El Vía Crucis, marcado por inéditas medidas de seguridad
Tras los atentados en Bruselas, Roma reforzó al máximo los controles por el arribo de decenas de miles de peregrinos; por el miedo, hubo una ola de cancelaciones
ROMA.– Militares con metralletas, detectores de metales, francotiradores en los techos, cantidades extraordinarias de policías y agentes de uniforme, a caballo, con perros, e infiltrados entre la gente, de civil. Si ya las últimas semanas santas habían sido marcadas por extremas medidas de seguridad, la de este año, con los atentados de Bruselas demasiado frescos, será recordada como la Pascua con más seguridad vivida hasta ahora en Roma.
El miedo a atentados terroristas está latente aquí, como en el resto de Italia. Al igual que los demás países de la Unión Europa ( UE), desde los atentados en Bruselas del martes pasado, el gobierno italiano elevó el nivel de alerta. Además, redobló controles y vigilancia en sitios sensibles, como aeropuertos, estaciones de tren y de subte, museos, embajadas y edificios públicos.
La alerta es máxima en Roma, blanco de amenazas del fundamentalismo extremista y meta de cientos de miles de turistas en Semana Santa. Las medidas de seguridad ya se habían intensificado luego de los atentados de París de noviem- bre pasado y con el inicio del Jubileo de la Misericordia convocado por el papa Francisco, que empezó el 8 de diciembre último y que se extenderá hasta el 20 de noviembre. Pero ahora son aún más evidentes.
Mucho antes de llegar a la Plaza San Pedro, donde el Papa celebrará mañana la misa de Pascua y la posterior bendición urbi et orbi ( a la ciudad y al mundo) desde el balcón central de la Basílica, hay controles. Las fuerzas del orden revisan con detectores de metales bolsos, carteras y mochilas de todos los que llegan, incluso chicos y bebes.
Como ya había ocurrido en noviembre, después de los atentados de París, el horror de Bruselas, al margen de un aumento imponente de las medidas de seguridad, determinó una oleada de cancelaciones de grupos que habían reservado hotel para pasar el fin de semana en Roma y en otras ciudades que son metas privilegiadas del turismo, como Florencia y Venecia. El miedo paralizó a muchos.
En esta capital son 400 los objetivos considerados en riesgo, y los sitios ya controlados por fuerzas de seguridad y soldados son más de 4000, entre la ciudad y la provincia, según fuentes del Ministe- rio del Interior. En algunas ciudades italianas ya se registran nuevas medidas de seguridad, como en Catania ( Sicilia), donde sólo quien tiene un pasaje aéreo puede entrar en el aeropuerto de Fontanarossa. En la región de Calabria, el aeropuerto internacional de Lamezia Terme pidió la presencia del ejército. En Venecia – donde hubo muchas cancelaciones, en especial después de un alerta lanzado por el Departamento de Estado norteamericano–, un consejero regional propuso prohibir el uso de cascos u otro elementos, como el burka o el niqab, que impidan el reconocimiento de una persona.
En una Semana Santa marcada por el espanto de Bruselas, el prefecto de Roma, Franco Gabrielli, reconoció que deben estar “preocupados por todo” y con la guardia alta, no sólo por eventos extraordinarios, como el Vía Crucis de ayer o la misa de Pascua de mañana. “Personalmente, temo más lo ordinario que lo extraordinario: lo extraordinario tiene en sí mismo un carácter de excepcionalidad. Pero estos señores no siguen nuestros calendarios: su lógica es atacar cuando pueden atacar y atacan cuando están seguros de producir el máximo daño con el mínimo esfuerzo”, explicó.
“El calendario lo deciden ellos – siguió Gabrielli–, y en una ciudad como Roma no hace falta un evento especial. La estación Termini mueve 500.000 personas por día. Lo que quizá no se entendió de Roma es que es una ciudad donde es extraordinario lo ordinario.”