Tiger, el ganador sin urgencias, sabe que el camino será largo
Volvió a jugar un torneo después de 15 meses, un lapso en el que fue operado dos veces en la espalda, y a los 41 años busca recuperar también la mente; quedó penúltimo entre 18 en la primera vuelta
“El próximo en jugar: por favor den la bienvenida al anfitrión del torneo y cinco veces campeón, Tiger Woods”. La fórmula del presentador de cada torneo, en cada salida, rebotó en los aplausos y chiflidos típicos del público norteamericano en los espectáculos deportivos. Pasaron 466 días desde que se oyeron aquellas palabras por última vez en un torneo del PGA Tour, a las que ahora se adosó el dato de que el ganador de 14 Majors es el anfitrión desde la Fundación Tiger Woods, beneficiaria del Hero World Challenge, el campeonato del regreso.
El primer golpe de Woods, con un híbrido, dejó la pelota entre dos búnkers; el segundo se posó en el green del par 4, donde embocó tras dos putts. Lo mejor de la ida fue el birdie en el par 3 del 8, donde dejó la pelota a medio metro desde el tee. Allí estaba -4 y compartía la punta, entre otros, con J.B. Holmes, que terminó en el primer puesto con 64 (-8). Las miradas que trataban de escrutar en qué forma volvía el ex N° 1 del mundo se encendieron. El campeón no daba señales negativas. Sus fans quieren que se siga acercando a la marca de 18 Majors de Jack Nicklaus y a los 82 títulos de Sam Snead (suma 79 hasta hoy). Que siga siendo su héroe.
Sin embargo, la vuelta fue bien distinta para Tiger. Ya en el 9 hizo su primer bogey, al que se sumó el del 11; en el 15, un birdie lo dejó -3, pero no alcanzó para volver al ritmo del primer tramo: doble bogey en el 16 y el 18, con caída en el agua incluida, sellaron la tarjeta de 73 (+1) con la que finalizó penúltimo en un certamen que no tendrá corte.
Desde agosto del año pasado, Tiger sumó dos cirugías a una que ya había sufrido en la espalda y tuvo la inactividad más prolongada de su carrera, y ahora, superada la convalescencia, su problema se instaló en la mente. Dos deserciones en torneos que iban a marcar el regreso (el Safeway Open, en el comienzo de la temporada del PGA Tour, y el Abierto de Turquía) alimentaron las dudas y le dieron pie a aquella declaración en la que aseguraba que no quería aparecer “vulnerable”.
Sucede que es una elite de 18 jugadores la que se reunió en el Albany Golf Club de la isla de New Providence, Bahamas. Tres ganadores de Majors (Dustin Johnson, Henrik Stenson y Jimmy Walker), el podio de los Juegos Olímpicos (Justin Rose, Henrik Stenson y Matt Kuchar) y los top ten Jordan Spieth, Patrick Reed (héroe norteamericano en la Copa Ryder), el defensor del título Bubba Watson y Hideki Matsuyama están en la lista. “Cada año reunimos un grupo top, con los mejores golfistas de la temporada anterior”, se enorgullecía Woods cuando se conoció el field.
“Me sentí bien de tener esta adrenalina corriendo de nuevo, como siempre cuando se acerca el momento del torneo. Pasó mucho tiempo”, comentó después de la primera vuelta, que tuvo dos partes tan contrastantes. “Ya desde el hoyo 1 volví a sentir que estaba en control para jugar mi mejor golf. Eso fue muy bueno. Pero lo mejor fue que en el hoyo 2 estaba como si los 15 meses sin jugar no hubieran existido”, siguió Woods, cuya mayor preocupación tal vez estuvo en el driver que estrenó ayer: sólo encontró 6 fairways. “Fue la parte más difícil del cambio de equipo. Traté de pegar derecho, pero los tiros no salían como antes, fueron algo diferentes”.
Aunque quedó a 9 golpes del líder, el actual N° 898 del ranking confía en que el escenario para lo que resta en el Albany Golf Club sea bueno. “Hice lo que esperaba. Si se observa bien, por supuesto que cometí errores tontos, que normalmente no tengo, pero nunca dejé de pegarle. Puedo superarlo, tengo tres días más.
“Lo intenté como en toda mi trayectoria –agregó– , pero nunca será lo mismo. Hoy ocurrió eso, definitivamente. Piensen en esto: mandé tres pelotas a los arbustos y una al agua. Podría haber sido algo bueno sin eso. Después de un comienzo sólido cometí errores, no jugué muy bien los pares 5 en la mitad del recorrido y eso me llevó por el camino equivocado”.
La cuestión, ahora, está más allá del score o de la ubicación en el tablero. Un paso dentro del regreso, que puede llevar un tiempo para consolidarse en forma de resultados. Hacen falta mucho más que cuatro rondas ante un pequeño grupo de rivales (pero enorme en clase) , aunque está claro que para un ganador como él no fue el esperado. La distancia que lo separa hoy de los mejores no se salva en un día, ni en un torneo.
Según cómo se lo analice, muchos estarán de acuerdo con Tiger, que adujo hace unos meses que, casi a los 41 años (los cumple el 30 de este mes) la recuperación del físico no es tan rápida como antes. Como para calmar a sus incondicionales.
En este aspecto, Woods puede detenerse en el caso de su compatriota J.B. Holmes, justamente el puntero del Hero World Challenge, todo un ejemplo de superación. En 2011 le fueron diagnosticados defectos estructurales en el cerebelo, por lo que debió ser sometido a varias operaciones para reparar malformaciones derivadas de la enfermedad de Chiari (se obstaculiza el flujo de líquido cefalorraquídeo), que entraña las consecuencias menos deseadas para un deportista: altera los sentidos, la sensibilidad, el equilibrio y la motricidad. Semejante recuperación le valió el Ben Hogan Award de la Asociación de Periodistas de Golf de los Estados Unidos. Desde aquellos episodios, Holmes ganó dos torneos del PGA Tour. Pero nada de esto evitará que las miradas sigan puestas en Tiger, hoy.
Entre los dieciocho jugadores del campeonato está el argentino Emiliano Grillo, que en el comienzo de su segunda temporada ya le está haciendo honor a la distinción de Novato del Año. Con 70 golpes (-2) iguala el 10° puesto, luego de anotar seis birdies y cuatro bogeys, el último, doloroso, en el 18, donde falló un putt de unos 40 cm tras un buen approach. El chaqueño es el único latinoamericano en el campeonato y su posición es expectante, a 6 golpes de Holmes.