Si se porta bien, teo es decisivo: guió a Central a la tercera final
Lo hizo otra vez Central, que por tercer año consecutivo se clasificó para disputar la final de la Copa Argentina. Una noche reivindicatoria de Teo Gutiérrez, artífice de las jugadas de los dos goles, acciones que sellaron el goleador Ruben, de cabeza, y Montoya, después de eludir a Olave, en el descuento. Un espaldarazo para el ciclo Coudet, que mientras en el campeonato camina a tientas, apuesta todos plenos a este certamen, con la ilusión de levantar el trofeo que como premio extra otorga una plaza para la Copa Libertadores 2017. Además, los rosarinos se embolsaron un cheque de 1.873.000 pesos. El rival saldrá del juego de hoy, en San Juan, entre River y Gimnasia y Esgrima La Plata.
Mientras las imágenes que se producían en Medellín y Chapecó reflejaban emoción y respeto, en los sentidos homenajes por la tragedia aérea que dejó un saldo de 71 muertos, entre ellos la casi totalidad del plantel de Chapecoense, en el estadio Antonio Romero, de Formosa, Belgrano y Rosario Central disputaron un arranque cargado nerviosismo y muy alejado del buen gusto. La fricción, los golpes –algunos sin pelota– y la fuerza desmedida, como la acción que determinó la expulsión de Farré, por una durísima falta sobre Teo Gutiérrez en la mitad de la cancha, resultó el común del juego. Un inicio en el que los cordobeses tuvieron intensidad y orden para incomodar a su rival, que desorientado se mostró incómodo y errático. Velázquez, primero con un remate de media distancia y luego con un pase atrás que no encontró un compañero para empujar la pelota al arco, fue quien mejor comprendió que el partido necesitaba más fútbol. Pero pasado el cuarto de hora, los rosarinos se amigaron con el balón, y si bien no dispusieron de situaciones de máximo riesgo, un cabezazo de Gissi y un ensayo de Lo Celso fueron avisos para Olave.
Las esporádicas apariciones de Lo Celso y el nulo desequilibrio por las bandas de Montoya y Fernández le quitaron vivacidad al libreto que dicta el técnico Coudet. Y el entretiempo poco le cambió a las características: Lo Celso estrelló la pelota en el palo y, de un despeje apurado de Martínez, Teo Gutiérrez –lúcido, manejando los tiempos y dejando destellos de su jerarquía– lanzó el centro para que Rubén se reencontrará con el gol y abriera el camino del éxito. La reacción de Belgrano fue sin ideas, con impotencia, como la de sus hinchas, que en el final chocaron con la policía. Descuidados en la defensa, un contraataque les arrebató el sueño a los cordobeses, ese mismo que atesoraron los canallas.