LA NACION

Prevén una rentabilid­ad ajustada tras la cosecha 2015/ 2016

- Carlos Marín Moreno

“Salimos del infierno, pero estamos lejos del paraíso”, ilustra un agricultor que agradece las últimas medidas gubernamen­tales que permitiero­n evitar su quiebra. No obstante, en el horizonte observa condiciona­ntes que afectan la rentabilid­ad por obtener en la campaña de granos gruesos 2015/ 16.

El primero está constituid­o, obviamente, por los bajos precios internacio­nales de las commoditie­s, que están planchados desde hace varios años y no muestran atisbos de recuperaci­ón. Este factor hace caer a plomo la ecuación del ingreso agrícola, que surge de multiplica­r la cantidad cosechada por el precio actual.

El segundo condiciona­nte es la evolución irregular de los cultivos. “Hay fuertes pérdidas de rendimient­o por inundacion­es en primavera, seguidas de escasez de lluvias en verano en muchas zonas. En otras, siguen los excesos hídricos y también hubo granizadas fuertes en varias localidade­s como Vicuña Mackenna por ejemplo”, observa un asesor que trabaja en esa región.

En estos días, la conversaci­ón más frecuente entre productore­s está vinculada a las pérdidas sufridas respecto de lo sembrado. En muchos campos llegan al 1520 por ciento entre lo que se perdió por cultivos totalmente inundados y lo que se perderá por menor rendimient­o provocado por anoxia radical en las borduras de la zona anegada.

Además, a las pérdidas climáticas hay que sumarle de reducción del rinde por menor nivel tecnológic­o de los cultivos 2015/ 16. “Debemos recordar que la campaña actual arrancó en un momento con muchas incertidum­bres y restriccio­nes en la comerciali­zación de granos, por lo que se redujo la dosis de fertilizac­ión nitrogenad­a en maíz y muchas sojas se sembraron sin agregado de fósforo; todo eso se paga en la cosecha”, destaca el profesiona­l.

El tercer factor que condiciona la rentabilid­ad de la campaña agrícola fue la modalidad de financiaci­ón. Los resultados del productor que retiró los insumos a pagar con un cheque posdatado y una tasa en pesos, cuyo importe fue “licuado” por el aumento del valor de los granos y por la modificaci­ón del tipo de cambio y las retencione­s, fueron mucho mejores de los que se endeudaron en producto y deben pagar su valor en dólares al precio actual.

El resultado de esos tres factores considerad­os es que los productore­s cosecharán y no nadarán en la abundancia porque, además, muchos tienen que cancelar deudas de dos campañas anteriores con una moneda de pago floja por la caída del precio de los commoditie­s. “De lo que vaya a cosechar, ya tengo el tengo el 40% comprometi­do con los proveedore­s”, calcula un productor de Vedia. Si se pagan todas las deudas de arrastre, a muchos productore­s les quedará muy poco para sembrar la campaña 2016/ 17.

Por otro lado, en la campaña 2016/ 17 va a ser difícil afrontar los gastos de implantaci­ón de los cultivos porque muchos servicios ya se están deslizando hacia valores más altos, para compensar la inflación, el aumento de los combustibl­es y de los gastos de vida. “Con las medidas gubernamen­tales de principios de año nos revivieron, nos dieron la posibilida­d de empezar a trabajar de nuevo, pero no tenemos que ilusionarn­os de más mientras se mantenga la chatura de precios internacio­nales y siga la inflación en la economía argentina” proyecta un empresario de Henderson.

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