Demora de meses
Las increíbles contradicciones que los argentinos toleramos sin levantar la voz no dejan de sorprender. Mientras que, por un lado, nuestros dirigentes declaran la imperiosa necesidad de atraer inversión extranjera y la reinserción al mundo, la “normalización” del país, etc., los que efectivamente trabajamos en el país nos vemos obligados a tolerar que un organismo tan ineficaz como la Inspección General de Justicia demore meses en dar curso y registrar cualquier solicitud que llega a su estudio (constitución de sociedades, modificaciones de estatutos, reorganizaciones, etc.).
Sólo rezo porque las increíbles demoras actuales respondan a algún tipo de reorganización interna en lugar de ser un preludio de lo que vendrá. Francisco Lartirigoyen