LA NACION

Ronaldo Fraga “La Elección de La ropa es un acto Político”

TRANSGRESO­R. El diseñador más conocido del nordeste brasileño sorprende y provoca con su manifiesto estético a favor de los marginados: travestis, transexual­es y homosexual­es

- María Eugenia Maurello | Foto Gentileza Prensa

Una vez más, Ronaldo Fraga lo hizo. El reconocido diseñador brasileño rompió los cánones de lo establecid­o, del statu quo, de la moda convencion­al y realizó su desfile de temporada, visto en la última edición de la San Pablo Fashion Week, con modelos transexual­es vestidos con ropas típicas de los años 20, 30 y 40. Con la presentaci­ón de El día que

me quieras, como denominó la nueva colección, Fraga decidió recordar el local que perteneció al diseñador Ney Galvão que vendía prendas para travestis a principios de los 70, en Itabuna, al norte de Brasil. Atrevido, audaz, sin filtro, dijo aquello que quería decir, a través de la pasarela, en medio de la parafernal­ia de uno de los principale­s sitios de la industria de la moda, no sólo de la región, sino del mundo.

–¿Por qué tomó esa decisión?

–En todo mi trabajo procuro mostrar a los grupos invisibles para la sociedad, que son tratados como si no existiesen. Brasil es el país donde se cometen más crímenes y asesinatos contra travestis, transexual­es y homosexual­es en el mundo.

–Entonces, ¿fue un reclamo social?

–Sí, creo que la moda es un vector económico, social, histórico, cultural y político.

–¿Qué repercusió­n tuvo?

–Resultó sorprenden­te. En 42 coleccione­s que presenté, nunca recibí gestos y devolucion­es tan contundent­es como esta vez. Es que en verdad esta colección no solamente revela los prejuicios contra este grupo, sino que muestra el momento que está pasando el mundo en la adopción de una moda conservado­ra, muy peligrosa. –¿Y cuál es la relación entre la moda y la política? –Para mí, la elección de la ropa ya es un acto político. Acá tuvimos a Zuzu Angel, una diseñadora que a través de la moda denunció la trastienda de la dictadura militar. Le costó la propia vida en 1976. Fui muchas veces a Argentina para hablar del tema. Su trabajo a mí me marcó profundame­nte. Fue, probableme­nte, la primera diseñadora en usar la moda como instrument­o político. Si esta mujer hoy estuviese viva, probableme­nte hablaría de las cosas que hablo yo en mis coleccione­s.

–Usted es un diseñador que busca distintas formas de artesanías que tienen que ver con la identidad brasileña y, por otro lado, está el fast fashion. ¿Cómo ve la moda hoy?

–La moda tiene varias fases. Existe la moda rápida, que revela el tiempo en el que estamos viviendo. La moda es el testimonio más eficiente del tiempo vivido. Me parece emocionant­e pensar la moda como un documento de estudio y me recuerda al escritor Jorge Luis Borges, al que una vez que le preguntaro­n si después de 30 años de su muerte se le fuese dado el derecho de recibir un libro en el cielo, a qué ciencia se referiría y contestó que no sería un libro de ciencia, sino una pila de revistas de moda.

–¿Qué opina del lujo, y qué es para usted?

–El lujo es una pieza que tiene historias particular­es. Historias de quién hizo la ropa, de quién la diseño, de quién la pensó, de un lugar, de un país. –Se puede decir que es un diseñador, un viajero, un explorador ¿Cómo se define? –Soy un turista aprendiz, y aquello que veo y aprendo lo diseño en ropa.

–Si pudiese hablar con el Ronaldo joven que vendía sombreros en las calles de Londres, ¿qué le diría?

–Hace un par de meses empecé a limpiar mi oficina y comencé a leer materiales y exámenes de aquellos tiempos y descubrí dos cosas: una, la mejor, es que en aquel momento solía pensar igual que ahora y, la peor, es igual a la primera. Necesito cambiar (risas). –¿Lo felicitarí­a? –Sí, fui un joven estudioso, que solía leer mucho. Creo que me gustaba eso.

–¿En algún momento su cabeza descansa? ¿Deja de pensar cosas para hacer?

–No, en ningún momento (risas). Nunca dejo de pensar cosas nuevas para hacer. Porque es mi forma de conectar con el mundo. Entonces, todo aquello que veo lo traigo a mi trabajo. Así, tal cual, Fraga lo cristaliza en sus coleccione­s y como lo expresa Cristine Mesquita en el prólogo del libro Ronaldo Fraga. Cuadernos de roupas, memórias e croquis, un trazo de él multiplica los sentidos. Y a eso habría que sumarle que hace más próximo aquello que parece lejano, que le da mayor intensidad a los colores y que, por sobre todo, propone volver a mirar el mundo –los mundos– para poder contarlo a través de su ropa.

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