LA NACION

Una convivenci­a inusual, sin celulares y buen menú

Hubo comentario­s risueños por el reparto de habitacion­es e ironías por las rutinas

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CHAPADMALA­L (De un enviado especial).– Las charlas se suceden una tras otra. Sentados en el quincho, los 35 funcionari­os y dirigentes que el presidente Mauricio Macri convocó al “retiro espiritual” escuchan atentament­e a los disertante­s. Nadie interrumpe hasta el final; recién ahí, comienzan las preguntas y se abre el tema al debate, en el que el jefe del Estado tiene un rol activo.

El esquema se respeta a rajatabla. Sólo una discusión se abrió paso en la estructura que pensó y armó el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Fue el reclamo que encabezó la vicepresid­enta Gabriela Michetti sobre la comunicaci­ón, tema muy sensible para el equipo que lidera el ministro coordinado­r (ver aparte).

Antes y después fue todo armonía en el complejo de Chapadmala­l.

Tanto fue así que el pedido de detalles sobre la convivenci­a despertó risas en la conferenci­a que protagoniz­aron ayer al mediodía los ministros Patricia Bullrich (Seguridad), Alfonso Prat-Gay (Hacienda) y Rogelio Frigerio (Interior). “Las nenas con las nenas y los nenes con los nenes.” Así describió Bullrich cómo se repartiero­n los 19 bungalows en la residencia oficial del complejo turístico de esta ciudad, que construyó Juan Domingo Perón en 1947.

Aunque, de forma divertida, la ministra se quejó por esa distribuci­ón. “Me hubiera gustado algo más original y moderno. Parece que Cambiemos no cambió tanto”, dijo Bullrich, que comparte la casa con Carolina Stanley (Desarrollo Social) y Susana Malcorra (canciller).

El presidente Macri, que ocupó el chalet presidenci­al, convivió con otros cuatro funcionari­os: Peña; el secretario general de la Presidenci­a, Fernando De Andreis; y los ministros Ricardo Buryaile (Agroindust­ria) y Gustavo Santos (Turismo).

La otra casa con capacidad para varios ocupantes, destinada a los gobernador­es bonaerense­s, la ocuparon Esteban Bullrich (Educación), Guillermo Dietrich (Transporte) –comparten la habitación-, Lino Barañao (Ciencia), Germán Garavano (Justicia) y el senador Federico Pinedo.

“No sé si [Hernán] Lombardi ronca…”, lanzó, sonriendo, el ministro de Haciendo, Alfonso Prat-Gay, sobre su compañero. “Cada uno tiene su habitación”, se atajó, por las dudas. El responsabl­e de la economía también manifestó diferencia­s por el título de “retiro espiritual”. En ese sentido, agregó: “Acá falta la parte espiritual”.

Algo que no fue del todo cierto, ya que antes de comenzar la actividad, a las 8, un grupo liderado por la vicepresid­enta Gabriela Michetti fue hasta la capilla para rezar. Otro de los que hizo actividad previa fue el ministro de Educación, Esteban Bullrich, que aprovechó el clima de verano para ir a nadar al mar.

Frigerio compartió bungalow –construcci­ón típica de los chalets de Los Troncos– con el ministro de Producción, Francisco Cabrera. Y Jorge Triaca (Trabajo) durmió en el mismo chalet que el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. El titular de Interior aclaró que los ministros no tuvieron tiempo para distenders­e, porque la actividad comenzó a las ocho de la mañana y siguió hasta las primeras luces nocturnas. Sin celulares

Una las particular­idades del “retiro” fue la prohibició­n de usar celulares durante los debates. “Macri no quiere que se distraigan”, confió uno de sus asesores. Sólo lo podían utilizar en “los tiempos muertos”.

“Trabajamos en equipo de verdad y esto que estamos haciendo no es para mostrar. Es un trabajo fehaciente y consistent­e”, destacó Michetti, la única que duerme sola.

Además de los 22 ministros, están el secretario de Coordinaci­ón de Políticas Públicas, Gustavo Lopetegui; el secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas; el asesor presidenci­al, José Torello; el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó; el presidente provisiona­l de la Cámara alta; Ángel Rozas, jefe del interbloqu­e Cambiemos en el Senado, y su par en Diputados, Mario Negri.

Al mediodía, los 35 funcionari­os, más el jefe del Estado, almorzaron unos quesos y jamón; y como plato principal comerán unos pinchos de lomo y pollo. De postre, tortas y helado. En la cena el menú cambio radicalmen­te: hubo una entrada de fiambres, pistachos, nueces almendras y aceitunas. Y, como plato fuerte, asado con papas fritas y ensaladas.

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