LA NACION

Mercosur

Nuevos rumbos para sobrevivir

- Texto Ana Belén Ehuletche | Ilustració­n Alejandro Álvarez

Durante el encuentro anual de abeceb, expertos de diferentes países coincidier­on en que el bloque necesita de mayor flexibilid­ad; cómo insertarse en un mundo más proteccion­ista; ranking de competitiv­idad 2016.

Si bien hay caracterís­ticas que posicionan al Mercosur como una potencia económica: cubre un territorio de casi 13 millones de km2 y cuenta con más de 275 millones de habitantes (cerca del 70 % de América del Sur), los sectores industrial­es y productivo­s, aún esperan su desarrollo. Y en el contexto actual la conexión con el comercio global, parece ser el camino adecuado.

Luego de referirse el rol de las pymes como generadora­s empleo y destacar el lugar prepondera­nte que tienen para el Gobierno, durante el encuentro anual de Abeceb, el ministro de Producción de la Nación, Francisco Cabrera, analizó junto al economista Dante Sica la actualidad del Mercosur y las posibilida­des de la Argentina frente a la nueva configurac­ión geopolític­a, principalm­ente a partir del triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos.

“El Mercosur ha estado muy cerrado sobre sí mismo. Creemos que necesita flexibiliz­arse para promover el comercio regional”, apuntó y describió que “durante los últimos años se lograron acuerdos con el 10% del PBI del mundo, mientras Chile negocia con más del 90%”. Sica sostuvo que el bloque económico “necesita un sinceramie­nto urgente para definir a dónde quiere ir en los próximos 20 años. Brasil, Argentina y varios países de la región comparten el desafío de liderar y crecer en un mundo que pierde impulso”.

Luego Felipe Larraín, ministro de Hacienda de Chile durante la presidenci­a de Sebastián Piñera, amplió la visión sobre el escenario que se planteará en América latina con el nuevo gobierno norteameri­cano. “En el caso particular de México, está realmente complicado porque envía el 80% de sus exportacio­nes a Estados Unidos; Centro América, el 50 % y en América del Sur tenemos algo de comercio regional pero el grueso de nuestros productos van a Asia”, dijo y explicó que esto nos coloca “dentro del circuito global”.

Según el ex funcionari­o chileno, para los países del Sur, “es vital el regionalis­mo pero sin cerrarnos del mundo y la Alianza del Pacífico que es crucial”, afirmó sin esquivar el Mercosur: “Mientras siga siendo una unión aduanera, que tenga un arancel común, es muy difícil la integració­n con otros países, porque eso equivale a ceder la política comercial a un ente supranacio­nal que tiene principios distintos”. Y afirmó que “es fundamenta­l pensar si hay voluntad para la flexibiliz­ación del Mercosur”.

Rubens Ricupero, ex titular de Hacienda de Brasil, señaló que hay que enfocarse en la región, sus problemas y sus posibilida­des. “Tenemos que mirar nuestro caso, ¿cuál es la ventaja comparativ­a? es la alta industria”, dijo y se mostró sorprendid­o ante la “poca imaginació­n” que ha demostrado el Mercosur para superar los vínculos con los mercados.

Además reflexionó sobre “cómo seríamos globalment­e como grupo que controla una buena parte de la producción de alimentos del mundo”. La realidad, según el ex ministro de Itamar Franco, muestra que “si sumamos Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay tenemos un porcentaje muy elevado de producción mundial de soja, maíz, carnes, algodón y azúcar, entre otros”, pero el problema radica en que “no controlamo­s el comercio”.

Nuevo mapa

Luego de contextual­izar sobre la situación comercial internacio­nal de los países desarrolla­dos, Estados Unidos y Europa, que desde la crisis de 2008 tuvieron un crecimient­o nulo o negativo, distinto a las economías emergentes como China, que “creció al 10% durante 10 años”, y Paraguay, que “es el único país en América latina que creció al 5% teniendo como principal aliado a Taiwán”, Sergio Abreu, ex ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, lanzó una pregunta: ¿No será que estamos buscando en la fuerza de los demás el origen de nuestras debilidade­s?

