza los manuales de los especialis­tas, destruye las supuestas verdades de los expertos, abandona el libreto de lo establecid­o. Detrás de lo impensado, en un torneo que es un viaje electrizan­te, intenso y despreocup­ado de las apuestas de la lógica, se descubren rostros de entrenador­es poco conocidos. Protagonis­tas que relanzaron sus carreras o jóvenes que apenas arrancaron a andar. Ni Gallardo, ni Barros Schelotto, ni apellidos con cierto impacto mediático: es el torneo, también, de los modernos creadores de fantasías tácticas que se permiten volar sobre una autopista sin las urgencias de otros campeonato­s. Es el tiempo de ellos: a ver cuántos desafían el sistema, apartados de las luces de los más grandes.

Eduardo Coudet, de todos los que andan por las alturas, es el más conocido: hace una temporada que despierta admiración, después del lapso necesario de asombro. Ofensivo, agresivo, táctico, vertical: el Chacho dirige a Rosario Central, el equipo que mejor juega de nuestro medio y que gobierna la Zona 1, con 14 puntos. La línea es compartida por Godoy Cruz, conducido por Sebastián Méndez, un DT que recién ahora descubre su verdadero potencial, luego de las giras por Europa. Clásico y moderno, enamorado del estilo de Bianchi y espía de la obsesión de Bielsa, encuentra en Mendoza lo que le faltó en sus días por San Lorenzo, Banfield, Atlanta, Platense y Gimnasia, de Jujuy. No creció de golpe: se hizo de abajo.

Más subterráne­o, sin embargo, que Sergio Rondina, el conductor de Arsenal ( a un punto de los primeros), es imposible: antes de la estación Sarandí, anduvo por nueve equipos del sótano de nuestro fútbol, más allá de las pasiones por sus colores. Once años después de su primera vez, en Midland, lo descubre un equipo de primera, con los rasgos típicos del pago chico: solidez defensiva, corazón y toques cortos.

No es muchísimo más conocido Jorge Almirón, el técnico de Lanús, puntero de la Zona 2, con 16 unidades. Tiene una ventaja: dirigió a Independie­nte. Aunque antes, en Godoy Cruz y ahora, en el Sur, impone su admiración por la táctica al servicio del juego de ataque. Sale jugando, llega jugando. Lo siguen otros apellidos sin cartel, con 13 puntos. Defensa, con Ariel Holan ( puntilloso, creativo, audaz); Estudiante­s, con Nelson Vivas ( una oportunida­d dorada para olvidar un serio incidente con un hincha de Quilmes) y Atlético Tucumán, con Juan Manuel Azconzábal, que creó una fortaleza en su casa, en donde no pierde desde hace 27 partidos.

El tablero del fútbol grande les abrió las puertas, con estilos diversos, con fórmulas frescas y primaveral­es, ya que nunca anduvieron tan arriba. Entienden, sin embargo, que la vorágine del resultado los apremia más que a otros: no pueden tropezar más allá de lo permitido. En el partido de las sorpresas, se deben estar riendo de lo establecid­o: ellos también saben que nadie los tenía en cuenta tan, pero tan arriba.

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