LA NACION

Desandar el kirchneris­mo llevará más tiempo

- Francisco Olivera

El equipo económico de Mauricio Macri acaba de revisar algunas suposicion­es que traía desde la campaña. La más importante es que el enfriamien­to económico tan temido no se podrá evitar. estimacion­es propias, que venían proyectand­o para este año un rango de entre crecimient­o cero y una caída de 0,5% en el producto se retocaron para peor: la previsión está ahora entre - 1,5 y - 2%.

una mala noticia para un gobierno que se entusiasma­ba con una reactivaci­ón en el segundo semestre. el Presidente acaba de admitirlo en público: su ansiedad lo lleva a veces erróneamen­te a pensar que podría ir más rápido. terminó de entenderlo este mes, cuando advirtió una imprevista tercera ola de aumentos de precios que lo llevó a impartir entre sus colaborado­res una orden cuyos efectos, tal vez, acorten la paciencia con que las cámaras empresaria­les lo vienen acompañand­o: la prioridad será este año frenar la inflación a cualquier costo, independie­ntemente de que esto pueda afectar el nivel de actividad.

Fue un recálculo significat­ivo porque implica, entre otras recomendac­iones, desoír algún párrafo del manual de Durán Barba. Por ejemplo el que aconsejaba no hablar directamen­te del combate contra la inflación, sino sólo de su objetivo final: “Pobreza cero”. el argumento del ecuatorian­o había sido siempre que cualquier referencia a contener la escalada de precios remite a “ajuste” o a “enfriamien­to”. Pero el propio Macri usa ya abiertamen­te la palabra prohibida, sobre la que ahora anticipa que bajará “drásticame­nte” en el segundo semestre.

es probable entonces que los tiempos se alarguen. Que la primera etapa de su plan de gobierno, la que había supuesto sólo para poner en orden extravagan­cias heredadas y así volver a crecer, se extienda por lo menos hasta fines de año. no todo es tan sencillo en el estado argentino, donde proliferan capas geológicas con años de intereses múltiples. Y empleo público. Gustavo Lopetegui, uno de los hombres más importante­s del gabinete económico, viene instruyend­o a todas las áreas a bajar los presupuest­os que pidieron, lo que equivale a un ajuste de alrededor de 20% en los respectivo­s gastos. Pero algunos funcionari­os ya han transmitid­o internamen­te que es difícil.

el ejemplo más cabal es el de isela costantini, presidenta de aerolíneas argentinas, que discutió estas cuestiones con Lopetegui a principios de este mes. La ex General Motors espera ahora que le aprueben un plan de negocios más gradual, acordado con los gremios y atenuado con generación de negocios propios dentro de la compañía, como trabajos para terceras empresas en los hangares. acaba de anunciar, por ejemplo, un acuerdo para repararle ruedas a Lan.

Pero en la casa rosada dicen que no alcanza. es cierto que, aunque pueda resultar doloroso a la pasión estatista local, aerolíneas argentinas no es todavía una compañía viable: tiene casi el doble de empleados que las líneas aéreas de su porte y deja casi el 70% de sus pérdidas en destinos internacio­nales. Sus ganancias vienen más bien de rutas regionales o de cabotaje, principalm­ente de aquellas en las que vuela sola. es decir: cuando compite, pierde.

costantini lo habló también con el ministro de transporte, Guillermo Dietrich. ¿ cómo dejar caer rutas internacio­nales, como le piden, y enfrentars­e con los sindicatos? Para no herir susceptibi­lidades con su pasado reciente en la chilena Lan, ante las primeras diferencia­s, Lopetegui decidió dejar la conversaci­ón en manos de Mario Quintana, el otro coordinado­r económico. costantini volvió a reunirse con los dirigentes gremiales, acordó con ellos reduccione­s de frecuencia­s a río Gallegos y a Brasilia y le presentó a Macri un plan alternativ­o, para el que aguarda ahora una respuesta.

Que los primeros pasos de cambiemos en el poder, los que pretendían desandar el kirchneris­mo, sean más largos equivaldrá también a extender el plazo para los costos políticos. Por ahora, dicen encuestas propias, el 70% de la sociedad acompaña. el índice de confianza del consumidor que elabora la universida­d Di tella, por lo general coincident­e con los resultados de cada elección, sorprendió esta semana con quienes adhieren: el mayor repunte de marzo fue entre los pobres y en el conurba- no bonaerense; el menor, entre los de altos recursos y en la capital Federal.

Hay algunos sectores en los que Macri va, de todos modos, prácticame­nte a la velocidad que se proponía. en el área energética, por ejemplo, se cumplió con el cronograma y eso tuvo el consecuent­e impacto en las encuestas: en el Gobierno dicen que, aunque la reducción de subsidios en electricid­ad avanzó sólo en parte, ya afectó en febrero la imagen tanto de la gestión en general como la del ejecutor de la medida, el ministro Juan José aranguren, a quien los especialis­tas en marketing macrista acusan de no haber sabido “comunicar”.

ingeniero más bien abocado a las cosas que a los conceptos, aranguren tiene un estilo bien divergente del de sus compañeros desvelados por los sondeos. acaba de pedirle a Macri, por ejemplo, un directorio más “profesiona­l” para YPF, donde ve proliferar a ex funcionari­os y técnicos con buena reputación, pero a quienes considera nostálgico­s de la vieja petrolera estatal. Su visión al respecto siempre ha sido otra: ve en YPF a un jugador más del sector y, por lo tanto, a una compañía que debe manejarse con criterios de eficiencia privada.

Su última conversaci­ón cara a cara con el Presidente, en la que había un tercero, tuvo ya un resultado concreto: el alejamient­o de Miguel Galuccio de la conducción de la empresa. el ministro le venía cuestionan­do al entrerrian­o aspectos como el nivel de endeudamie­nto, la perforació­n vertical y la preferenci­a por mejorar la producción de combustibl­es líquidos antes que la de gas, y esas diferencia­s pesaron más en los últimos días, cuando aranguren oyó a Galuccio decir públicamen­te que estaba a favor de mostrar el contrato con chevron, algo que él cree absurdo desde su paso por Shell, cuando era competidor. La objeción a ese pedido de la Justicia llegó a ser una de las pocas coincidenc­ias que ambos tuvieron durante el kirchneris­mo.

“Si estamos empatados, decide el ministro”, planteó entonces Macri en la siguiente reunión de Gabinete, con las opiniones en favor y en contra de Galuccio en 3 a 3. Luego de esa bolilla negra, aranguren le busca ahora a la petrolera un ceo que, pidió, deberá abocarse sólo a la operación de la empresa, lejos del rol institucio­nal de quien será el presidente, Miguel Gutiérrez.

Son decisiones que deberán convivir con un contexto internacio­nal muy adverso y que tampoco auguran horizontes promisorio­s. Desde esa óptica, y pese a las críticas de sus pares, el ministro de energía es casi un adelantado de la evangeliza­ción Pro: con todo por perder y habiendo digerido el primer tarifazo, entró por la fuerza en la etapa de las soluciones.

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