TRAS ACTUAR EN EL BUE CON THE LIBERTINES, EL INGLÉS SE QUEDÓ EN BUENOS AIRES: SE PRESENTÓ EN MOD EL VIERNES Y ANTEANOCHE
El músico inglés mostró en MOD su cara más salvaje
claro que a Pete doherty no le gusta pasar inadvertido. después de presentarse en el festival bue con the Libertines –un show que también generó polémica, pero que sin dudas tuvo charm y el sello provocador y desaliñado de la banda inglesa–, el ex novio de la top model Kate Moss, otra personalidad irreverente, se quedó en buenos Aires unos días, oportunidad para que ealing Producciones, una agencia independiente dedicada a la organización de eventos relacionados con la música y el cine, programara dos conciertos en el Mod club de san telmo. Y doherty se encargó de transformar esas dos fechas en otra cosa. La primera había sido tan festiva como desordenada. La del sábado fue directamente caótica. Arrancó con un gran tema de los Libertines (“time for Heroes”) y se descontroló muy rápido, con gente invitada informalmente al escenario, una botella de Johnnie Walker etiqueta roja que el músico compartió con su audiencia y un repertorio de temas inacabados e interpretados a la manera de una celebración entre amigos pasados de copas. Hubo más temas de los Libertines, algunos de babyshambles y versiones destartaladas de “A Message to You rudy” (the specials), “West end Girls” (Pet shop boys), “there she Goes” (the La’s) y “twist and shout”, el clásico de Phil Medley y bert russell que popularizaron los beatles, elecciones que evidenciaron a qué linaje pertenece doherty. todo en medio de constantes interrupciones, disputas con la seguridad del lugar y, justo es decirlo, una enorme empatía con un público entregado a una velada auténticamente dionisíaca. Lo que a primera vista pareció un enorme desbarajuste también tuvo un sentido más valioso: doherty borró las fronteras que suele haber entre los artistas y el público, logró que todos se sintieran protagonistas de una noche inolvidable, que terminó con una retirada a tono con lo que había sucedido antes: después de tirarle al público dos guitarras, un teclado, dos micrófonos con sus respectivas jiraestá fas y un par de banquetas, se zambulló entre la gente y terminó atrapado por los encargados de la seguridad y ovacionado por sus fans. su performance recordó por momentos otra muy particular, la de chan Marshall (cat Power) en el Margarita Xirgu, allá por 2001 y también regada de whisky y constantes cortocircuitos. Aun en medio de toda esa locura, fue visiblemente amable con todos los sorpresivos invitados que lo acompañaron y, cuando terminó alguna, pudo dejar claro que lleva en su mochila un paquete de canciones memorables. Hace mucho que el rock se convirtió en algo prolijito, inofensivo y previsible. discípulo de otros reyes de copas anglosajones como shane MacGowan (the Pogues) y shaun ryder (Happy Mondays), doherty viene contradiciendo esa lógica desde que asomó la cabeza, hace más de quince años. brindemos por él.