Muriel Santa Ana. “El palo de la selfie... ¡Qué horror!.”

— ¿Cuál fue el mejor viaje de tu vida? — A los 20 años fui al Sur en carpa con unos compañeros de teatro, cuando estudiaba con Agustín Alezzo. Viajamos a dedo y dromimos en camping libre. Parte del recorrido de los Siete Lagos, Bariloche, Villa la Angostura, Esquel y llegamos hasta Lago Puelo. — ¿Aquello que nunca dejás de llevar en tus viajes? —En destinos invernales, la bolsa de agua caliente

— ¿Tres requisitos que debe reunir un buen compañero de viaje? —Le banco todo menos el mal humor y la mala cara. En el viaje la convivencia se intensifica mucho, siempre hay roces, aparecen distintas necesidades, pero todo es salvable si hay buena onda y buenas caras. Cualquier cosa menos mal humor. — ¿Un libro y un disco como compañero de viaje? — Para leer puede ser algún libro de poesía japonesa, que me gusta mucho, o algún libro de cuentos de Cheever. Cosas breves. Para escuchar en el auto me gusta mucho Natalia Lafourcade, Julieta Venegas, Vicentico, Charly, Los Beatles. — ¿Qué fue lo más simpático que te sucedió arriba de un avión? — El año pasado fuimos con Carla Peterson y su bebé, Gaspar, a Miami. Nos fuimos ocho días a descansar después que terminamos Guapas. Viajamos en Aerolíneas Argentinas y fue un escándalo porque justamente en la tira las dos hacíamos de azafatas. Entonces nos la pasamos en el llamado galley, el lugar donde ellas preparan las bandejitas de comida, que era exactamente igual al decorado que teníamos en Pol-ka. Nos hicieron regalos, incluso quedé medio amiga de una de las azafatas de Aerolíneas y hasta nos vino a saludar el comandante y no sacamos fotos con todos. Pero no pasamos a la cabina. — ¿Alguna vez paraste en un hotel all inclusive? — No, en general me oriento hacia otro tipo de lugares, otro tipo de opciones, pero tengo pendiente conocer México, el Caribe, y si en algún momento hago ese viaje tal vez pruebe la experiencia. Tengo amigas que lo han hecho y lo recomiendan, y otras que no. Así que en el momento que me ponga a averiguar veré qué me pasa. — ¿Playa o montaña? — He cambiado. Durante toda mi vida fue montaña, y los últimos años me fui inclinando hacia la playa. No me gusta el sol, hace 20 años que no tomo sol y me protejo mucho, pero me gusta mucho

caminar por la playa. — ¿El mayor pecado de un turista?

— El palo de la selfie. ¡Qué horror!

— ¿Cuál fue tu mayor hazaña en el turismo aventura? — Nunca hice turismo aventura. Nada. Alejadísimo de mi naturaleza, de mis elecciones. Cuando estoy de viaje me gusta mucho caminar, recorrer pueblitos cercanos, alquilar un auto y pasear. — ¿Un día de vacaciones perfecto? — Me imagino en esas cabañas hermosas que hay en algunos lugares al norte de Brasil o del Caribe, con ese mar impecable y sin turistas a la vista. Arrancaría con un rico desayuno, un licuado con muchas frutas, y después una linda clase de estiramiento. Después playa, lectura, almuerzo, siesta. Más allá de lo que haga, me gusta que sea en un estado contemplativo. Un día perfecto de vacaciones es también un día de introspección. para más datos El domingo último estrenó Absorta y desnuda, propuesta teatral poética con dirección de Mariano Dossena. En la Sala Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543. Entrada, 150 pesos.