En 2011 hizo lo mismo en un diario rosarino
Fue con una falsa bomba a La Capital; se quejaba por una nota publicada
ROSARIO.– Carlos Serbali protagonizó un hecho similar al de ayer el 29 de noviembre de 2011, en el diario La Capital, de esta ciudad. Aquella vez, este hombre “pulcro y canoso” –como lo definió la policía– ingresó poco después de las 17.30 en el sector de avisos clasificados del matutino y les dijo a los empleados que llamaran a la policía porque tenía una bomba que iba a “volar el diario”. Llevaba un maletín del que salían algunos cables que simulaban ser un artefacto explosivo.
Luego de esa advertencia, Serbali, hermano de un fallecido publicista muy conocido de esta ciudad, se sentó en los escalones del edificio a esperar a que llegara la policía. “Estaba tranquilo y no parecía un loco”, recordó un policía.
En el portafolios, donde él decía que estaban los explosivos, tenía también dos carpetas con una serie de recortes de antiguas notas de La Capital sobre hechos ocurridos durante la última dictadura.
Unos días antes de este hecho habían aparecido pegadas en las paredes del frente del edificio del diario fotocopias de una nota que había sido publicada unos meses antes. Era una crónica sobre el secuestro de Stanley Sylvester, cónsul inglés en Rosario y gerente del frigorífico Swift, que llevó adelante en mayo de 1971 un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Ese año se habían cumplido 40 años del secuestro. Serbali decía estar disconforme con esa publicación.
Periodistas de La Capital recordaron a la nacion que Serbali pretendía contrastar los artículos que tenía en unas carpetas, que eran de la década del 70, con el que se había publicado en el diario. Quería hacerlo cara a cara con el autor de la nota.
Aquel día el microcentro de la ciudad fue un caos. Llegaron a La Capital diez patrulleros y la Brigada de Explosivos. Desalojaron el edificio del diario y las propiedades vecinas. Luego se detectó que el artefacto que Serbali llevaba en la valija no era un explosivo, sino un artilugio inocuo.
Serbali fue imputado por amenazas. El juzgado correccional N° 10 ordenó un informe psiquiátrico. El psicólogo forense y el médico policial que lo revisaron llegaron a la conclusión de que el hombre “estaba lúcido” y “con capacidad de ser imputado”, porque comprendía perfectamente todo. Estuvo unas horas demorado en la seccional 2a y luego volvió a un hotel donde entonces vivía.