LA NACION

Salarios: aun con el bono, habrá caída del poder adquisitiv­o

Según un informe del ieral, la pérdida sería de 4 o 5%; la situación es dispar según la actividad, algo que también condiciona la negociació­n por el plus

- Silvia Stang

Los gremios del comercio y la construcci­ón cerraron en los últimos días sus segundos acuerdos por la recomposic­ión de salarios para este año. En el caso de los mercantile­s, el primer pacto fue por seis meses (abril a septiembre) e implicó una suba del 20% (más un monto fijo de $ 2000); el jueves pasado se terminó de negociar el segundo tramo, con incremento­s (no acumulativ­os con los previos) de 12% para octubre y de 7% para enero de 2017. El resultado final fue un aumento de 39% para el período de abril de este año a marzo del próximo (fecha de vencimient­o del convenio).

Con igual estrategia de desdoblar la negociació­n anual, en la construcci­ón se llegó al mismo porcentaje final, si se suma un 22% de suba otorgada en abril más el 17% aplicado en septiembre pasado.

Esos sectores quedaron entre los que más acercaron sus porcentaje­s de recomposic­ión de ingresos a la evolución de los precios. Según el último Relevamien­to de Expectativ­as de Mercado (REM), que publica el Banco Central sobre la base de las estimacion­es de más de 60 centros de estudios, la inflación de este año sería de 39,6% (según los datos del instituto de estadístic­as de la ciudad de Buenos Aires, en los primeros nueve meses del año el índice acumulado es de 32,8%). Un nivel que, claramente, no fue alcanzado por el promedio general de las subas de ingresos laborales.

Un informe del Ieral de Fundación Mediterrán­ea estima que aun si se cobra un bono de fin de año de $ 2000, los salarios medios o bajos tendrán en general una caída de su poder adquisitiv­o con respecto al año anterior. Para alguien que cobra una remuneraci­ón de $ 13.000 brutos mensuales, con dos hijos a cargo, la baja del valor real de su salario sería de 4,3% si es que recibió un incremento nominal del 32%, tal como se estima que ocurrió en el promedio de la economía formal.

El bono de fin de año fue el sello que se le puso el miércoles pasado a una reunión entre funcionari­os del Gobierno, sindicalis­tas y empresario­s. No hay, sin embargo, una medida que exija el pago de $ 2000 a cada trabajador, sino que la cifra implica una “referencia” para que ahora se negocie en los diferentes sectores. Tras el anuncio del acuerdo, varias entidades empresaria­les (en particular, las que agrupan a pymes como el caso de CAME) dijeron que hay empleadore­s imposibili­tados de hacer frente a los pagos, en tanto que desde actividade­s como la industria se apuntó a que las situacione­s son diferentes según la rama.

“El pago va a depender del sector; en épocas de retracción del consumo toda la actividad se contrae, pero la primera que sufre es la pyme y en ese ámbito veo que va ser complicado, salvo excepcione­s”, razonó el abogado Luis Discenza, del estudio AMZ que representa en negociacio­nes a empresas y cámaras sectoriale­s. Agregó que hay otros factores que influyen, como el mayor o menor peso que tenga la masa salarial sobre el gasto total de la empresa.

Lo cierto es que, más allá de esa disparidad en el nivel de actividad, también es diferente lo logrado por cada gremio para intentar hacerle frente este año a la inflación.

Según un cuadro publicado por el Banco Central en su Informe de Política Monetaria, entre los acuerdos anuales hay incremento­s de 29 o 33%, como los de transporte o metalúrgic­os (ambos con sumas fijas que se sumaron a esos porcentaje­s) y otros de 37 y 38%, como camioneros y aceiteros, respectiva­mente.

En promedio, y según afirmó tras el acuerdo por el bono el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, este año las subas se ubicaron en 34%. Si a ese dato se lo compara con el 39,6% de inflación esperada para 2016 de punta a punta, la caída del salario real promedio resulta del 4% (si lo que antes se consumía por $ 100 hoy vale $ 139,6, entonces con $ 134 ahora se comprará el 96%).

El informe del Ieral (que supone una inflación anual de 40%) estima que en el caso de un salario bruto de $ 26.000 y una suba dentro del promedio, se terminaría el año con una pérdida de 5% del ingreso real, consideran­do el bono. El estudio agrega que quienes sí lograrían una mejora real de los salarios (si es que perciben un aumento nominal de 32%) son quienes pagan Ganancias, ya que la carga se alivió respecto de 2015.

Pero ese grupo no es mayoritari­o. La remuneraci­ón promedio de los asalariado­s del sector privado y formal rondaba en julio los $ 19.000, según el último dato oficial. Así, el bono ampliaría el ingreso anual (de 13 salarios) en casi el 1%.

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