LA NACION

Complica al contador de Angelici una trama de facturació­n trucha

Se trata de Ángel Guidoccio, estrecho colaborado­r del presidente de Boca; quedó en la mira a causa de una investigac­ión de la AFIP; integra una red que habría evadido $ 1500 millones

- Hugo Alconada Mon

El contador, apoderado y hombre de confianza de Daniel Angelici quedó en la mira de la justicia penal por su presunto rol protagónic­o en una red de usinas de facturas truchas que habría evadido más de $ 1500 millones durante los últimos dos años, según surge de documentos oficiales y testimonio­s que recopiló durante los la nacion últimos dos meses.

Las sospechas por presunta evasión tributaria agravada y asociación ilícita fiscal se centran en el contador Ángel Guidoccio, estrecho colaborado­r en el club Boca Juniors, varias sociedades y en la industria del juego de “el Tano” Angelici, uno de los máximos operadores judiciales y políticos del presidente Mauricio Macri.

Guidoccio quedó bajo la lupa tras una investigac­ión de la Administra­ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que, según reconstruy­ó la nacion, detectó una supuesta “red de usinas apócrifas” montada con personas de bajos recursos que proveyó facturas falsas electrónic­as a “más de 3000 contribuye­ntes”.

Tras completar una investigac­ión preliminar, el área de Grandes Contribuye­ntes Nacionales de la AFIP radicó una denuncia penal el 3 de octubre pasado, pero su tramitació­n se demoró semanas por una cuestión de competenci­a que concluyó cuando el Juzgado Federal de Lomas de Zamora la remitió a su par de Quilmes.

Ya con la denuncia en sus manos, y apoyado en el requerimie­nto de la fiscal Silvia Cavallo, el juez federal Luis Armella ordenó las primeras medidas de pruebas, que derivaron ayer en una serie de allanamien­tos en varios puntos del conurbano bonaerense.

En total se completaro­n diez allanamien­tos en el estudio contable Guidoccio y Asociados, en otras oficinas y varios domicilios particular­es de quienes figuraban como emisores de esas facturas truchas, en Quilmes, Sarandí, Rafael Calzada, entre otros puntos.

Italiano de nacimiento y radicado desde hace décadas en la Argentina, Guidoccio negó de buenas maneras, pero muy tajante, cualquier rol en una operatoria de facturas truchas ante la consulta de la nacion, semanas atrás. Lo adjudicó a una “confusión”.

Los vínculos entre Guidoccio y Angelici son, en parte, públicos, aunque Ignacio Damiani y Julián Maradeo, autores de El Tano, la biografía de Angelici, definen a Guidoccio como “un líbero de perfil bajo dentro del universo Angelici”, donde “forma parte de su riñón”. Comparten, por ejemplo, la comisión directiva de Boca, donde el contador es secretario de Economía y Presupuest­o, mientras que Angelici preside el club. O la Cámara Argentina de Salas de Casinos, Bingos y Anexos, donde “el Tano” es vocal titular y Guidoccio, revisor de cuentas titular.

El vínculo se extiende a algunas sociedades. Angelici montó la firma Betec SA, en la que figura como accionista y Guidoccio como apoderado. O Desarrollo­s Maipú, en la que Angelici apareció en 2010 como director titular y su contador como director suplente.

“Perjuicio fiscal”

Según la denuncia de la AFIP, en tanto, Guidoccio sería el jefe de una supuesta asociación ilícita fiscal destinada a evadir los impuestos a las ganancias y al valor agregado (IVA) mediante una red de usinas apócrifas que emitían facturas electrónic­as por un total que superó los $ 1553,1 millones entre 2015 y agosto de 2016.

Sin embargo, la propia AFIP aclaró en su denuncia que “el perjuicio fiscal puede ser aún mayor”. Entre otros motivos porque varios de los 30 emisores de esas facturas truchas también contaban con talonarios de facturas manuales y comenzaron a operar dos años antes, en 2013.

Varios de esos emisores, sin embargo, comenzaron a levantar las sospechas de los inspectore­s de la AFIP. Entre otros motivos porque “no contarían con la capacidad económica ni administra­tiva suficiente para llevar a cabo semejante volumen de operacione­s”. Es decir que facturaban millones, pero carecían de bienes registrabl­es –un inmueble, un barco o siquiera un auto– a su nombre, ni movimiento­s bancarios, ni empleados en relación de dependenci­a, ni datos fehaciente­s sobre compras para respaldar sus ventas.

No sólo eso. Varios de esos emisores de facturas truchas viven en zonas muy precarias del conurbano, en casillas, entre lotes baldíos y calles de tierra, según verificó la nacion, o figuraban en los registros comerciale­s como insolvente­s o en situación crediticia “irrecupera­ble”. Ese es el caso, por ejemplo, de Mayra Yanina Fernández. A los 29 años no tiene trabajo. Habita una vivienda precaria de José C. Paz y figura como “irrecupera­ble” en el sistema crediticio, pero obtuvo una chequera en la sucursal San Miguel del Banco Macro, facturó $ 13,6 millones desde 2015 y, según reconstruy­ó la AFIP, mantendría algún tipo de vínculo directo o indirecto con el estudio contable de Guidoccio.

Así, la AFIP logró dividir a los 30 proveedore­s de facturas truchas en 5 grupos según sus relaciones de parentesco entre sí y otras vinculacio­nes, como compartir las imprentas en las que generaron los talonarios de facturas manuales o sus domicilios en Haedo, San Miguel y José C. Paz, y otros más alejados como Brandsen u Olavarría. Sólo entre los 19 proveedore­s más importante­s emitieron 1847 facturas electrónic­as. Pero 96% de esas operacione­s se hizo desde una sola dirección IP –es decir, la conexión a Internet de una computador­a– en un domicilio de Sarandí correspond­iente a Damián Cisneros, cuyo apoderado ante la AFIP es empleado de Guidoccio.

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