LA NACION

Una extraña pero hábil pareja

teatro. Flavio Mendoza y Norma Aleandro se unieron en la dirección de Franciscus, una nueva megaproduc­ción

- Leni González Para La NaCIoN

Flavio Mendoza y Norma Aleandro se unieron en la dirección de Franciscus, una apuesta musical atípica por su gran producción y despliegue “Cuando me llegó el libro sobre san Francisco de asís, de alejandro roemmers, a quien conozco y es amigo, no me pareció como para mí. Tenía mucho de actoral, sentía que no era mi área y me asustó, pero, a la vez, me gustó la idea, la posibilida­d de hacer un cambio en mi carrera y el mensaje maravillos­o que tiene esta obra. Por eso, si lo hacía debía tener a mi lado a gente que supiera mucho del tema. así es como estoy con esta gran señora, Norma aleandro, a mi lado. es un honor y me queda en el corazón para el resto de mi vida, por lo que sabe, porque nos contiene a todos y es maravillos­a.”

sí, es verdad. a Flavio mendoza ( no es al único) le encanta la palabra “maravillos­o/ a”. Pero el musical Franciscus, una razón para

vivir convoca ese espíritu y tiñe de magia los preparativ­os en el teatro broadway poco antes del estreno. La sala es un hervidero de técnicos, asistentes y fotógrafos que van y vienen con la mirada de frente a un objetivo, ese gran escenario a punto de explotar, enmarcado por las imágenes de un pueblito de cuento donde cae la nieve mientras un gigantesco armazón de campana se acerca desde las alturas y los actores que ríen cruzan las tablas con trajes del siglo XII sin perder de vista que el piso puede abrirse para que aparezcan más sorpresas. sí, maravillos­o.

Viene de tapa Pero, en especial, el director y productor general del musical se refiere a la gente que lo acompaña en esta movida que involucra a más de 50 artistas en escena, 12 músicos y un total de 103 personas sumados los técnicos. Por nombrar sólo a algunos, al equipo lo integran los protagonis­tas, Federico Salles ( Francisco), Florencia Otero ( Clara), Leticia Brédice, Fabio Aste, Ana María Picchio, Diego Hodara, Patricio Arellano, Eliseo Barrionuev­o, Pedro Velázquez, Walter Canella, Jimena González y muchos más; la iluminació­n y producción técnica es de Ariel Del Mastro; la música, de Federico Vilas; la escenograf­ía, de Lili Diez; la coreografí­a, de Facundo Mazzei; el vestuario, de Manuel González; la codirecció­n, con Mendoza, de Maxi Vecco, y, por supuesto, la dirección artística, de Norma Aleandro. Al guión original de Roemmers acerca de la vida del santo de Asís, los directores le agregaron una historia paralela en la actualidad, la de un nene enfermo, su mamá ( Brédice), el papá ( Aste) y la abuela ( Picchio), a quien la madre le lee un libro acerca de otro tiempo y lugar milagrosos.

A Norma y a Mendoza no era fácil imaginarlo­s juntos. Pero lo están, y contentos. “Miraba mucho el trabajo que hace Flavio como profesiona­l y artista. Cuando me hizo la propuesta me interesó mucho tocar el tema de esta manera, en un musical. El libro ya estaba adaptado; apenas sugerí alguna cosa. Había hecho algunas comedias musicales y una ópera. Pero esto no se parece a nada”, ex- plica Norma. Y enseguida aclara el porqué. “¡ Tiene tanto! Actores como Brédice, Picchio o Aste, y bailarines y cantantes que, además, son grandes actores. Y, encima, hasta hacen trapecio. ¡ Estoy fascinada! Me entusiasmé mucho desde el principio”. – ¿ Dónde está el toque Aleandro? N. A.: – En la interpreta­ción, no sólo en lo más teatral, sino también en general porque, aunque bailen y canten, todos son personajes. Hemos hecho un gran equipo de dirección con Flavio, con Maxi Vecco y también con mi hijo, Oscar Ferrigno, que codirige conmigo. Es la primera vez que trabajamos juntos. Nos entendemos muy bien porque pensamos lo mismo en este aspecto. Estoy aprendiend­o muchísimo. – Más de un distraído va a creer que el título es por el Papa. Acaba de llamar así a su cuenta en Instagram y, hace un tiempo, Roemmers le regaló un poema en el Vaticano F. M.: – Es que nuestro Papa eligió el nombre por San Francisco de Asís. Me siento identifica­do con el Papa, creo que lo que hace por el mundo es lo que tenemos que hacer todos. Y Aleandro cree aún más en ese mensaje, en la idea del despojo y que no todo es material. – Flavio, ¿ no te dieron ganas de subirte al escenario? F. M.: – Me encantaría y Aleandro quería que lo hiciera. Pero le tengo mucho respeto al espectácul­o; no me veo yo haciéndolo mejor que los chicos. Hicimos unas audiciones maravillos­as, todos los artistas están muy bien, no hace falta un

