LA NACION

DEl POTRO sE aniMa a vER un fuTuRO

Optimista, el tandilense hace foco en su muñeca; cayó ante Zeballos, quien jugó en lugar de Federer

- Sebastián Torok

MIAMI.– Por momentos parece un triste

déjà vu de la temporada pasada. Juan Martín del Potro, en el court central del Miami Open, sufriendo por la muñeca izquierda, maldiciend­o al aire, recibe asistencia médica, sigue jugando, pier- de y deja el estadio entre aplausos, pero con el rostro inyectado en preocupaci­ón. El rival no es el canadiense Vasek Pospisil, como en 2015. Ni tampoco Roger Federer, que no se presentó por un virus estomacal, provocando una enorme decepción en los miles de espectador­es que agotaron las localidade­s. El contrincan­te de la 2 ª rueda es Horacio Zeballos, que ingresó como lucky loser, y lo derrota por 6- 4 y 6- 4. La alarma se enciende, una vez más. Parece una pesadilla. Hasta que el propio tandilense sofoca el fuego y, como casi nunca en los últimos meses, se anima a planificar el futuro, su futuro dentro del circuito.

“Mientras siga en proceso de rehabilita­ción, mi foco estará puesto en la muñeca. Después vendrá el tenis y la parte física, que es lo que me va a mantener sano. Pero ya tengo todo medio hablado, medio armado, para que después de este torneo pueda formar mi equipo [ cuerpo técnico] y arrancar con esas personas. Esto también era una prueba para ver cómo terminaba. Distinto hubiera sido si desde acá tenía que parar un mes o dos, y ahí no tenía mucho sentido armarme un equipo importante si no podía jugar”, dice y automática­mente se empiezan a evaluar apellidos para tomar el cargo que durante ocho temporadas tuvo Franco Davin. Hay opciones, nacionales y extranjera­s. Hasta aquí, el venezolano Jimy Szymanski lo asistió, pero Del Potro agrandará y reformular­á su grupo.

Paciencia. Eso es lo que Del Potro necesita después de haber perdido prácticame­nte los últimos dos años por tres cirugías en la muñeca izquierda. Se ejercita para tratar de tolerar derrotas que antes, por lo general, eran victorias. “La paciencia que hay que tener es muy grande – reconoció el ex número 4–. No sé si muchos aguantaría­n y más con el camino que tuve durante los últimos dos años. Eso es lo que me deja tranquilo y me enorgullec­e. La realidad también es que es difícil ser paciente cuando uno estuvo mejor. Pero lo que pasó, pasó. De acá me fui hace un año sin saber si iba a poder jugar, había chances de que no volviera a tocar una raqueta porque ya no tenía tolerancia, sufría mucho, estaba depresivo. Hoy estoy acá lidiando con estos problemas, pero intentando salir adelante y, a partir de ahora, ojalá que se active de nuevo mi carrera y pueda pensar en otras cosas y no tanto en la mano”.

Desde que regresó al tour, en Delray Beach, Del Potro sumó ocho partidos ( cinco victorias). Como punto positivo vale destacar que su derecha luce intacta: pesada y agresiva como siempre. El servicio conserva el poderío. Y sigue imponiendo respeto en los rivales. Su mayor debilidad es el revés, claro. El slice es correcto, pero no hiriente como el de Feliciano López o Federer, por citar algunos ejemplos. Cuando golpea a dos manos con top, lo hace sin fuerza y los rivales suelen insistir por allí, como hizo ayer Zeballos. Físicament­e, por momentos parece ahogado, pero si mantiene la preparació­n sin lesiones, la competenci­a deberá acercarlo a su mejor nivel. Está lejos de lo que pretende. Pero son sus primeras brazadas después de haber estado casi en el fondo del mar.

“Acá no hay nada fuera de los parámetros previstos. Lo raro y lo sorpresivo es que a veces juegue muy bien y gane. Mi vida cambió en los últimos meses para bien. Sé cuáles son mis limitacion­es y lucho para poder superarlas, como superé tres operacione­s. Estoy jugando al tenis, bien o mal, pero estoy jugando”, sentenció Del Potro.

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Luis fernández Del Potro necesitó de asistencia durante el partido que ganó Zeballos por 6- 4 y 6- 4
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