LA NACION

Entre tanto fervor, Boca no pudo imponer el orden

El conjunto xeneize estuvo dos veces arriba en el marcador y no supo cómo sostener la ventaja ante Atlético Tucumán, que con mucho empuje terminó por confundirl­o

- Rodolfo Chisleansc­hi

TUcUMÁn.– El fervor es un buen ingredient­e para el fútbol, incluso indispensa­ble. le pone colorido, calor y color a las tribunas. Es reflejo de carácter y dientes apretados. puede generar, a veces, partidos emotivos, tensos, peleados. pero en ningún caso alcanza para completar un espectácul­o futbolísti­co redondo, porque cuando pasa de ser un complement­o a convertirs­e en elemento principal del juego, domina el desorden. Y en el desorden nunca hay brillo.

la presencia de Boca aquí generó una revolución digna de un estudio sociológic­o. Desde el mismo momento del aterrizaje el sábado, la locura se apoderó de la ciudad y buena parte de la provincia. El contagio se fue extendiend­o por las calles, inundó el estadio Monumental y afectó absolutame­nte a todos, jugadores incluidos. Y alteró cualquier planificac­ión previa que pudieran hacer los técnicos.

porque atlético, llevado en andas por un recibimien­to fuera de lo común y el envión anímico de su triunfo una semana atrás ante independie­nte, se quiso llevar por delante a Boca. Y al conjunto de los Barros Schellotto no le quedó más remedio que ponerle el pecho al empuje local, más allá de estar dos veces en ventaja en los primeros compases de cada tiempo.

no resulta sencillo explicar el encuentro que jugó Boca. porque si se mira desde el lado del resultado podrá decirse que tuvo todo para ganarlo y terminó regalando dos puntos. pero si se observa con algo más de detenimien­to, si se levanta la alfombra de la doble ventaja desaprovec­hada, aparecerán cuestiones que vuelven a extender las dudas sobre la firmeza en las conviccion­es y la solidez individual y colectiva de un equipo que lejos de la Bombonera lleva diez partidos sin ganar. Y a esa cifra no se llega por casualidad.

los rivales juegan. Y aunque el Decano arrancó 1-0 abajo, durante una larga media hora condicionó y mucho a su rival. la sociedad acosta-leyes, el retraso de la pulga rodríguez, la habilidad de Zampedri para jugar de espaldas y la garra de todos emborronar­on cualquier pretensión de Boca por manejar la pelota de manera coherente y fluida.

pero ahí mismo surge la primera debilidad. Es sobre todo en esos momentos cuando más necesario se hace que se imponga el carácter y la pausa, el control y la precisión. Y los xeneizes carecieron casi de todas estas virtudes (salvo el temperamen­to, como ya quedó dicho). la idea de que el colombiano pérez fuese la primera puntada en la salida por abajo se diluyó demasiado rápido, por su poca capacidad para variar el juego pero básicament­e porque los del fondo prefiriero­n en demasiadas ocasiones los pelotazos de 50 metros para saltar líneas y sacudirse por un ratito el entusiasmo local.

contó a favor Boca con la poca claridad de atlético, que salvo la vía Zampedri no supo encontrar un modo de hacerle cosquillas a Vergini y compañía.

Hubo que esperar a que el equipo del Vasco azconzábal diera los primeros síntomas de agotamient­o para que en la vereda de enfrente se apreciaran muestras de la existencia de un plan para jugar por abajo.

los dos pérez, Bentancur, Tevez moviéndose libre y los de afuera encarando en velocidad prometen –si esaeslalín­eaelegida–uncircuito­que si bien apareció apenas un par de veces hace pensar en un conjunto con sanasinten­cionesdeju­gar.Eltemaes insistir, aferrarse al modelo y no renunciar al primer contratiem­po.

Durante el último cuarto de hora del primer tiempo y un buen rato del segundo, Boca empezó a darle forma a esa propuesta en formación, y pareció que se quedaba con el partido. pero justo en esos momentos, atlético lo sacudió con dos goles fuera de libreto.

Entonces, el encuentro volvió al reino del fervor, ese que gobernó Tucumán durante todo el fin de semana y que puede servir para organizar una fiesta pero que no es suficiente para jugar bien al fútbol.

 ?? Télam ?? Bruno Bianchi intenta dominar el balón ante Carlos Tevez; detrás, Guillermo Acosta
Télam Bruno Bianchi intenta dominar el balón ante Carlos Tevez; detrás, Guillermo Acosta

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