Flavio ahí arriba, estoy en otra cosa. Hace mucho que no paro y me parece bien tomarme este tiempo y disfrutar desde este lado, retocando, mejorando todos los detalles. – Norma, ¿ cómo te parás frente a profesiona­les que vienen de escuelas distintas?

N. A.: – Sin prejuicios. No hago marcacione­s sino conversaci­ones sobre los personajes y ahí nos ponemos de acuerdo. El que realmente hace el trabajo de creación es el actor y el director es una partera que ayuda para que logre eso en lo que trabaja, porque a veces se asusta de los caminos que toma.

F. M.: – Los que nunca trabajaron con Norma saben que es un avance en sus carreras, descubren otra cosa. En realidad, no es una comedia musical típica. Es muy diferente. A mí no me gusta tanto el cantante de comedia musical que canta y expresa todo exageradam­ente. Tratamos de hacer esto a nuestro estilo, es muy nuestro, no tiene un rótulo, está creado.

– Trabajaste con Nacha Guevara,

ahora con Norma: ¿ qué aires nuevos te trajeron a tu carrera?

F. M.: – Aprender la humildad de los grandes. Una frase hecha pero es así. Norma genera amor. Yo soy más cascarrabi­as, el que grita y se pone mal. Termina un ensayo, ella los felicita a todos y yo quedo medio dibujado, enganchado por otra cosa porque tengo otro carácter. Después en mi casa, más tranquilo, me doy cuenta de que con ese toque de amor se logra todo. Eso es lo que más aprendo.

N. A.: – Estoy aprendiend­o formas distintas de trabajar. Es muy duro el trabajo que hacen y, a la vez, con poesía. Por otro lado, no me es ajeno. Mis tíos tenían un circo, mi padre era actor, se hizo en el circo. De los siete hermanos varones, tres eran de circo y yo iba muchísimo. Es un reencuentr­o con esa parte de mi historia. De alguna manera, yo también, como Flavio, vengo de ahí. Mi hijo se crió con ese abuelo, nos criamos todos respetando muchísimo lo circense.

F. M: – Las cosas no son por nada. Pero toda la acrobacia está puesta en función de la historia, hay campanas enormes que vienen desde el techo pero tienen que ver con la plaza de Asís, o los saltimbanq­uis en el carnaval por la calle. Nunca se vio algo así en la Argentina. Lo digo con humildad. No vamos a contarte el final pero siempre que lo veo se me eriza la piel y lloro porque es muy emocionant­e.

N. A: – Emocionant­e, no triste. Te alegra la vida esta historia. Voy a decir algo raro y especial pero nos llevamos todos muy bien. Tantos directores, asistentes, coreógrafo­s, técnicos podríamos habernos llevado mal. Pero todos sabíamos por dónde iba el espectácul­o y fuimos para el mismo lado.

Franciscus, una razón para vivir

De A. Roemmers y F. Vilas Broadway, Corrientes 1155 Miércoles a domingo, a las 21.30. Entradas, desde $ 250.

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Hernán Zenteno
 ?? Hernán zenteno ?? Norma Aleandro, en plena tarea de dirección de Franciscus
Hernán zenteno Norma Aleandro, en plena tarea de dirección de Franciscus

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