La banda del millón
Una banda que alcanzó notoriedad por la serie de delitos que se le imputan ha logrado aún mayor difusión con dos videos cuyos integrantes aceptaron difundir y que circulan por las redes sociales. A sus miembros –la mayoría de los cuales aún se encuentran prófugos– se los acusa de un asalto cometido en septiembre en la sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires en General Rodríguez, donde se despojó de una importante suma al dueño de una empresa avícola.
Se ha hablado de delincuentes psicópatas y narcisistas por los alardes que hicieron en los videos, que recuerdan tanto a los de la ETA como a los de Estado Islámico (EI). Es difícil decidir si hay que poner el acento en la extravagancia absurda con la cual se han comportado en los videos o en la gravedad que entraña el hecho de que expongan sus delitos como un asunto natural de la vida cotidiana sin que se haya desbaratado en su totalidad la banda sometiendo a sus integrantes a la Justicia.
Se cree que quien ofició en esos videos como portavoz de “la banda del millón” es Matías Miratich. Tanto éste como los otros encapuchados que lo acompañaban en ambas transmisiones están imputados de otros graves delitos, como el asesinato de una mujer de 74 años. En una presentación osada e intrigante, quien hablaba en nombre del grupo amenazó a periodistas e incluso al presidente Mauricio Macri. El Ministerio de Seguridad bonaerense ha anunciado una recompensa por la captura de Miratich.
Llama la atención que sujetos a los que se supone privados de suficiente dominio de ciertas tecnologías puedan haber hecho semejante alarde de ellas. Lo hicieron, incluso, para acusar de cómplice a la policía, como si en el momento del atraco ésta hubiera sido responsable de la declaración previa del lugar como “zona liberada”. Se permitieron hablar también de un desarmadero de vehículos que funcionaría con protección oficial.
Antes de la aparición del segundo de los videos se había hecho saber que dos integrantes de la banda se hallaban detenidos, pero los delincuentes –o quienes ellos fueren– lo desmintieron en la grabación de referencia. A estas alturas, nadie podría asegurar nada sobre la real identidad de quienes protagonizaron aquellas escenas televisadas, aunque en general se suponga que corresponden a un grupo delictivo que se cree integrado por siete miembros. Es preciso que el gobierno provincial, con asistencia de los organismos de seguridad e inteligencia del Estado nacional, emplee todos los recursos apropiados para lograr el esclarecimiento de lo sucedido.
Por ahora, lo ocurrido es un episodio más de la inseguridad pasmosa en que 12 años de gobiernos kirchneristas sumieron a la principal provincia del país. Es eso lo único que queda en claro sobre lo acontecido, a la espera de que la suma ofrecida para quienes aporten informaciones valiosas pueda ayudar a revelar eventuales conexiones. Mientras tanto, quedan en las redes sociales las imágenes de los dos videos que, en definitiva, transmiten un intolerable mensaje de franca impunidad.