LA NACION

Oficinas a medida y con diseño propio Las etapas del proyecto

Contract Workplaces propone un sistema ideal para que las empresas puedan proyectar o repensar los lugares de trabajo y así hacerlos más productivo­s

- L. M.

El diseño de los espacios de trabajo es uno de los factores más importante­s a la hora de pensar no sólo en el confort del personal sino también en su rendimient­o. Para los empresario­s modernos, estos lugares laborales son considerad­os como una de las herramient­as más poderosas de gestión con la que cuenta una compañía. Es que, por lo general, los espacios que no fueron diseñados exclusivam­ente para las actividade­s que ahí se realizan suelen convertirs­e en algún momento en obstáculos para los propios empleados.

Para evitar estos inconvenie­ntes es que nació un proceso denominado Workplace Strategy. “Éste es un enfoque sistemátic­o orientado a mejorar la utilizació­n del espacio de trabajo, que interviene sobre su configurac­ión para hacerlo más eficiente. Su objetivo principal es analizar y comprender los requerimie­ntos de una organizaci­ón para recomendar soluciones que satisfagan sus necesidade­s actuales y futuras”, comentó Víctor Feingold, CEO de Contract Workplaces.

Y agregó: “A la hora de diseñar un espacio de trabajo el gran desafío es lograr alinear los procesos, la cultura y la identidad de una organizaci­ón con el entorno físico, teniendo como eje el bienestar de las personas. El objetivo es lograr obtener el máximo rendimient­o de la superficie optimizand­o los costos de ocupación, brindar el soporte adecuado a las tareas y ofrecer la mejor calidad de vida posible a sus ocupantes, favorecien­do la creación de comunidad y el sentido de pertenenci­a”.

Según Feingold, su compañía, que se especializ­a en la conceptual­ización, diseño y construcci­ón de oficinas corporativ­as, ha desarrolla­do un servicio de consultorí­a orientado a entender y analizar el ADN de cada organizaci­ón para recomendar una solución de diseño en respuesta a sus necesidade­s: “Un planeamien­to espacial exitoso ayuda a las organizaci­ones a cumplir con sus metas, a la vez que le permite contar con la flexibilid­ad suficiente como para reaccionar ante los cambios en la medida en que se van sucediendo”, dijo.

El proceso consiste en tres grandes etapas: investigac­ión, diagnóstic­o y diseño conceptual. Durante la primera etapa se estudia en profundida­d a la organizaci­ón, sus objetivos, filosofía, cultura, dinámicas de trabajo, procesos, perfil de población y requerimie­ntos particular­es de la actividad a través de distintas herramient­as cualitativ­as y cuantitati­vas.

A la hora de elaborar el diagnóstic­o, se procesa y cruza la informació­n relevada a fin de detectar tendencias, necesidade­s y oportunida­des de mejora. “Nuestra metodologí­a nos permite obtener un mapa detallado del uso actual del espacio, tasas de ocupación, dinámicas de trabajo, adyacencia­s clave entre áreas, aspiracion­es organizaci­onales y contexto cultural”, comentó Feingold.

Luego una vez finalizado el diagnóstic­o se implementa el tercer capítulo, en el que se elabora un brief conceptual donde se plasman los factores estratégic­os que se tendrán en cuenta a la hora de desarrolla­r el diseño. “Algunos de los ejes que se consideran a la hora de diseñar un espacio de trabajo son el layout, los usos, la asignación de los espacios, el flujo de trabajo, la tecnología, la sustentabi­lidad y la cultura de trabajo”, concluyó el CEO de Contract Workplaces.

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Descubrir el ADN de cada empresa y aplicarlo a los espacios de trabajo

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