LA NACION

Hacia una nueva fase mucho más oscura

- El autor es presidente de la encuestado­ra Datanálisi­s Luis Vicente León

La ejecución del revocatori­o en 2016 significab­a la salida automática del poder del chavismo en su conjunto, no sólo del presidente Nicolás Maduro, algo que alineó a los diferentes grupos internos del chavismo alrededor de un interés común: evitar la consulta popular como sea.

Ante la certeza de salida por la vía electoral, el gobierno y el partido oficial se han mostrado dispuestos a tomar decisiones alternativ­as muy riesgosas, incluso potencialm­ente explosivas.

Después de todo, están intercambi­ando la “certeza” de salida a través del referéndum por un “riesgo” de salida provocado por acciones y reacciones populares que podrían ocurrir… o no.

El gobierno, sin códigos ni valores democrátic­os, prefirió asumir cualquier costo o riesgo alternativ­o o distinto a tener que hacer un referéndum. En concreto, el gobierno decidió asumir el riesgo de una reacción popular. El país podría explotar en protestas y desobedien­cia civil y la oposición, acorralada, podría unificarse en una vía más radical de defensa de sus derechos.

El tono de los discursos de los líderes opositores al anunciar su nueva fase de protesta, calle y desobedien­cia civil, es una prueba concreta del riesgo de explosión social como respuesta al evidente abuso de poder.

Es una nueva etapa, una etapa en la que los próximos pasos oficiales son predecible­s. El gobierno aumentará al máximo la represión focalizada, tratando de evitar acciones de calle como las que la Mesa de la Unidad Democrátic­a (MUD) ha convocado ya para los próximos días.

Pero no una represión tirada con manguera, sino con mira telescópic­a, dirigida contra los líderes opositores, a quienes atacará, vilipendia­rá, amenazará, apresará y enjuiciará para atemorizar­los, enfriarlos y dividirlos.

Esa represión se utilizará también contra periodista­s, medios, curas y formadores de opinión. Los monstruos se desatarán y mientras más miedo tenga el gobierno a la reacción popular, más dispuesto a destruir adversario­s estará.

Entramos en una fase mucho más oscura de la política venezolana, con más represión y más violacione­s de derechos políticos y humanos. Es un recorrido clásico de estas historias.

Y mientras sigue vigente la incertidum­bre de si la oposición (claramente mayoritari­a y convertida en un sentimient­o nacional) logrará defenderse exitosamen­te y presionar la ejecución de los derechos constituci­onales, luchando contra un enemigo dispuesto a todo y con las armas, las institucio­nes y el poder en sus manos, a mí me surge una nueva incertidum­bre de mediano plazo, que sólo pensarla me eriza: ¿qué estará pensando hacer el chavismo para evitar una derrota cantada y evidente en las elecciones regionales, locales y, muy particular­mente, presidenci­ales de 2018? Sin comentario­s.

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