¿Vuelve el papel? Los fanzines ganan lectores más jóvenes
Elaborados de manera casera y autogestiva, los autores de estas revistas fotocopiadas y personales celebran hoy su fiesta en Palermo
En la era de Internet y de la muerte del papel como soporte, no son pocos los que encuentran en la fotocopia una forma de comunicación y arte alternativo. ¿Vuelve el papel? Para confirmarlo hoy se realizará una nueva edición Buenos Aires Fanzine Fest, que por sexto año consecutivo reunirá a editores y fans de un formato rebelde por definición.
Para muchos es el medio de expresión más urgente y poderoso que ha dado a luz la contracultura. A diferencia de los medios masivos, el fanzine es un proyecto autogestivo, producto directo de la expresión personal, donde cada cual es el propio editor de una publicación que puede intercambiarse, venderse en alguna feria o repartirse en forma gratuita. El principio fundamental es que cada cual puede crear su propia publicación al margen de los grandes medios de masas.
Se trata de una tendencia en aumento y para demostrarlo, basta acercarse a esta sexta edición de Buenos Aires Fanzine Fest, una feria sobre este tipo de publicaciones gráficas hoy, en la galería Convoi, de Palermo. “Básicamente, un fanzine es una publicación independiente que tiene libertad de formato y distribución. Se puede reproducir en fotocopias, en colores, con materiales y de maneras diferentes. Los contenidos también dependerán de cada edición: pueden ser solamente visuales, de textos, de fotografía, de cómics, de música, de historia”, sintetiza Débora Gutman, diseñadora gráfica de la FADU y organizadora del Fanzine Fest.
En cualquier caso, lo que diferencia al fanzine del resto de las publicaciones es que su formato, distribución y contenido se hacen de manera independiente y autogestiva. Generalmente la edición la realiza el propio autor o una pequeña editorial, pero de manera bastante directa, sin demasiado filtro, más pensando en los propios intereses y necesidades que en “lo que vende” o lo que pueda interesarle al público en general. “No hay un trabajo de marketing detrás ni necesidades comerciales, por eso los contenidos publicados son tan amplios como los gustos de las personas que participan. Si bien suelen ser impresiones de bajo costo para facilitar su distribución, también se realizan ediciones limitadas impresas en técnicas más complejas como la serigrafía o el grabado”, explica Gutman.
Hay que decirlo, la producción fanzinera es efímera. Pueden aparecer en serie durante años o publicarse un único número. A veces son anónimos, sin fecha, sin paginación, y a menudo la tradicional noción de autoría es rechazada. Otra característica son las tiradas muy cortas, hasta 1000 ejemplares.
Según explican sus organizadores, el movimiento fanzine es demasiado grande y errático, por lo que se dificulta un poco llevar un registro con precisión. Igualmente, varias instituciones como la FADU y el Centro Cultural Rojas este año comenzaron a crear sus propias fanzinotecas. “Sería interesante que surgieran más fanzinotecas o registros para todas las temáticas, que agrupen a sectores grandes como los fanzines de cómics –recientemente presentaron una muestra en el Centro Cultural Recoleta–, los fanzines de la escuela punk y los de arte”, advierte Gutman, que además coordina Ediciones de Cero.
Por lo pronto, en su edición 2016, Buenos Aires Fanzine Fest cuenta con una mayoría de editoras orientadas a las ilustraciones, las texturas, el collage y la fotografía, a las que también se incorporan otras variantes de contenido. Y como en cada edición, buscará indagar y profundizar en las últimas novedades del mundo gráfico. “Por ejemplo desde 2014/15 se está usando mucho la risografía, que es como hacer fotocopias con matriz (símil fotoduplicación), pero con cuatro colores de tóner. Esto aporta otra herramienta novedosa con muchas posibilidades para las editoras de alto contenido visual.”
Muchos de los editores de fanzines (hay cientos) llegan desde áreas tan diversas como el diseño gráfico, la fotografía, la literatura o la ilustración, como un medio para la autoexpresión, la comunicación, para compartir información y para entretenerse, pero no persiguen fines comerciales. Puede afirmarse que los fanzines hoy ocupan un rol de comunicación fundamental para formas culturales marginadas por los medios masivos. En la Argentina existen cada vez más fanzines que incluso han incursionado en la red. Internet y la facilidad para maquetar (diagramar) en HTML han facilitado la distribución y el formato de estas publicaciones en digital. Las nuevas revistas electrónicas se denominan e-zine, y es requisito suscribirse. Pero esa ya es otra historia.