Mecenazgo y promoción cultural
Las acciones de mecenazgo, como se conoce el apoyo que individuos o empresas otorgan a artistas o científicos a fin de permitirles desarrollar su obra, han venido creciendo en el país, aunque no lo suficiente.
En la ciudad de Buenos Aires, merced a la ley 2264, existe un régimen de promoción cultural que permite al sector privado que tributa ingresos brutos derivar hasta un diez por ciento de esta carga impositiva al apoyo de proyectos culturales que han sido previamente evaluados y seleccionados en el ámbito del Ministerio de Cultura porteño.
En sus casi ocho años de vigencia, este instrumento se ha transformado en una muy interesante herramienta de promoción y difusión de actividades culturales, desde teatrales hasta audiovisuales y desde el apoyo a grupos musicales o de danzas hasta a la edición de revistas y libros o la realización de exposiciones de artes plásticas.
Pueden así mencionarse la puesta en valor del teatro Coliseo, las obras de títeres para niños internados en el hospital Garrahan, el teatro comunitario en Parque Patricios, innumerables proyectos de primera grabación para grupos musicales juveniles, el desarrollo de centros culturales en las villas 31 y 24, y el sostenimiento complementario de ciclos musicales o de cine, entre muchas otras valiosas iniciativas.
El Consejo de Promoción Cultural, máxima autoridad en este régimen, concluirá aprobando este año más de 700 proyectos que estructuran una verdadera trama de disciplinas y que recorren no sólo una variada geografía, sino también una amplia gama social.
De la misma manera que es esencial el aporte incesante de los emprendedores culturales con sus proyectos, resulta también imprescindible la participación del sector privado en esta actividad que no tiene costo para las empresas. Por eso es vital que se promueva esta magnífica herramienta para incrementar nuestro acervo cultural y dar oportunidades a tantos artistas, especialmente a aquellos más jóvenes, que buscan mostrar su talento y carecen de los recursos económicos para hacerlo.
En una sociedad en la que existen islas sociales, económicas y educativas, es necesario construir puentes y la cultura es uno de los principales insumos para cimentarlos. El mecenazgo no sólo ha demostrado ser un constructor de puentes, sino también un excelente instrumento para la integración social, por lo cual cabe alentar al sector privado a participar más activamente de esta clase de iniciativas.