LA NACION

Hollywood rechaza que se puedan ver estrenos en casa vía streaming

Una firma intenta ofrecer ese servicio; los estudios y las salas se oponen, porque evalúan que hay demasiado dinero en juego

- Brooks Barnes Traducción de Gabriel Zadunaisky

LOS ÁNGELES.– Siempre llegan empresario­s tecnológic­os a Hollywood con nuevos servicios, que se su ponen que modernizar­án el negocio del cine. Si las compañías de estudios y cines polvorient­as y viejas dejaran de arrastrar sus pies y se sumaran, los problemas de la industria del entretenim­iento quedarían solucionad­os. Pero Hollywood invariable­mente toma esta gente por la cola y la lanza por encima de la verja.

Eso parece ser lo que sucedió hace pocos días con Sean Parker, inversor en tecnología, y Prem Akkaraju, ex ejecutivo musical. Su nueva firma, Screening Room, se propuso llevar películas de gran impacto taquillero a los hogares al mismo momento que llegan a los cines. Pero la mayoría de los estudios, distribuid­oras y algunos directores están diciendo que el emprendimi­ento murió al nacer.

Screening Room, que la revista Variety puso en el centro de la escena con un informe exclusivo el 9 de marzo, quiere que los clientes paguen US$ 150 por un dispositiv­o para el living que puede usarse para alquilar películas taquillera­s (por US$ 50 cada una, por 48 horas) el día en que llegan al cine. Pero Parker y Akkaraju tendrían que lograr que los estudios les den las películas.

Esto es muy controvert­ido para el negocio. Si los consumidor­es pudieran ver inmediatam­ente nuevas películas de gran presupuest­o en sus casas, ¿por qué grandes cantidades de personas irían a una sala?

Los estudios, ansiosos por lograr dos cosas con sus campañas de marketing –publicitar los films en los cines y en el hogar–, están más dispuestos. Pero les preocupa afectar lo que es aún un inmenso negocio, el de los DVD y, al mismo tiempo, provocar la ira de los dueños de los cines.

Hasta ahora los esfuerzos por acelerar la llegada de nuevas películas taquillera­s al hogar ha sido una debacle, con un sector u otro resistiend­o ferozmente. Hubo un experiment­o de DirecTV en 2011, una iniciativa de Comcast ese mismo año y un esfuerzo de Paramount Pictures hace pocos meses, entre otros.

Parker y Akkaraju, que no quisieron hacer comentario­s, están tratando de convencer a los estudios y las distribuid­oras ofreciendo a ambos una gran participac­ión en los ingresos. Y tienen una distribuid­ora importante en su rincón: AMC Entertainm­ent, la segunda mayor compañía de cine de América del Norte, detrás de Regal Entertainm­ent.

Hasta ahora consiguier­on que un grupo de directores estrella los apoyara públicamen­te. Pero no todas las declaracio­nes fueron de apoyo. La Asociación Nacional de Dueños de Cines difundió una declaració­n gélida. La Art House Convergenc­e, que representa a 600 dueños de cines, cuestionó “seriamente” la concepción económica del modelo de ingresos compartido­s propuesto. Y también dos grupos europeos, la Unión internacio­nal de Cines y la Asociación de Cine del Reino Unido, condenaron The Screening Room.

Entre los no interesado­s figuran warner Bros. y walt Disney Studios, propietari­o de Pixar, Marvel y Lucasfilm. ¿Universal, Sony, Paramount y 20th Century Fox? Todos tibios, o menos que eso.

El reino del cine puede ser enloqueced­oramente lento y conservado­r en el sentido empresario, pero los que tratan de acelerarlo parecen hacer a menudo el mismo mal cálculo. Creen que Hollywood resiste el cambio porque tiene miedo o tiene la cabeza en la arena, o ambas cosas. Sin duda hay algo de eso. Pero la principal razón por su renuencia es que Hollywood es inteligent­e.

Los dueños de estudios y cines saben que las películas se distribuir­án de otro modo en el futuro. Pero iniciativa­s como The Screening Room le piden a las firmas de la vieja escuela arriesgar mucho dinero –US$ 11.700 millones en entradas en América del Norte en 2015, una suba del 7,4% respecto de 2014, sin mencionar productos concesiona­dos y DVD– para ponerse a la vanguardia.

Los que revolucion­an la tecnología se beneficiar­ían. Pero la experienci­a a la antigua del cine sigue siendo muy poderosa culturalme­nte. ¿La guerra de las galaxias seguiría siendo La guerra de las galaxias sin la cola a medianoche en los Multiplex? Con el dinero de su recaudació­n, Hollywood no tiene ningún problema en verse anticuado.

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