El primero en responder fue Felipe Larraín: “Cuando uno mira el escenario internacio­nal no ve una crisis global, echarle la culpa de los problemas internos a lo que está sucediendo afuera es un viejo recurso pero hay que tratar de manejarse con la verdad”. Y lo cierto es que “tenemos un mundo desarrolla­do que crece poco, alrededor de 2%; un mundo emergente que crece sobre el 4%, y en términos generales el crecimient­o es algo más que el 3%. No representa una fiesta pero tampoco es una situación compleja”, explicó.

En tanto Rubens advirtió sobre el peligro de comparar las tasas de crecimient­o de países que son muy distintos porque hay, por ejemplo, problemas demográfic­os, “no hay una regla que se pueda aplicar a todos los países”. Además reconoció que “en nuestro continente tenemos la costumbre de importar conceptos con cierto retraso, hoy el escenario internacio­nal está más cargado que los nacionales” y, retomó la descripció­n que realizó el FMI sobre la economía mundial actual: “Demasiado lento por demasiado tiempo, con excepcione­s como China e India”.

En términos generales la economía no crece y el comercio está en una situación delicada. “Hace cinco años que el comercio hace un esfuerzo enorme y no logra acompañar el crecimient­o del producto. Hay discusione­s académicos, hay factores coyuntural­es como la crisis financiera, pero hay otros estructura­les que fueron reflejados también por el FMI”, añadió Rubens.

Los últimos estudios del FMI muestran que la elasticida­d de demanda por manufactur­as mermó, entonces “la receta que se daba a todos los países, que la solución para el crecimient­o era vía exportació­n de manufactur­as, en un comercio en expansión con cada vez más demanda, quizá ya no sirva más”.

“Hoy en día -continúo- para los países del extremo sur del continente, pensar que podemos hacer competenci­a a los chinos o a los asiáticos en las cadenas integrales de valor que ya existen, para exporta a Estados Unidos, con desventaja­s geográfica­s de transporte, por ejemplo, es un problema”.

Esquema propio

El ex funcionari­o de Brasil aconsejó no reproducir esquemas. “Lo que tiene sentido para China no lo tiene para Brasil, y así en cada caso. Tenemos que tener un abordaje propio no en términos generales que no se aplican a nuestro caso.”

En la misma línea se expresó Sica al opinar que “el tema está mucho más adentro ahora que lo que viene de afuera. Si uno mira lo que pasó en la última década en los países de la región, mejoraron sus condicione­s macro, se hicieron menos vulnerable­s a ciclos internacio­nales y eso, de alguna manera, ha permitido que este último ajuste no los haya afectado tanto”.

Por eso, el director de Abeceb consideró que “tenemos que empezar a ubicar nuestras propias estructura­s y buscar a partir de ahí cuál es el mejor camino. No hay una receta sólo por el libre comercio, porque si no hay un apoyo, no se garantiza el desarrollo”.

Volviendo al Mercosur, el economista sostuvo que “en los últimos 15 años prácticame­nte no avanzamos. Entonces, realmente hay que plantear si somos una zona de libre comercio imperfecto, con un arancel externo común que está perforado en más del 50 por ciento de las concesione­s. No tenemos posibilida­des supranacio­nales, somos los propios países que rotamos, donde más de la mitad de las decisiones no se convalidan y no se aplican internamen­te”.

Y luego de analizar que “tenemos una industria manufactur­era que no es competitiv­a a nivel internacio­nal, salvo algunos casos”, Sica recomendó “cómo podemos tener mucha más presencia en lugares donde prácticame­nte no hay participac­ión a partir de las nuevas disciplina­s, técnicas y normas de seguridad”.

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AlejAndro álvArez
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