Damas Rosadas
“A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos sin esa gota.”
Esta frase de la Madre Teresa de Calcula describe a la perfección la misión de las Damas Rosadas, un servicio de voluntarias que trabaja básicamente en hospitales. Este verano tuve la oportunidad de colaborar con las casi 130 voluntarias que realizan diversas actividades asistenciales en el Hospital de San Isidro. Todas ellas tienen una cosa en común que las eleva y enaltece: el motor que las mueve a levantarse día tras día para ayudar a los demás. Eso es amor y es servicio. Por eso no puedo más que felicitarlas por su gran dedicación, cariño, respeto, humildad y sencillez. Son verdaderos modelos a seguir.
Agradezco haberlas conocido a los 21 años porque me ayudó a ver la enorme responsabilidad que tenemos como ciudadanos para con los demás. En un mundo en donde la mirada está puesta en lo superficial, no nos dejemos llevar por las distracciones que esconden una realidad que necesita de cada uno de nosotros. Entendí, tal vez a la fuerza, el verdadero significado del dolor; pude escuchar los latidos de un corazón que se desacelera por falta de amor, toqué heridas de soledad y vi lágrimas de desesperación. Paradójicamente, en medio de ese sufrimiento de los pacientes encontré la felicidad: un simple gracias, una sonrisa, una mirada, una caricia en la mano, un “Dios te bendiga”.
Cuanto más nos despojemos de nosotros mismos, mejores seremos.
Dolores Campos Arbulú
DNI 38.457.311